/p>ORPEA Meco, primera residencia de mayores con escuela infantil incorporada, cumple ya 15 años. Se trata de una iniciativa intergeneracional pionera en nuestro país que está obteniendo estupendos resultados asistenciales, emocionales y psicológicos entre mayores y niños.
Este proyecto, que comenzó en 2003 con el objetivo de dar respuesta a necesidades sociales del entorno, como el aumento del número de personas mayores dependientes y el crecimiento de la natalidad en este municipio, que se había convertido en una ciudad dormitorio, fomenta las relaciones intergeneracionales que favorecen el envejecimiento activo, constituyendo un factor importante para la motivación y participación de las personas mayores en la sociedad.
geriatricarea ORPEA Meco
Por su parte, para los niños supone una oportunidad de adquirir nuevos conocimientos, el sentido del respeto y la responsabilidad social y, sobre todo, conlleva un cambio de percepción hacia las personas mayores que propicia una sociedad para todas las edades. Por ello, desde ORPEA se organizan actividades intergeneracionales de manera regular en sus centros.
Y en el caso de ORPEA Meco “tenemos la suerte de que cada día es un encuentro intergeneracional”, apunta Sara Sanz, directora de este centro, donde niños de entre seis meses y tres años y adultos mayores de 70 comparten espacios comunes y actividades, se realizan a diario sesiones de terapia ocupacional, fisioterapia y animación y, al menos una vez a la semana, acciones intergeneracionales que forman parte de los programas de la residencia de mayores y de la escuela infantil.
“La actividad que se organiza resulta sencilla y adaptada a los mayores y a los niños, y siempre está guiada por nuestra terapeuta ocupacional que es quién realiza el seguimiento de los mayores y la evolución vinculada a esta actividad”, comenta Sara Sanz. De hecho, antes de la inclusión de la persona mayor en los programas y proyectos intergeneracionales, se realiza una valoración para constatar sus necesidades de tratamiento, si cumple con los requisitos y su disponibilidad, porque es una actividad voluntaria.
Según explica la terapeuta ocupacional del centro y encargada del programa intergeneracional, Eva del Toro, “se trata de un recurso limitado, en el que el factor humano y la relación es clave, por lo que  debe ser bien medido y utilizado. Cada participante debe conocer qué se espera de ellos y deben hacerlo de forma voluntaria. En todos estos años, se han beneficiado de las actividades intergeneracionales residentes con distintas necesidades terapéuticas tanto a nivel cognitivo, afectivo emocional, físico funcional, problemas adaptativos etc.”.
 
Eva del Toro destaca que los beneficios de los programas intergeneracionales son variados, pero resalta especialmente la mayor integración a los mayores en el entorno inmediato que les rodea, minimizando los efectos de la institucionalización. Asimismo, consiguen que los mayores se mantengan activos de una manera positiva y que,  en algún caso, se restablezcan roles perdidos por enfermedad o por la ruptura de su entorno familiar y social. 
 
Por otra parte, esta especialistas asegura que, gracias a que los programas y actividades tienen un componente motivador y estimulante, “podemos reforzar áreas de trabajo terapéuticos como la comunicación, funciones cognitivas, sensoriales, funcionales… sin olvidarnos de componentes emocionales y relacionales”.
Y con respecto a los niños, los programas intergeneracionales que se realizan en ORPEA Meco son beneficiosos porque refuerzan áreas de aprendizaje, adquieren nuevos conocimientos, aumentan la autoestima y socialización y fomentan valores como la solidaridad, tal y como se explica en este vídeo: