Un artículo del Centro Residencial Torreblanca

¿Qué es un síndrome geriátrico?

El concepto de síndrome geriátrico hace referencia a situaciones de enfermedad expresadas por un conjunto de síntomas, en definitiva, un conjunto de cuadros originados por la concurrencia de una serie de enfermedades que tienen su expresión a través de cuadros patológicos no encuadrados en las enfermedades habituales. 

Este conjunto de patologías prevalece en las personas de edad avanzada, originadas en muchos casos por la incapacidad funcional o social. Los síndromes geriátricos pueden derivar de una misma causa, aunque también diversas causas pueden provocar uno o más síndromes. 

En pacientes de edad avanzada no es frecuente asociar un síntoma a una única etiología, sino que puede tener diversas razones, y disponer de estos síndromes con su amplio diagnóstico diferencial facilita encontrar la causa y aplicar soluciones.

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En pacientes de edad avanzada no es frecuente asociar un síntoma de síndrome geriátrico a una única etiología

¿Cuáles son los síndromes geriátricos?

Existen muchos síndromes geriátricos, los más predominantes son la inmovilidad, la inestabilidad y las caídas, la incontinencia urinaria y fecal, el deterioro cognitivo y la fragilidad.

¿Cómo abordamos los síndromes geriátricos?

El abordaje de los síndromes geriátricos se desarrolla mediante una intervención continua del equipo multidisciplinario, donde se investigan las causas, se valoran varias estrategias de intervención y se elabora un tratamiento de residentes adecuado a su situación, en las áreas siguientes: doctora, enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional y psicología. 

Abordaje terapéutico:

  • Inmovilidad

La finalidad será determinar qué factores causan este síndrome. A partir de aquí, basaremos los objetivos de la intervención terapéutica para favorecer la movilidad del paciente tanto de forma pasiva como de forma activa, realizando las transferencias mediante ayudas técnicas, trabajando a nivel activo la musculatura tanto de las extremidades inferiores como superiores, así como del tronco y mediante la realización de ejercicios propioceptivos. 

El plan de actuación irá encaminado a detectar cuáles son los factores etiológicos causantes de este síndrome, que en este caso podrían ser la debilidad muscular en las extremidades inferiores, el dolor articular y las alteraciones del equilibrio. 

La intervención terapéutica se basa principalmente en favorecer la movilidad de la paciente, tanto de forma pasiva como activa, haciendo tanto las transferencias como los traslados con ayuda, fortaleciendo la musculatura y los ejercicios de propiocepción. 

Además, es de vital importancia el reentreno de las ABVD, el cual no es un tratamiento específico para el inmovilismo como tal, pero sí es beneficioso para eliminarlo. Se llevarán a cabo talleres de psicomotricidad, gerontogimnasia y terapias de ocio que favorezcan la actividad de la paciente.

  • Inestabilidad y caídas

Los factores de riesgo más importantes para la aparición de este síndrome son: debilidad muscular, alteraciones de la marcha y el equilibrio, deterioro cognitivo y polimedicación. Por lo tanto, el tratamiento a seguir va enfocado al trabajo muscular con el objetivo de fortalecer la musculatura de las extremidades inferiores, mediante ejercicios activos, de equilibrio, propioceptivos que requieran coordinación y adaptándolos al entorno y las necesidades de la persona atendida.

  • Incontinencia urinaria y fecal

Como sucede con los otros síndromes geriátricos, su etiología es multifactorial: las infecciones genitourinarias, los delirios y otros estados de confusión, determinados tratamientos farmacológicos, alteraciones psicológicas, movilidad limitada o impactación fecal que pueden dar lugar a una incontinencia transitoria. La debilidad del suelo pélvico, las incompetencias del esfínter uretral, el deterioro cognitivo u otras causas funcionales pueden ocasionar una incontinencia persistente.

Las consecuencias de este síndrome pueden ser múltiples y graves como las infecciones urinarias, las úlceras cutáneas, las caídas, la depresión y la pérdida de autoestima, el aislamiento social, la dependencia, el ingreso residencial y un alto consumo de recursos sociosanitarios.

Para una prevención y tratamiento hay que tener en cuenta un diagnóstico adecuado del tipo de incontinencia. El tratamiento puede incluir varias opciones terapéuticas: las funcionales (ejercicios para fortalecer la musculatura del suelo pélvico), la farmacoterapia o los procedimientos quirúrgicos.

En este sentido, en el Centro Residencial Torreblanca se hace un seguimiento constante y adecuado para detectar el inicio de las incontinencias, mediante un trabajo interdisciplinario, dado que puede tener una repercusión negativa muy importante en la persona. El objetivo es trabajar el cuidado de la integridad de la persona, evitar el aislamiento. Cuando la incontinencia es persistente, la opción terapéutica es el tratamiento paliativo (colectores, dispositivos absorbentes, etc.).

  • Deterioro cognitivo

Para intentar retardar el deterioro cognitivo, llevamos a cabo diferentes técnicas de estimulación cognitiva donde se trabajan capacidades como la memoria, las funciones ejecutivas, la orientación, etc. Conjuntamente con terapias emocionales de refuerzo del sentimiento de cohesión de grupo, de la misma identidad, de la autoestima y de la autosuficiencia. Todas las terapias realizadas se diseñan respetando las preferencias y los gustos de la paciente.

En definitiva, las intervenciones descritas para el tratamiento de los grandes síndromes geriátricos son complementarias entre sí, puesto que el proceso terapéutico planteado para un síndrome puede ser útil también para tratar cualquier otro. Además, estas técnicas pueden extrapolarse para el abordaje de otros síndromes no descritos, como pueden ser la aparición de úlceras por presión, depresión, aislamiento social, etc.

Finalmente, hay que destacar la importancia de la actuación conjunta del equipo multidisciplinario en el tratamiento y la prevención de los grandes síndromes geriátricos en personas institucionalizadas, puesto que tenemos que ver las personas atendidas como un todo y no intervenir en el tratamiento de sus signos y síntomas de manera independiente.

  • Fragilidad

Es importante hacer una valoración geriátrica integral para elaborar un plan integral y hacer un plan de tratamiento individualizado. Para evitar consecuencias derivadas de este síndrome es importante mantener el tono muscular y las capacidades físicas de la persona atendida. Así mismo, también se tienen que mantener las capacidades para hacer las actividades básicas de la vida diaria sin o con la mínima ayuda posible.

Por lo tanto, para este síndrome también sirve el ejercicio físico diario como la deambulación. Trabajamos la fragilidad mediante el ejercicio durante las actividades activas como la gerontogimnástica, que permite mantener el tono muscular de las personas atendidas, estabilizar las articulaciones, mantener los rangos articulares y aumentar y mantener la movilidad activa.