/p>Consciente de que en la sociedad existe un desconocimiento generalizado en torno a la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica, los profesionales de Lepant Residencial nos ofrecen en este artículo unos consejos y pautas sobre cómo afrontarlas y mejorar la calidad de vida de los pacientes que las padecen.
Geriatricarea Fibromialgia Síndrome de Fatiga Crónica
Cada año se diagnostican en España cerca de 120.000 casos de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica y se estima que existen casi dos millones de afectados

El Síndrome de Fatiga Crónica (CFS) es un trastorno crónico que provoca fatiga extrema que empeora con la actividad física o mental y causa debilidad, dolores musculares, dolor en las articulaciones, mareos y náuseas, y también síntomas cognitivos como olvidos o problemas de concentración, y síntomas emocionales como cambios de humor o irritabilidad.
Por su parte, la Fibromialgia (FMS) es un trastorno también crónico que provoca dolor generalizado y rigidez en los músculos, tendones y ligamentos. Causa cansancio, insomnio, migrañas y dolor en áreas específicas del cuerpo como cuello, hombros, pecho, espalda, caderas y muslos.
Para ayudar a sobrellevar estas enfermedades y conseguir una mayor calidad de vida para los afectados desde Lepant Residencial aconsejan seguir estas tres indicaciones:

  • La persona que padece CFS o FMS debe hacer un proceso de aceptación de su enfermedad y de las limitaciones que conlleva. “Es importante centrarse en sí mismo y prestar atención al cuerpo y a la mente”, afirma Alba Ribas, psicóloga en Lepant Residencial . La persona debe poder verse como un ser activo que es capaz de manejar su enfermedad, y dejar de lado los pensamientos negativos o derrotistas. Una actitud positiva ayudará a sobrellevar mejor los síntomas. Si la persona es anciana, puede mantenerse distraída con algunas actividades de ocio.
  • Disminuir al máximo el estrés. Las personas con fibromialgia o síndrome de fatiga crónica deben vivir en un entorno tranquilo y seguir hábitos saludables. Es bueno hacer prácticas de relajación o meditación. También es muy positiva la risoterapia, ayuda a relajar la mente y a generar endorfinas, que actúan contra el dolor. “Es positivo realizar ejercicio físico de tipo aeróbico suave y constante, como caminar, practicar yoga o pilates, o la natación”, asegura Ribas.
  • Para los déficits cognitivos que acompañan a la enfermedad es importante realizar actividades de estimulación cognitiva diarias para mejorar la atención, la concentración y la memoria.