/p>De acuerdo con el III Barómetro EsCrónicos de 2016, el grupo de población por encima de los 55 años es el más afectado por las enfermedades crónicas, siendo las más frecuentes las de carácter neurodegenerativo (párkinson, alzhéimer, esclerosis múltiple…), circulatorio (hipertensión, diabetes…), osteoarticular (lumbalgia, artrosis…), respiratorio (asma o bronquitis crónica) y genitourinario (incontinencia urinaria o impotencia).
prevención enfermedades crónicas
Seguir hábitos de vida saludables como llevar una dieta equilibrada, evitar el sedentarismo y hacer deporte o no fumar no sólo tiene un papel fundamental en la prevención de las enfermedades crónicas, sino también en la mejoría de su evolución

Para prevenir este tipo de patologías, o experimentar una mejora en su evolución si ya se padecen, resulta fundamental adoptar los siguientes hábitos saludables:
Mantener una correcta alimentación: la dieta debe ser variada; se ha de reducir el consumo de grasas saturadas e incrementar el de grasas vegetales; aumentar la ingesta de frutas, legumbres, verduras y cereales, así como la de agua, ylimitar el consumo de sal y azúcar. “El impacto de la malnutrición en personas mayores supone un mayor riesgo de contraer enfermedades, dificultad para controlarlas, aceleración de las enfermedades degenerativas e incluso mortalidad. Los cambios que se producen en el organismo con el envejecimiento exigen aumentar la ingesta de determinados nutrientes para mantener una alimentación equilibrada”, explica el doctor David Curto, jefe de gestión asistencial de Sanitas Mayores.
Hacer deporte. El sedentarismo favorece la diabetes y la obesidad, entre otras enfermedades cardiovasculares. Por tanto, el ejercicio físico debe ser una parte fundamental de la actividad diaria de las personas mayores, siempre adecuándolo a las posibilidades del individuo y atendiendo a las recomendaciones del médico.
No fumar. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica o EPOC está relacionada con el hábito de fumar y con especial prevalencia entre las personas mayores que fuman más de 30 cigarrillos diarios. Además, esta enfermedad constituye la cuarta causa de muerte entre las personas mayores. Otras afecciones que se relacionan con el hábito de fumar son el deterioro del sistema cardiovascular y del aparato respiratorio y el desarrollo de diversos tipos de cáncer. “Abandonar este hábito, incluso a una edad avanzada, supone una mejoría de la capacidad respiratoria y reduce las probabilidades de sufrir un trastorno coronario. Además de suavizar los signos externos del envejecimiento”, añade el doctor Curto.
Seguir el tratamiento prescrito por el médico o médicos. “Es fundamental seguir los consejos de los profesionales y consultar con ellos los posibles enfoques y tratamientos antes de acudir a un foro de Internet. El mejor tratamiento es el que se prescribe según las características del paciente ya que no existe un modelo tipo que sirva para todos”, destaca el especialista de Sanitas Mayores.
Estos hábitos de vida saludables constituyen el pilar principal de cualquier tratamiento de enfermedades crónicas. Una modificación de los mismos tiene un importante impacto en la mejoría de diferentes parámetros de las patologías crónicas como la tensión arterial, la glucemia o el peso”, concluye David Curto.