Un artículo de María de los Ángeles Ciarelli,
Col. Nº 4429 del Colegio Profesional de Fisioterapeutasde la Comunidad de Madrid (CPFM)

“Tengo 67 años y creo que desde que iba al colegio de niña no había vuelto a hacer gimnasia”, comenta Aby. “Hace 3 años por un fuerte dolor en la cadera, glúteo y pierna derecha, acudí al fisioterapeuta; después de tratarme, me animó a que asistiera a clases de ejercicio terapéutico. Me lo pensé mucho, ya que tenía bastante sobrepeso, me daba mucha pereza moverme y también decidirme”.

El movimiento bien indicado y controlado puede cambiar la vida de las personas o la forma de vivirla. Con el aumento de la esperanza de vida, se viven más años y esto se acompaña de procesos y expresiones clínicas que son inevitables, consecuentes de una serie de factores que por exceso o por carencia se manifiestan a medida que pasan los años.

“Tengo que decir que es lo mejor que he hecho en mi vida. Los dolores me han desaparecido. Además, me ha motivado hasta tal punto que he hecho una dieta para adelgazar. He perdido 20 kilos y ahora me encuentro genial. Nunca me imaginé que fuera a echar de menos no poder hacer este tipo de gimnasia por alguna circunstancia”.

Se intenta introducir a las personas en el conocimiento, aceptación y conciencia de los procesos que ocurren en el cuerpo. A través de ejercicios activos y dirigidos, otorgamos los estímulos visuales, mecánicos y táctiles necesarios para activar ciertas estructuras y sistemas. Se producen así desde el interior una respuesta que va de adentro hacia afuera. La persona es la protagonista principal de la construcción de su bienestar. Pasa de un control externo a un control interno. De este modo se va armando un nuevo esquema corporal, una nueva imagen de sí misma. Uno empieza a sentirse, moverse y verse de forma diferente. La imagen de uno mismo va cambiando en el sistema nervioso central.

“Antes de ir a las clases a pesar de que hacía ejercicio (iba al gimnasio por libre y jugaba al tenis) mi cuerpo estaba muy rígido, las rodillas y lumbares me dolían a menudo. Poco a poco empecé a notar cambios en la dirección de lo que quería alcanzar, es decir, mejor flexibilidad, disminución de los dolores articulares y musculares, mejora del tono muscular y de la postura corporal«. Así lo señala Andrés, “poco a poco”.

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El ejercico terapéutico puede ayudar a cambiar la vida de las personas o la forma de vivirla

Cada uno va sintiendo sus límites, sus frenos y restricciones. Nunca se va más allá de lo que el cuerpo nos marca. No hay límites externos. El movimiento siempre es suave y delicado y muchas veces no hay movimientos visibles. Los cambios sutiles en la elaboración de respuesta a una demanda pueden generar, a través del tiempo, respuestas espectaculares en el organismo. Se va reprogramando el sistema somato sensorial. Reorganizando de esta manera la integridad que determina cada ser.

La experiencia de Carmen: “El año pasado por estas fechas me detectaron un tumor en una mama, en un plazo de 10 días fui operada dos veces, la segunda para extirpar los ganglios centinela, después fui radiada. El hecho de practicar ejercicio me ayudó cuando en ciertas revisiones necesitaba contener durante un rato la respiración. Gracias a un programa específico a través de ejercicios aeróbicos, de fuerza y flexibilidad, he conseguido recuperar el tono vital y a pesar de la pérdida de peso, me encuentro ágil y tonificada. Durante el confinamiento, seguíamos nuestros encuentros a través de videoconferencia. Esto me ayudó psicológicamente pues teníamos una cita todas las mañanas, compartíamos nuestros temores, nos manteníamos en contacto y seguíamos practicando ejercicio».

Somos cuerpo y mente, todos los sistemas biológicos y psicológicos trabajan juntos, enriqueciéndose unos de otros. Si se trabajan estructuras aisladas se obtendrán resultados parciales. Mirando el conjunto se puedan detectar carencias a distancia donde la causa de una expresión o síntoma puede estar en una zona corporal diferente de la manifestación externa del mismo. Al proporcionar estímulos específicos a la globalidad de cada persona se dará respuesta al conjunto.

Rosa nos cuenta: “he tenido varios episodios agudos de inmovilidad, debidos a hernia lumbar y lumbosacra. Tengo hipercolesteremia, sin medicación. Hipotiroidismo con Eutirox 88 mg día. Con la gimnasia mi calidad de vida ha mejorado, me encuentro más ligera, y con mejor postura corporal. Mi sueño es bastante mejor, y también mi estado de ánimo. Estoy encantada de hacer gimnasia de acuerdo a mi edad y mi estado con una profesional, por lo que la hago con total confianza. Además se forma un grupo de personas con las que es muy bueno interactuar. En definitiva, para mí es una manera de armonizar lo psicológico y lo físico«.

La confianza, motivación y adherencia en los tratamientos son fundamentales para la construcción de sí mismo. Tomando conciencia de lo propio en relación a uno mismo ¿Quién soy? ¿Cómo me percibo? ¿Cómo me siento? Se van marcando puntos de referencia inconscientes que, por medio de contrastes, forman la totalidad de esa persona. Todo lo vamos construyendo con marcos de referencia donde el sistema músculo esquelético registra y trasmite al unificarse al resto de sistemas del cuerpo. Se construye a través de contraste quietud-movimiento; triste-alegre; equilibrio-desequilibrio.

Francis señala “en la vida de las personas hay cosas buenas, cosas necesarias y cosas imprescindibles. Cuando nos llega la edad de la jubilación la práctica de ejercicio es imprescindible no solo para el cuerpo, sino también para el buen funcionamiento del complejo entramado cerebral. Recoger algo del suelo, levantarse de él o ponerse las medias, se va complicando hasta el extremo de necesitar ayuda si no sigues una rutina de gimnasia adaptada a las distintas edades, morfologías o patologías. El esfuerzo es cada vez mayor, así como los beneficios que de ello deriva. Nadie puede pensar en una vejez digna, independiente y activa sea algo que suceda de manera espontánea y natural. Hay que esforzarse y no cejar nunca en ese esfuerzo, nunca, nunca debemos tirar la toalla porque esto es vida y no se puede morir sin haber vivido«.

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