Un artículo de Juan Carlos Santamaría,
director de Comunicación de Inithealth

En menos de 30 años se ha duplicado el número de personas mayores de 65 años en España y entre las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) para el año 2050 está que las personas mayores de 65 años estarán por encima del 30% de la población, esperando que los mayores de 80 años sean más de 4 millones, es decir, más del 30% del total de la población mayor. Vamos a seguir estando entre los primeros países por longevidad, pero también por dependencia. Y es que, aunque estamos ganando calidad de vida, en esos años de más que vivimos, el tiempo juega en contra y desarrollaremos más enfermedades y estados de dependencia.

Después de leer esto, espero que nadie esté pensando que esto es malo. El haber logrado aumentar la longevidad es uno de los mayores logros de la historia de nuestra sociedad, lo que no quita que lleve algunos retos asociados, como el hecho de que vivir más años no lleve siempre implícito vivirlos con calidad. Cada vez nos morimos más tarde, pero esa vida que nos dura más no siempre la disfrutamos con un buen estado de salud. La principal preocupación de las personas mayores es la pérdida de salud, sobre todo por lo que implica en términos de discapacidad y pérdida de autonomía.

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Hace 7 años leíamos la noticia sobre una tesis doctoral dirigida por las Universidades de Jaén y Sevilla, junto a la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía, en la que se decía que las personas mayores de 65 años que reciben atención y viven en sus domicilios tienen una esperanza de vida muy superior a las que están internas en residencias. Según ese estudio de 2016, la mayoría de los hombres y mujeres mayores de 65 años inscritos en el registro de la dependencia preferían seguir viviendo en sus casas, un 87% de las mujeres y un 85% de los hombres.

Los estudios actuales también señalan que las personas mayores quieren seguir en sus hogares el máximo de tiempo, para poder estar rodeados de sus recuerdos, sus vecinos, su gente y poder tener así un acceso más fácil a las redes sociales que puedan ayudarles. Las residencias son una opción, pero la última.

La mayoría lo prefieren, pero ¿se puede envejecer en el domicilio con bienestar y calidad de vida?

Cuando surgen los problemas de movilidad, la pérdida de memoria o la necesidad de tener que recibir ayuda para la higiene personal, muchas familias se plantean si lo más idóneo es el cuidado en el domicilio. ¿Quizás les falte información sobre los importantes avances que se están dando en la profesionalización de los cuidados domiciliarios?

Habrá que hacer esfuerzo en comunicarlo y por supuesto, contar también los importantes avances en el uso de la tecnología, como relojes localizadores de personas mayores, teleasistencia personalizada en función de las circunstancias y la situación del usuario, sensores en las distintas estancias del hogar que dibujan patrones rutinarios de conductas que quedan grabados en el sistema, dispensadores de medicamentos, aplicaciones móviles en las que el adulto mayor puede practicar ejercicios de estimulación cognitiva, dispositivos que son capaces de aprender los hábitos de los usuarios en sus domicilios para enviar notificaciones de alerta en caso de que se produzcan variaciones en las rutinas, etc.

Cuestión aparte es el criterio que se esté siguiendo actualmente en cuanto a las ayudas públicas para gastos de atención domiciliaria versus ingreso en residencia. Esto lo dejaremos para otro artículo.

La crisis y el confinamiento derivados de la Covid-19 nos han hecho reflexionar de forma rápida sobre cómo está el sector sociosanitario y por eso todos los actores del ecosistema estamos en búsqueda constante de nuevas soluciones, que poniendo a la persona en el centro, nos permitan afrontar este nuevo paradigma sociosanitario marcado por el envejecimiento, la cronicidad, la dependencia y un mayor interés de profesionales y pacientes pluripatológicos de acercar los cuidados al domicilio, ayudados por la tecnología.

Tenemos como reto alargar la autonomía y la independencia de las personas mayores y tenemos que medir la salud de las personas en términos de función y no de enfermedad. El uso de inteligencia artificial utilizando datos de wearables y sensores en el hogar, combinado con la observación directa de las personas mayores en su entorno domiciliario a través de las personas profesionales del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), puede favorecer y ayudar a la detección precoz de personas en riesgo de fragilidad.

La tecnología ya ofrece también hoy en día herramientas para ayudar a empoderar a las personas en sus cuidados y hacerles responsables de su propia salud, con lo que junto a la coordinación del sistema de salud y social, permitirá tener una visión y seguimiento holístico de las personas usuarias. Es deber de todos los actores que participamos en la creación de estos nuevos productos y servicios, poner a la persona en el centro sobre el que gire el sistema, creando soluciones en función de sus necesidades individuales.

Volviendo al título del artículo. Espero que la esperanza de vida sea alta y sobre todo que sea alta la esperanza de vida saludable. Espero que vivas muchos años y que sobre todo los vivas sin necesitar atención sociosanitaria. Y ya que solemos decir que nos gusta poner a la persona en el centro y lo que tú quieres es envejecer en tu casa, lo que me imagino es que tus últimos años también los vivirás en tu domicilio ayudado por servicios profesionales de atención domiciliaria y por tecnología que ayudará en el seguimiento de tu plan de salud personalizado.

Sobre el autor

Juan Carlos Santamaría es el director de Comunicación de Inithealth, plataforma tecnológica que permite construir soluciones Mobile Health para acompañar a las personas en la gestión de su salud y bienestar a través de planes de salud personalizados y gamificados, desarrollada por Grupo Init.

Está entre los 25 principales influencers de tecnología sanitaria de Twitter de todo Europa, según publicación del Financial Times y es el primero de los 4 influencers españoles de tecnología sanitaria que están entre los 150 más importantes del mundo en LinkedIn, según publicación de Exponential Healthtech.

Es Cofundador de Health 2.0 Basque, miembro del Comité Científico del I Congreso de Economía Plateada y Embajador Adjunto de Aging 2.0 Bilbao, el capítulo vasco de la red global de innovación en longevidad.

Twitter: @jsantamariaglez