geriatricarea Julio Rodrigo Dacosta MED-EL



Un artículo de Julio Rodrigo Dacosta,
director general de MED-EL España y Portugal

En la actualidad, 7,8 billones de personas engloban la población mundial y se espera que la cifra aumente hasta los 9,9 billones para el año 2050, mientras la media de edad continúa aumentando en casi todo el mundo. Esto, sin duda, añade una mayor complejidad a la gestión sanitaria de cualquier país. La Organización de Naciones Unidas (ONU) señala que en los próximos 30 años el porcentaje de adultos mayores de 60 años pasará del 13,5% actual al 21,4%. Y más en concreto, el número de personas mayores de 70 años se duplicará durante el mismo periodo.

Esto pone de relieve el impacto de las enfermedades relacionadas con la edad, entre las que la pérdida de audición y la demencia tienen un papel destacado. La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, estima que 466 millones de personas en todo el mundo -o lo que es lo mismo, el 5% de la población- viven con una pérdida auditiva discapacitante. Pese a este alarmante dato, todavía se espera que esta cifra casi se duplique a 900 millones de personas para 20501.

En el caso de la demencia, los datos son igualmente duros: unos 50 millones de personas en el mundo viven con la enfermedad, lo que supone un coste global de 818 mil millones de dólares americanos. Y se espera que el número de personas afectadas se triplique para 20502.

Estos rápidos aumentos son una advertencia clara y temprana.

geriatricarea perdida auditiva
La pérdida auditiva no tratada conduce a una atrofia estructural y funcional cerebral

Desde la década de 1980, los estudios indicaron una relación directa entre el deterioro cognitivo y una disminución de la agudeza sensorial. Este trabajo inicial ha sido seguido y consolidado durante décadas de investigación, todavía en curso y que ha analizado específicamente la relación entre la pérdida auditiva y los resultados cognitivos más deficientes3,4.

Gracias a estas investigaciones, hoy se acepta ampliamente que la pérdida auditiva no tratada conduce a una atrofia estructural y funcional cerebral, como resultado de la privación de la estimulación auditiva y un aumento en la carga cognitiva requerida para procesar los sonidos ambientales, el habla y la música5,6,7. Un estudio reciente sobre una gran población en los EE. UU.8 concluyó que por cada 10 dB de pérdida auditiva, la tasa de deterioro cognitivo aumentaba significativamente. Aquellos que viven con pérdida auditiva no tratada experimentaron una tasa acelerada de deterioro de hasta un 30-40% en comparación con sus compañeros con audición normal.

La OMS identifica la capacidad de contribuir al desarrollo de la sociedad y las relaciones como dos de las cinco habilidades funcionales que determinan un envejecimiento saludable9. Cabe destacar que varios artículos10,11 informan que la pérdida auditiva es una barrera para estas habilidades funcionales cruciales, y se ha observado una correlación directa entre la pérdida auditiva, la comunicación fragmentada y la disminución de la participación social. Se ha demostrado que las relaciones sociales limitadas, a menudo asociadas con la abstinencia, el aislamiento y la soledad, aumentan el riesgo de demencia hasta en un 60%12.

Frenar y tratar la pérdida auditiva

Una de cada cuatro personas cree que no se puede hacer nada para prevenir la demencia13. Sin embargo, se han detectado y confirmado 12 factores de riesgo, potencialmente prevenibles, que influyen hasta en el 40% de los casos14 en la prevención y el retraso de la evolución de la demencia.

En este contexto, es importante destacar que el principal factor de riesgo prevenible es la pérdida auditiva en la mediana edad, que reduce hasta en un 8% el riesgo de desarrollar demencia15. A esto le sigue la depresión (4%) y el aislamiento en la vejez (4%), los cuales con frecuencia acompañan a la pérdida auditiva. Si bien el tratamiento oportuno de la pérdida auditiva puede prevenir o retrasar el deterioro cognitivo para algunos, el deterioro cognitivo asociado con la pérdida auditiva, si ya está presente, también podría ser reversible hasta cierto punto.

A pesar de que la pérdida auditiva es la tercera patología crónica de mayor prevalencia entre los adultos16 y que se han comprobado sus vínculos con el deterioro cognitivo, el aislamiento, la depresión y el aumento de las necesidades de atención social y de salud, muchos adultos con pérdida auditiva tardan hasta diez años en buscar un tratamiento.

Sin embargo, hay datos para la esperanza, debemos destacar los resultados que ha reflejado el uso del implante coclear entre la población adulta. En concreto, se ha observado que los adultos que viven con pérdida auditiva de severa a profunda que usan implantes cocleares tienen mejores resultados cognitivos en relación con su capacidad de reacción, su flexibilidad cognitiva, el aprendizaje emparejado-asociado y la memoria de trabajo, comparado con aquellos que todavía están a la espera de recibir un implante coclear17.

