Un artículo de Eva Lorenzo, Trabajadora Social y autora del blog Mi rincón de apoyo al cuidador
Consejos para aprender a decir «no» y poner límites en los cuidados.


· Para poner límites, primero es necesario conocer y analizar la situación de la persona dependiente: qué tareas puede desempeñar mi sin ayuda, para qué actividades me exige más atenciones, podría realizar esas actividades con otro tipo de ayuda (ayudas técnicas, ayuda a domicilio, terapias, comida a domicilio…), de todas las peticiones que hace… cuáles son prioritarias y cuáles se pueden posponer, etc. Las respuestas a estas preguntas aportan posibles soluciones y marcan el camino por el que se debe comenzar a establecer los cambios.

Geriatricarea cuidados
Ser cuidador no significa olvidar de la propia existencia para dedicase al cuidado de un familiar. Hay que reconoced los propios límites

· Acompañar los nuevos límites con razones y sentimientos, lo cual no significa que debamos justificarnos sino explicar de manera breve el porqué de nuestra decisión. Por ejemplo, no es apropiado negarse sin más o comenzar una discusión si el cuidador está disfrutando de un momento de descanso y el familiar pide que le lleve un vaso de agua cuando podría levantarse e ir él, o si insiste en que lo bañe cuando podría hacerlo más tarde. Lo aconsejable es mantener una conversación natural aportando las razones, sin mentir ni dar excusas y expresando aquello que nos mueve a actuar de una determinada manera.
Muchas veces, por no enfrentar las situaciones o por miedo a que la otra persona no lo comprenda, aceptamos cosas que sabemos que no podemos hacer o que nos sobrepasan cuando al final, un diálogo tranquilo y sincero lo solucionaría todo.
· Los pensamientos negativos son parte del proceso de cambio. Nuestra cabeza nos pide que volvamos al comportamiento de antes por la sensación de egoísmo, la culpa, la ansiedad, el sentimiento de abandono, etc. No podemos negarlos pero tampoco dejar que nos influyan. Así, cuando el familiar llame repetidas veces para que se le preste atención, aunque no necesite nada urgente, o pida algo de una manera que dará más trabajo el cuidador se sentirás fatal la primera vez que se niegue, pero es parte del aprendizaje y del cambio. El mantener la nueva actitud en el tiempo hará que desaparezcan estos pensamientos.
· Adquirir nuevos hábitos conlleva un ejercicio diario: no se trata de llegar un día y negarse a todo de repente. Es aconsejable entrenar todos los días para que surta el efecto deseado. Si, por ejemplo, el familiar es capaz de cortar la comida pero constantemente el cuidador se adelanta y lo hace no es aconsejable que, de repente se deje de hacer sin más. Hay que empezar por dejar que lo haga él/ella un día sí y otro no, o que lo haga con el primer plato. Para ellos también será mucho más enriquecedor irse dando cuenta poco a poco de los cambios, comprender vuestras necesidades y adaptarse a la nueva situación.
· No se puede complacer a todo el mundo, hay que reconocer los propios límites. Ser cuidador no significa olvidar de la propia existencia para dedicase al cuidado de un familiar. Cuidar de una persona en situación de dependencia no consiste en decir a todo que sí, consentir o aceptar todas sus peticiones; y aunque así lo fuera ¿qué persona en este mundo sería capaz de llevarlo a cabo?… Todos queremos que nuestros familiares gocen de los mejores cuidados y atenciones pero, tenemos que ser conscientes de nuestras propios límites para ser capaces de decir no, sin sentimientos de culpa.
· Decir que “si” a todo significa decir “no” a vuestra propia vida. No se debe  considerar el decir “no” como algo negativo, ya que decir que no y poner límites no significa que dejar al familiar en un completo abandono, simplemente se trata de organizar los cuidados de la manera más beneficiosa para ambos.
· ¿Por qué cuesta decir «no»? Ser conscientes de la razón por la que cuesta establecer unos límites y buscar alternativas puede ayudar a ser más racional y ver con más claridad los posibles errores. Pensar que el familiar va a estar mal cuidado, que se le va a abandonar, que se va a enfadar, que los demás puedan pensar que sois irresponsables o egoístas… Es recomendable escribir las razones en un papel e intentar buscarles un razonamiento contrario para enfrentar diferentes posturas.
Por ejemplo, “estoy en casa constantemente con mi familiar y no tengo tiempo libre porque me siento mal al dejarlo solo” y anotad las razones por las que no deberíais sentiros mal: “no corre ningún peligro porque sabe utilizar el teléfono y/o tiene un sistema de tele asistencia por si le pasa algo”, “siempre que salgo, aviso a algún vecino para que esté pendiente o aprovecho las horas en las que viene la auxiliar a echarme una mano”… A veces es necesario enfrentarse a un punto de vista contrario al nuestro para poder darnos cuenta de las cosas.

· No sucumbir a las técnicas de “chantaje”. La negativa y el cambio de actitud puede dar lugar a diferentes tácticas por parte de los familiares para intentar convencer el cuidador y que las cosas vuelvan a ser como antes: quejas continuadas, frases para hacer sentirse culpable, halagos y, en los casos más extremos, situaciones intimidantes e incluso agresivas. La fortaleza y la perseverancia son aliados para no volver a los antiguos hábitos de sobrecarga.
· Buscar alternativas si es necesario. Como decíamos antes, decir no y poner algunos límites a la hora de cuidar no debe suponer una desatención o una merma en la calidad de los cuidados. Hay que asegurarse de que las necesidades básicas de la persona están cubiertas y sino, buscar alternativas de apoyo, compartirlas con la persona cuidada e ir introduciéndolas poco a poco en la rutina familiar.
Por ejemplo, en el caso de que el familiar dice que no quiere otra comida que no sea la vuestra, y por falta de tiempo es cada vez más difícil dejar los menús preparados para tantos días, existen alternativas como solicitar el servicio de comida a domicilio o que sea otro familiar el que os ayude con la comida. Se puede comenzar por incluir algún plato que haya preparado otra persona para ver cómo reacciona o negociar la posibilidad de que la cena la sigáis haciéndola vosotros pero la comida esté preparada por un servicio de comida a domicilio municipal.

Sobre la autora: Eva Lorenzo Eva-Lorenzo

Eva Lorenzo es Trabajadora Social y gran parte de su vida laboral y formación han girado en torno a la atención de personas mayores y personas con diversidad funcional en situación de dependencia, que necesitaban la ayuda de un cuidador, siendo este, en la mayoría de los casos, de su entorno familiar.

Cuenta también con conocimientos y experiencia en otros ámbitos en los que un trabajador social puede desempeñar su labor (orientación laboral, mujer, inmigración, familia, menores…). En la actualidad se encuentra en búsqueda empleo y ha decidido que no hay una forma mejor de ocupar su tiempo que ayudando a los demás a través de su blog Mi rincón de apoyo al cuidador