/p>El tratamiento con romosozumab durante 12 meses en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis está asociado a disminuciones rápidas e importantes del riesgo de fractura vertebral en comparación con placebo, tal y como revela el estudio FRAME (Fracture Study in Postmenopausal Women with Osteoporosis) presentado en el Congreso Europeo Anual de Reumatología – EULAR 2017.
Los resultado de este estudio coordinado por el catedrático Piet Geusens de la Universidad de Maastricht (Países Bajos) muestran que en el caso de las mujeres que recibieron romosozumab todas las fracturas vertebrales clínicas ocurrieron en los dos primeros meses de tratamiento y, en general, el riesgo de sufrir una fractura vertebral fue cinco veces mayor en el grupo de mujeres que recibió tratamiento placebo.
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El tratamiento con romosozumab supone una rápida e importante disminución del riesgo clínico de fracturas vertebrales en mujeres posmenopáusicas

A juicio del Dr. Geusens “estos resultados respaldan esta nueva clase de fármaco como tratamiento muy eficaz para las mujeres posmenopáusicas con déficit establecido de densidad mineral ósea que están ante un mayor riesgo de fractura. La rápida e importante disminución del riesgo clínico de fracturas vertebrales es un resultado clínico importante y muy relevante”.
Romosozumab es un anticuerpo monoclonal que se une a la esclerostina (una glucoproteína producida por células óseas) y la inhibe. Esta acción tiene el doble efecto de aumentar la formación de hueso y disminuir la resorción ósea, dando lugar a un aumento significativo de la densidad mineral ósea.
Estudios anteriores ya han demostrado que romosozumab, administrado por vía subcutánea a intervalos mensuales durante un período de 12 meses, da lugar a ganancias de densidad en los compartimentos trabecular y cortical de la columna vertebral y las regiones de la cadera.
Los resultados iniciales del estudio FRAME sobre fracturas en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis demostraron que romosozumab se asocia a un menor riesgo de nuevas fracturas vertebrales en comparación con placebo a los 12 meses. El efecto de romosozumab sobre el riesgo de fracturas vertebrales fue rápido, con solo 2 fracturas vertebrales adicionales (de un total de 16 fracturas de este tipo en el grupo romosozumab) que se produjeron en el segundo semestre del tratamiento.
Ahora, estos nuevos datos presentados en el Congreso EULAR 2017 se centran en la incidencia de la fractura vertebral clínica en las mujeres del estudio que presentaron dorsalgia coherente con este diagnóstico. Las visitas mensuales del estudio en FRAME permitieron confirmar puntualmente mediante radiografías la sospecha de fracturas vertebrales clínicas.
Así, de las 119 mujeres que notificaron dolor en la espalda durante los 12 meses, 20 fueron diagnosticadas con un empeoramiento de una fractura vertebral o la aparición de una nueva. En el grupo de romosozumab, hubo 3 fracturas vertebrales clínicas (<0,1% de los pacientes y todas en los 2 primeros meses) en comparación con las 17 (0,5%) que hubo en el grupo de placebo. El riesgo de fracturas vertebrales clínicas fue un 83% menor en el grupo de romosozumab que en el grupo de placebo a los 12 meses.
Las determinaciones de la densidad mineral ósea de las mujeres con fractura vertebral clínica frente a las mujeres sin ninguna fractura vertebral clínica mostraron la presencia de osteoporosis más grave. Sin embargo, otras características basales fueron comparables entre todas las mujeres que notificaron dorsalgia en ambos grupos de tratamiento.
El estudio FRAME es un ensayo clínico internacional, aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo y de grupos paralelos. Participaron 7.180 mujeres posmenopáusicas, entre 55 y 85 años, con signos de osteoporosis confirmados por puntuaciones anormalmente bajas de densidad ósea en la columna vertebral, la cadera y el cuello del fémur, pero sin fractura vertebral grave. Las pacientes recibieron mensualmente romosozumab (n = 3.589) o placebo (n = 3.591) durante 12 meses.

El 30% de las mujeres posmenopáusicas padece osteoporosis

La osteoporosis posmenopáusica se considera un serio problema de salud pública debido a su alta prevalencia en todo el mundo. Aproximadamente el 30% de las mujeres posmenopáusicas padece osteoporosis en Europa y Estados Unidos. Al menos el 40% de estas mujeres sufrirán una o más fracturas por fragilidad ósea durante su vida.
Las fracturas más comunes asociadas a la osteoporosis posmenopáusica tienen lugar en la cadera, la columna vertebral y la muñeca. Las fracturas vertebrales (columna vertebral) y de cadera son especialmente preocupantes. Las fracturas vertebrales pueden causar un cuadro doloroso de dorsalgia y deformidad.