Siete de cada diez personas mayores de 65 años que sufren una caída en España padecen consecuencias, y en uno de cada diez casos las consecuencias son graves, como fracturas en la cadera, lo que dificulta su independencia e incluso pueden llevar a su fallecimiento.
Los cambios que el envejecimiento produce en el organismo humano afectan a la marcha, al equilibrio y al control neuromuscular,  las principales causas que favorecen la frecuencia de las caídas en la tercera edad.

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Los cambios que produce el envejecimiento favorecen la frecuencia de las caídas en la tercera edad

 
“Los reflejos se hacen más lentos, al igual que la respuesta de soporte y disminuye la agudeza visual y táctil. Esto hace que se camine con una mayor cautela, acortando el paso, levantando menos los pies, girando todo el cuerpo para mirar hacia un lado, y que este se desequilibre ante pequeños empujones o tropiezos leves”, asegura David Curto, el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.
Ademas, tal y como señala este experto, a esto hay que sumar otro importante factor de riesgo de carácter externo: climatología, siendo el invierno, por sus propias características, la época del año más propensa para las caídas. El viento, o el hielo y la lluvia que hacen que el pavimento se vuelva más resbaladizo, favorecen que los mayores pierdan estabilidad y caigan al suelo. Por eso, es en esta época del año cuando hay que extremar particularmente las precauciones.

Consejos para evitar estos accidentes

El doctor David Curto explica que “si se tienen en cuenta una serie de recomendaciones básicas, se puede reducir tanto el número de personas que sufren caídas, como su frecuencia y la gravedad de las lesiones que producen”. Por eso, desde Sanitas Mayores ofrecen algunos consejos para evitar caídas en las personas mayores:

  1. Tener en cuenta las condiciones climáticas antes de salir de casa. Cuando estas son adversas debido al fuerte viento, a la lluvia o a la posibilidad de hielo en el pavimento, lo recomendable es que el mayor permanezca en casa.
  2. Usar siempre calzado cómodo y que no resbale. Se recomienda utilizar calzado con suelas antideslizantes y evitar, en lo posible, el uso de escaleras. Además, si el mayor utiliza bastón o andador, debe incorporar también material antideslizante pues estos elementos son más propensos a resbalar y desestabilizarse con pavimentos húmedos o mojados.
  3. Utilizar itinerarios conocidos y que cumplan con las normas básicas de accesibilidad, tratando de evitar zonas con obras, rampas, escaleras o desniveles.
  4. Realizar ejercicio físico regularmente, adaptado a las condiciones físicas de cada persona y a la climatología. Manteniendo el cuerpo activo haremos que sea más fuerte y, por lo tanto, menos vulnerable.
  5. