/p>Problemas de memoria, atención, concentración o capacidad ejecutiva son los principales indicadores que pueden alertar sobre la aparición de deterioro cognitivo. Y consciente de que es clave acudir a un especialista para realizar una valoración adecuada ante los primeros síntomas, Sanitas Mayores ha puesto en marcha en sus centros de día la iniciativa “Charla con la neuróloga”, con la que trata de sensibilizar sobre la importancia de la detección precoz.
Geriatricarea deterioro cognitivo Sanitas Mayor
En los encuentros “Charla con la neuróloga” se trata de sensibilizar sobre la importancia de la detección precoz del deterioro cognitivo

Sanitas Mayores ha iniciado ya esta serie de encuentros informativos para familiares y cuidadores sobre deterioro cognitivo y demencia, los primeros se han celebrado en los centros de día Clara del Rey y Fermín Caballero de Madrid, gracias a los cuales los participantes han podido consultar sus dudas a Pilar de Luis, neuróloga del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.
El diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, y su tratamiento son dos de los principales temas que se abordan en estos encuentro ya que, tal y como afirma Pilar de Luis, “si hay despistes más frecuentes de lo habitual en edad avanzada se debe realizar un estudio para descartar una enfermedad neurodegenerativa. La valoración de un neurólogo es fundamental para determina si los síntomas se deben a una enfermedad o al proceso normal de envejecimiento”.
El deterioro cognitivo leve se asocia a la edad y está presente en el 30% de las personas mayores de 65 años, aumentando con el rango de edad. La diferencia fundamental entre el deterioro cognitivo leve y la demencia es que el primero afecta de forma exclusiva a la memoria, mientras que la demencia compromete también otras funciones cerebrales, así como las habilidades para desarrollar las actividades normales de la vida diaria. Presenta, además, una sintomatología más característica como alteraciones del comportamiento, pérdida de habilidades sociales o deterioro en el sentido de la orientación.
“A pesar de las diferencias iniciales entre deterioro cognitivo leve y demencia, estudios recientes realizados mediante técnicas de neuroimagen parecen evidenciar que los pacientes con deterioro cognitivo leve tienen un riesgo mayor de desarrollar algún tipo de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer”, apunta Pilar de Luis.
Para esta especialista, aunque existen algunos síntomas en común “es preciso distinguir entre Alzheimer y demencia senil. La enfermedad de Alzheimer tiene varios grados y su diagnóstico definitivo es por biopsia cerebral”. La demencia senil no se refiere a una enfermedad, sino que hace referencia a la pérdida de capacidad mental donde las funciones de conducta o de conocimiento del mundo se ven alteradas.
En los encuentros informativos “Charla con la neuróloga” también se ofrecen recomendaciones para los cuidadores de personas con Alzheimer, como reforzar el ambiente familiar y las rutinas, lo que favorece la seguridad de las personas afectadas. También se aborda la denominada terapia de validación, ya que tiene efectos positivos sobre estos pacientes. Tal y como apunta Pilar de Luis, “el paciente de Alzheimer es muy receptivo a tareas que le gustaron en el pasado. Siente cercanía, comprensión y aceptación. En esta línea sus cuidadores pueden usar diferentes estímulos como fotos de su vida, canciones que le gustaban o simplemente parafrasear sus creencias y sus gustos”.
Todo ello con el objetivo de ayudar a los mayores y sus familias a detectar síntomas de posibles enfermedades, así como a mejorar el bienestar físico y mental de los mayores que participan en actividades que evitan el aislamiento social, lo que permite ralentizar el deterioro cognitivo, además de recibir supervisión médica continuada.