Un artículo de María Martínez Castro,
fisioterapeuta especializada en Neurología y Geriatría,
fundadora de Fisiosenior y autora de la web de ayudas técnicas  y otros recursos Facilitando


Entendemos por síndrome geriátrico a un conjunto de cuadros médicos originados por la confluencia de varios factores y enfermedades y que tienen lugar en el anciano. Muchas veces son origen de incapacidad social o funcional. Entre los grandes síndromes geriátricos encontramos: la polimedicación, la incontinencia urinaria y fecal, síndrome de inmovilización, caídas, mala higiene buco-dental, desnutrición, problemas del sueño, alteraciones cognitivas y depresión, problemas de los sentidos de la vista y el oído, etc.

Como fisioterapeuta experta en geriatría me voy a centrar en uno de los síndromes que más afectan a los mayores y por el cual recibimos la mayoría de las consultas: las caídas.

Las caídas se pueden deber a factores externos y ser accidentales como por ejemplo un tropiezo con una alfombra, o a factores intrínsecos como por ejemplo un mareo. La gran mayoría de las caídas en personas mayores están relacionadas con deficiencias neuromusculares, sensoriales y osteoarticulares.

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Las caídas son uno de los síndromes geriátricos que más pueden afectar a la calidad de vida de la persona mayor

Nos hallamos ante un problema de gran magnitud:

  • Las caídas representan en España el 80% de los accidentes domésticos.
  • Anualmente se caen el 30% de los mayores de 65 y el 40% de los mayores de 75 años.
  • El 90% de las fracturas de cadera, muñeca o pelvis en personas mayores están relacionadas con caídas.

La caída en sí puede ser más o menos importante y necesitar atención médica, el problema radica en la cantidad de consecuencias negativas que desencadena como puede ser el síndrome post-caida en el que la persona entra en un círculo de miedo, disminución del movimiento, pérdida de autonomía y pérdida de las capacidades funcionales. Es entonces cuando se pueden sumar además otros síndromes geriátricos como la inmovilización, pérdida de la calidad del sueño, problemas cognitivos, depresión, incontinencias…

Como todo síndrome geriátrico, las caídas son multifactoriales y debemos intervenir en los diferentes niveles si queremos prevenirlas o tratarlas de manera eficaz.

¿Qué podemos hacer para evitar las caídas?

  • Adoptar una dieta saludable y una correcta hidratación:

La ingesta diaria nunca debería ser menor a 1500 calorías incluyendo alimentos ricos en zinc, calcio, selenio, vitamina B9, B12, y vitamina D. En cuanto a los líquidos debe beberse entre 1.5L a 2L bien sea en forma de agua, zumos, caldos…La deshidratación puede acarrear confusión e infecciones urinarias recurrentes que lleven al sujeto a una debilidad generalizada.

  • Controlar la ingesta de medicación y reducirla en lo posible

Tomar 4 o más medicamentos diarios se asocia con un mayor riesgo de caídas. Es necesario ajustar bien las dosis, conocer los efectos adversos de cada medicación así como las posibles interacciones entre ellos. Los medicamentos más relacionados con las caídas suelen ser los psicotrópicos y los cardiovasculares.

  • Realizar actividad física diaria:

Es esencial realizar ejercicio físico para mantener la masa muscular, prevenir la osteoporosis y mantener un buen equilibrio y coordinación en la población geriátrica. Existen diferentes tipos de ejercicios que deberemos combinar en el caso de la persona mayor para cubrir todas sus necesidades:

  • Ejercicio aeróbico: mantiene en forma nuestro sistema pulmonar y cardiovascular. Son aquellos ejercicios como caminar a paso ligero, nadar, montar en bicicleta…
  • Ejercicios de fuerza muscular: las caídas y la debilidad muscular están estrechamente relacionadas. Se deben trabajar todos los grupos musculares de piernas y brazos incluso con algo de peso si la persona está en buenas condiciones. Un fisioterapeuta pautará los ejercicios más convenientes para cada caso.
  • Ejercicios de equilibrio: son muy necesarios para mantener nuestro sistema propioceptivo en buenas condiciones y evitar caídas. Algunos ejemplos pueden ser caminar lateralmente, caminar de puntillas, en zigzag, mantenerse a la pata coja,…
  • Estiramientos: se pueden realizar antes y después del ejercicio. Son importantes para evitar la rigidez y mantener la flexibilidad muscular que se va perdiendo con los años.
  • Acondicionar el domicilio

La mayoría de las caídas se producen en el domicilio, siendo el baño y la cocina los lugares más frecuentes. Adoptando pequeñas medidas podemos prevenir las tan temidas caídas: eliminar alfombras, cables y objetos del suelo, tener una buena iluminación, mantener el suelo limpio y seco, cambiar la bañera por el plato de ducha, evitar subirse a taburetes y escaleras, y por supuesto, llevar con nosotros el móvil o botón de teleasistencia por si algo nos ocurriese.

  • Utilizar calzado adecuado

Para prevenir las caídas, la elección del calzado tiene un papel fundamental tanto dentro del domicilio como en la calle. A continuación os dejamos algunos consejos:
– Hay que evitar las suelas muy duras o demasiados blandas y el calzado muy plano
– Elegir buenos materiales, que se adapten bien a nuestro pie, anchos por delante, que sujeten bien el talón y tobillo
– Se debe evitar los tacones de más de 4 cm o finos, podemos optar por un poco de cuña
– En cuanto al cierre, si existe dificultad, podemos comprar solo calzado con elásticos o velcro para que la persona pueda ponérselos sola.

  • Usar ayuda técnica para la marcha si un profesional lo estima necesario

A pesar de que a muchas personas mayores les cuesta hacerse a la idea de que ha llegado el momento de usar una ayuda para la marcha, debemos identificar esa necesidad y cubrirla para evitar así posibles caídas. Lo ideal es que la persona permanezca lo más independiente posible para su día a día y en seguridad. Recomendamos el uso de bastón o muleta para casos leves de pérdida de equilibrio o dolores localizados de pie, rodilla o cadera. Si las caídas son muy frecuentes y la persona tiene una pérdida de equilibrio y musculatura importante lo más recomendable es usar un andador.

Como hemos visto, las caídas son uno de los síndromes geriátricos que más pueden afectar a la calidad de vida de la persona mayor desencadenando una pérdida de autonomía y una serie de complicaciones de salud importantes. Lo ideal es prevenir en todos los niveles para evitar las caídas. Como profesionales de la salud debemos tomar consciencia de la magnitud del problema y trasladar nuestras recomendaciones a pacientes, familiares y cuidadores.