/p>La soledad es un problema social y de salud pública cada día más preocupante dado el incremento imparable de personas muy mayores que viven solas, tal y como se ha puesto de manifiesto en el transcurso del curso “Soledad en las personas mayores”, organizado por la International Association of Gerontoloy and Geriatrics-Europa y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), a través de su Fundación Envejecimiento y Salud (FES), celebrado en la en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia.
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Las mujeres de más edad, con bajo nivel formativo y escasos ingresos sufren mayor riesgo de vivir en soledad

En este foro se ha analizado la soledad desde un enfoque multidisciplinar, puesto que es un creciente problema de salud pública, del que se habla poco, pero de gran importancia para los gerontólogos y geriatras, tal y como destacan desde le SEGG.
En lo relativo a la soledad de las personas mayores, el perfil sociodemográfico de las personas que están en mayor riesgo de sentirse solas coincide con ser mujer, tener más edad, bajo nivel formativo y escasos ingresos, no tener pareja y vivir solo. Según datos del INE, en uno de cada cuatro hogares vive una persona sola y, en un 42% de los casos, se trata de una persona mayor de 65 años, en su mayoría mujeres.
En cuanto a las relaciones sociales, la soledad se asocia con un contacto poco frecuente con amigos y familiares, insatisfacción con el apoyo recibido y una baja participación social. La soledad también ha sido vinculada a problemas de salud, tanto de salud física como emocional y cognitiva.
Tal y como indican desde la SEGG, autores como Cacioppo han encontrado relación entre soledad y un aumento de la tensión arterial, problemas cardiovasculares y del sueño. La relación entre soledad y depresión ha sido muy estudiada y, además, se ha comprobado que las personas solas tienen mayor riesgo de tener demencias e incluso Alzheimer. Además del impacto en la salud objetiva, las personas que se sienten más solas suelen tener una peor percepción subjetiva de su estado de salud. La soledad también aumenta el riesgo de mortalidad.
En cuanto al estado funcional, se ha demostrado que las personas solas suelen tener la movilidad reducida y más limitaciones en las actividades de la vida diaria. A esto hay que unir que suelen estar menos satisfechas con sus vidas. Finalmente, algunos estudios indican relaciones entre soledad y algunas variables cognitivas o de personalidad, como bajos niveles de control percibido y de autoestima, o alto nivel de neuroticismo, destacan desde de SEGG.