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Las residencias ofrecen un amplio abanico de posibilidades para trabajar la sociabilización y evitar el aislamiento

Afortunadamente, y gracias al esfuerzo de todos, atrás ha quedado la imagen de las residencias de mayores como lugares donde “aparcar” o “abandonar” a las personas de edad avanzada que no se podía atender en casa.
Tal y como apuntan los especialistas de Lepant Residencial, esta idea ha ido cambiando y se ha podido comprobar que la convivencia y sociabilización generada en el día a día dentro de un centro residencial permite aumentar la esperanza de vida por varios motivos:
Sociabilización
En una residencia los ancianos se relacionan entre ellos, crean amistades, salen juntos a pasear, juegan a juegos de mesa, e incluso se visitan dentro de las habitaciones. “En el domicilio no existe este abanico de posibilidades para trabajar la sociabilización y evitar el aislamiento” comentan desde Lepant Residencial. Un informe sobre envejecimiento activo recoge que el 60% las personas con más de 85 años presenta dificultades al caminar o al vestirse, esto provoca que no salgan a la calle, provocando una reclusión  perjudicial para la salud mental.
Estimulación cerebral
La estancia en un centro activa necesariamente la mente de sus residentes con actividades y talleres programadas por los psicólogos o educadores sociales del centro. Aprenderse los nombres del resto de residentes o ir caminando a otras plantas, practicar gimnasia suave o caminar por los jardines del centro son actividades diarias que les ayuda a mantenerse mentalmente y físicamente activos.
Dieta equilibrada
Los ancianos con demencia o pérdidas de memoria empiezan a tener problemas para cocinar en casa y acaban comiendo incorrectamente. Tal y como destacan los especialistas de Lepant Residencial “en la residencia se consigue que establezcan una dieta sana y equilibrada, observándose grandes mejorías en su aspecto físico y anímico gracias al aporte correcto de los nutrientes”.
Mejor salud
Actualmente los mayores de 65 años representan en 41,9% de las altas hospitalarias en nuestro país, un dato que se reduce cuando las personas mayores viven en un residencial al estar controlados por un equipo médico permanente. Por otro lado, los olvidos de los ancianos sobre la toma de la medicación o las sobredosis de medicación no se dan en una residencia. Los medicamentos se guardan en la farmacia del centro y enfermería se encarga de repartirlos a las horas convenidas. También se supervisa que el residente se tome la medicación, dándola en boca o triturándola si es necesario.