Un artículo de Toni Darder,
CEO de Fontsana Senior Living





La Covid-19 marcará un antes y un después en el devenir de las residencias de mayores. Por una parte, porque los mayores han sido el segmento poblacional que más se ha visto afectado, tanto a nivel de contagios como de fallecimientos. La causa ha sido, básicamente, su mayor vulnerabilidad, y, también, el rápido contagio registrado en muchas residencias por no estar éstas preparadas para hacer frente a una pandemia como la que hemos vivido.

Los mayores: los más afectados por la Covid-19

Y es que ni nosotros, ni las autoridades sanitarias, ni la sociedad en general, nos habíamos planteado la posibilidad de vivir una situación como la acaecida este último año. En nuestro caso, superamos bien la primera ola, con 0 contagios y 0 fallecimientos; pero en la segunda y en la tercera, a pesar de la implementación de los estrictos protocolos higiénico-sanitarios establecidos por sanidad, no pudimos evitar albergar brotes que condujeron a la intervención de nuestras residencias Fontsana Sóller y Fontsana Son Armadams, respectivamente.

Esos sucesos han sido dramáticos para todos: para los empleados que han luchado por cuidar y proteger a los mayores, aún poniendo en riesgo su salud y la de sus allegados; para las familias de nuestros residentes, que han sufrido la distancia impuesta por el bien de sus seres queridos y, en algunos casos, la triste pérdida de los mismos; y, sobre todo, para los propios residentes, que han soportado situaciones de confinamiento en sus habitaciones con la fortaleza que caracteriza a una generación a la que le debemos todo.

La Covid-19 debe generar un debate sobre cómo queremos que sean las residencias y los centros de día de mayores del Siglo XXI

La Covid-19 ha visibilizado el creciente envejecimiento de la población española

Una vez más han sido un ejemplo de entereza y superación que, además de un más que sincero agradecimiento, se merecen una respuesta social sin precedentes. Ése es el aspecto que podríamos considerar beneficioso de esta situación: el habernos dado cuenta, casi de golpe, de que la Tercera Edad ocupa una franja cada vez más amplia de nuestra sociedad, habiendo crecido en los últimos 20 años más de un 37%. Y ese incremento precisa un cambio de modelo que tenga en cuenta sus necesidades específicas, y que permita que esos últimos años sean vividos de la mejor manera posible.

A ese respecto, dado el ritmo actual de vida, con jornadas laborales larguísimas y estresantes, muchas familias no disponen de tiempo, ni de conocimientos, ni de espacio en sus viviendas familiares, para poder hacerse cargo del cuidado de sus mayores. Ahí, la función de las residencias, es vital. Pero, ¿qué tipo de residencias? Una cuestión que debería haberse planteado hace mucho tiempo, pero que sólo se ha manifestado a raíz de la Covid-19.

¿Cómo serán las residencias del Siglo XXI, a raíz de la Covid-19?

La visibilidad adquirida durante este último año, por cuestiones lamentablemente tristes, debería convertirse ahora, que casi todos los residentes han sido vacunados, y que las cifras de contagios se han reducido muchísimo, en un debate sobre cómo queremos que sean las residencias y los centros de día de mayores del Siglo XXI, y en qué tienen que hacer las distintas autoridades implicadas para aumentar su número, hasta alcanzar la ratio recomendada por la OMS de 5 plazas por cada 100 habitantes mayores de 65 años (casi todas las comunidades autónomas españolas están por debajo de esa cifra, tanto a nivel público como privado).

Desde Fontsana Senior Living creemos que ese nuevo formato de residencia debe de garantizar una vida mejor a los mayores, no sólo a nivel de excelentes ubicaciones e instalaciones de gran calidad, y de mantenimiento de estrictos protocolos higiénico–sanitarios y cuidados personalizados, sino también en lo que se refiere a un variado y completo programa de ocio y entretenimiento que contribuya a mantenerles activos, y acompañados, aunque contemplando obviamente sus distintos grados de dependencia.

Creemos en un modelo inspirador, que atraiga no sólo a los residentes y familias que precisen ayuda por la falta de autonomía de sus mayores, sino a toda persona que decida encontrar un segundo hogar en el que no tenga que ocuparse de nada, sólo de disfrutar la vida, relacionarse con otras personas con las que comparten gustos e intereses generacionales, y ser atendidos por un grupo de profesionales para los que el cuidado es algo vocacional.

Unidos frente  a la Covid-19

Una característica que, volviendo a los efectos de la Covid-19, se ha visto aún más reforzada. Y es que de no existir ese amor por la atención de los mayores, muchos de nuestros trabajadores no habrían podido superar este difícil año como lo han hecho. Ha sido tristísimo ver el sufrimiento de muchos de ellos cuando veían que los residentes que tenían asignados enfermaban, y sus miedos al regresar a sus casas por lo que pudiera pasarles a sus propios familiares; pero también ha sido emotivo y entrañable el ver cómo volvían a primera línea con actitud y entereza, dispuestos a sustituir a los compañeros contagiados con tal de sacar el trabajo adelante.

La vacunación cierra una de las etapas más oscuras de nuestro sector, y marca el inicio de una nueva etapa en la que todos somos responsables de devolver a esa generación los cuidados que se merecen. Desde Fontsana Senior Living queremos contribuir a ese cambio de paradigma adaptando nuestras propias residencias, y las próximas que tenemos previstas incorporar, a esa visión holística que tiene a la persona en el centro de toda la organización.

Esperemos que el recuerdo de la Covid-19 desaparezca muy pronto, confirmando así que la vuelta a la normalidad es un hecho, pero aprovechemos la ocasión para pensar y recrear un futuro mejor para todos nuestros mayores. Porque si hay algo que hermana a las personas, y que nadie puede evitar, es el envejecimiento de la población. Convirtamos esa Tercera Edad en una auténtica Edad de Oro.