Un artículo de Lorena Rico,
Fisioterapeuta de la Residencia y Centro de Día Mirador de Mataró (VIMA Residencial)

Desde el comienzo de nuestra vida siempre nos encontramos en movimiento. Durante la infancia disfrutamos con los juegos y durante la edad adulta nos preocupamos para hacer algún tipo de deporte que implique un aumento tanto de fuerza como de mantenimiento de nuestro estado físico, sea por estética, afición o salud.

A medida que nos hacemos mayores y dejamos de trabajar, también abandonamos o pausamos nuestro ritmo diario y, por eso, es aconsejable influir, a partir de este momento, una serie de pautas que nos ayuden a no perder todo lo que hemos ganado en el pasado.

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Realizar algún tipo de actividad física, como pilates o yoga, ayuda a retrasar el desgaste de las articulaciones y mejorar el tono muscular

Al envejecer, el cuerpo tiene tendencia a sufrir un proceso degenerativo (como la artrosis), con disminución de la densidad ósea (osteoporosis), debilidad muscular, y procesos inflamatorios como, por ejemplo, la artritis. También aumenta el riesgo de sufrir enfermedades neurológicas como los ictus o las demencias.

Salir a pasear diariamente por los alrededores de nuestra casa, dar una vuelta en bicicleta, apuntarse a hacer algún tipo de actividad física como pilates, yoga… todo esto implica un retraso en el desgaste de las articulaciones, un aumento en el tono muscular que implicará una mayor fuerza y menor riesgo de caídas. También nos ayudará a estimular la mente de forma preventiva y para retrasar los procesos degenerativos tanto físicos como neurológicos.

Tan solo con 30 minutos se puede conseguir un mantenimiento y tener un estilo saludable hacia el movimiento. El mover los brazos de manera repetida unas cuantas veces en diferentes direcciones, flexionar las piernas y estirarlas, levantarnos de la silla y sentarnos de nuevo… son ejercicios muy sencillos, pero que nos ayudan a poner en marcha nuestras articulaciones y a encontrarnos mejor.

Por todo esto, es imprescindible que, durante el envejecimiento, se continúe con un estilo de vida que implique algún tipo de actividad física. A pesar de que, en muchos momentos, el dolor físico o la tendencia a la vida sedentaria pueden dificultar este tipo de vida, se tiene que tener en cuenta la importancia del movimiento en nuestro cuerpo y lo que implica para nuestra salud general. En cualquier momento de nuestra vida, siempre ganaremos si nos mantenemos en movimiento.