Como comentamos anteriormente, el número de personas con deterioro cognitivo y demencia aumentará drásticamente hasta los más de 100 millones en todo el mundo en 2050. Debido a que no existe un tratamiento curativo disponible para el deterioro cognitivo, se necesita investigación clínica que se enfoque en la identificación de más factores prevenibles de riesgo y establecer medidas preventivas que puedan reducir la carga de la enfermedad. Las intervenciones sanitarias que podrían retrasar la aparición de la demencia en un año, así como su progresión, conducirían a una disminución de casos en la prevalencia mundial de la demencia para 2050.

Dados los impactos humanos y económicos comprobados de la pérdida auditiva y el deterioro cognitivo, es fundamental seguir apostando por la investigación junto con reformas urgentes de las políticas sanitarias nacionales para un enfoque holístico del ciclo de vida centrado en la identificación, prevención e intervención de la pérdida auditiva para personas de todas las edades.

Referencias

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2.- Alzheimer’s Disease International. (2019).  Dementia Facts & Figures. Retrieved November 26, 2020, from https://www.alzint.org/about/dementia-facts-figures/

3.- Taljaard, D. S., Olaithe, M., Brennan-Jones, C. G., Eikelboom, R. H., & Bucks, R. S. (2016). The relationship between hearing impairment and cognitive function: a meta-analysis in adults. Clin. Otolaryngol. 41, 718–729. doi:10.1111/ coa.12607

4.- Sarant, J., Harris, D., Busby, P., Maruff, P., Schembri, A., Dowell, R., & Briggs, R. (2019). The Effect of Cochlear Implants on Cognitive Function in Older Adults: Initial Baseline and 18-Month Follow Up Results for a Prospective International Longitudinal Study. Front Neurosci. 13, 789. doi:10.3389/fnins.2019.00789

5.- Fulton, S. E., Lister, J. J., Bush, A. L. H., Edwards, J. D., & Andel, R. (2015). Mechanisms of the hearing–cognition relationship. Semin. Hear. 36, 140–149. doi:10.1055/s-0035-1555117

6.- Peelle, J. E., Wingfield, A. (2016). The neural consequences of age-related hearing loss. Trends Neurosci. 39, 486–497. doi:10.1016/j.tins.2016.05.001

7.- Eckert, M. A., Cute, S. L., Vaden, K. I., Jr, Kuchinsky, S. E., & Dubno, J. R. (2012). Auditory cortex signs of age-related hearing loss. Journal of the Association for Research in Otolaryngology. 13(5), 703–713. doi:10.1007/s10162-012-0332-5

8.- Lin, F. R., Ferrucci, L., Metter, E. J., An, Y., Zonderman, A. B., & Resnick, S. M. (2011). Hearing loss and cognition in the Baltimore Longitudinal Study of Aging. Neuropsychology. 25, 763–770. doi:10.1037/a0024238

9.- World Health Organization. (2020). ‘Ageing: Healthy ageing and functional ability’.  Retrieved November 26, 2020, from https://www.who.int/westernpacific/news/q-a-detail/ageing-healthy-ageing-and-functional-ability. Accessed 26 November 2020

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11.- Shukla, A., Harper, M., Pedersen, E., (…), &Reed, N.S. Hearing Loss, Loneliness, and Social Isolation: A Systematic Review. Otolaryngol Head Neck Surg. 2020, March. doi:10.1177/0194599820910377

12.- Barnes, L. L., Mendes De Leon, C. F., Wilson, R. S., Bienias, J. L., & Evans, D. A. (2004). Social resources and cognitive decline in a population of older African Americans and whites. Neurology. 63, 2322–2326. doi:10.1212/01.wnl.0000147473.04043.b3

13.- Alzheimer’s Disease International. (2019). World Alzheimer’s Report 2019. Retrieved November 26, 2020, from https://www.alzint.org/resource/world-alzheimer-report-2019/

14.- Livingston, G., Huntley, J., Sommerlad, A., Ames, D., Ballard, C., Banerjee, S., Brayne C., (…), & Mukadam, N. (2020) Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Commission. The Lancet. 396(10248), 413-446. doi:10.1016/S0140-6736(20)30367-6

15.- Livingston, G., Huntley, J., Sommerlad, A., Ames, D., Ballard, C., Banerjee, S., Brayne C., (…), & Mukadam, N. (2020) Dementia prevention, intervention, and care: 2020 report of the Lancet Commission. The Lancet. 396(10248), 413-446. doi:10.1016/S0140-6736(20)30367-6

16.- Masterson, E.A., Bushnell, P.T., Themann, C.L., &Morata, T.C. (2016). Hearing Impairment Among Noise-Exposed Workers — United States, 2003–2012. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 65:389–394. doi:10.3390/ijerph15102120

17.- Jayakody, D.M.P., Friedland, P.L., Nel, E., Martins, R.N., Atlas, M.D., & Sohrabi, H.R. (2017). Impact of Cochlear Implantation on Cognitive Functions of Older Adults: Pilot Test Results.Otol Neurotol. 38(8), 89-295.