Un artículo de la Federación Española de Diabetes (FEDE)

En los últimos años, hemos podido ver cómo el bienestar emocional ha ganado un gran protagonismo en los debates relacionados con la salud. En este sentido, cuando hablamos de salud emocional y personas mayores, no podemos olvidar cómo afecta la cronicidad a esta realidad.

Según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), el 73% de las personas mayores de 65 años en España conviven con enfermedades crónicas, dato que alcanza el 78% en mayores de 75 años. Y dentro de estas patologías crónicas, destaca la gran prevalencia de la diabetes; tal y como señala la SEGG, 1 de cada 4 mayores de 65 años convive con la diabetes en España.

Sin embargo, y pese a ser una patología muy prevalente entre los mayores, los representantes de los pacientes y los profesionales sanitarios denuncian que la salud emocional no ocupa el lugar que merece en la gestión de la diabetes. La falta de apoyo en este pilar, hace que el 17% de las personas con diabetes sufra depresión, lo cual afecta especialmente a las personas mayores con diabetes tipo 2. De hecho, la prevalencia de la depresión en este colectivo es de hasta 3 veces mayor con comparación con la población general.

geriatricarea-dolor-cronico
El 17% de las personas con diabetes sufre depresión, afectando especialmente a las personas mayores con diabetes tipo 2

La carga emocional de la gestión de la diabetes afecta a la salud emocional de los pacientes, pero también lo hacen las complicaciones derivadas de esta afección, destacando fundamentalmente el dolor crónico, una de las complicaciones de la diabetes más desconocidas por las personas que conviven con la patología, lo que complica su prevención, diagnóstico y tratamiento.

Pese a su poca visibilidad, lo cierto es que 2 de cada tres pacientes con diabetes sufren alguna condición que provoca dolor crónico, siendo su principal causa la neuropatía diabética, según datos de la Sociedad Española del Dolor (SED). Convivir con el dolor, además de con diabetes, provoca que el 28% de los pacientes sufran depresión concomitante; y un 27%,  ansiedad.

Además, asociaciones de pacientes y especialistas denuncian que la situación puede empeorar a corto y medio plazo, debido al escaso seguimiento de la patología en los pacientes con diabetes durante la pandemia, situación que afectó especialmente a las personas con diabetes tipo 2.

La falta de acceso presencial a su personal médico de referencia y de los necesarios ajustes en el tratamiento y la dieta que conlleva la diabetes, puede hacer que las complicaciones de la diabetes empeoren y que la salud emocional del paciente se resienta. Esta situación afecta fundamentalmente a los pacientes con diabetes de mayor edad, los más perjudicados ante la suspensión de las visitas presenciales a sus médicos de cabecera y enfermeras al ser, además, el grupo de población que encuentra más barreras digitales para acceder a los servicios de telemedicina.

¿A que duele?

En este contexto, la Federación Española de Diabetes (FEDE) ha lanzado la iniciativa “¿A qué duele?”, destinada a visibilizar el dolor crónico como una complicación de la diabetes y a estimular el debate social sobre la importancia del cuidado de sus consecuencias a nivel emocional en los pacientes.

Uno de las principales reivindicaciones de este proyecto, que recoge testimonios de pacientes que conviven con la diabetes y el dolor, es la necesidad de generalizar la figura del psicólogo experto en cronicidad y diabetes en el Sistema Nacional de Salud (SNS). En la actualidad, son las propias asociaciones de pacientes las que ofrecen servicios de apoyo emocional a las personas con diabetes y a su entorno, tanto en el manejo de la diabetes y el dolor crónico, como en la gestión de todo tipo de complicaciones derivadas de la patología.

Sin embargo, la Administración Pública no puede responsabilizar a las asociaciones o a los propios pacientes con diabetes del cuidado de la salud emocional, especialmente cuando hablamos de grupos vulnerables, como los mayores de 65 años.

Ante el envejecimiento de la población, el abordaje integral de la cronicidad se ha convertido en una de las prioridades sanitarias, a nivel mundial, y la salud emocional no puede quedar fuera.

En este sentido, la propia Estrategia Para el Abordaje de la Cronicidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) recoge, entre sus recomendaciones, la importancia de la “atención a los aspectos psicológicos y emocionales de las personas con enfermedades crónicas que permita la aceptación, adaptación, modificación de estilos de vida y adherencia al tratamiento y garantizar, cuando se considere necesario, el acceso a atención psicológica especializada”.

Siendo el cuidado de la salud emocional una prioridad para la Administración Pública, los profesionales sanitarios y los pacientes con diabetes, es hora de tomar medidas concretas desde el Sistema Nacional de Salud (SNS) para el cuidado de la salud emocional en los mayores, que deben tener en cuenta cómo afecta la cronicidad y su manejo a esta dimensión de la vida de los adultos mayores.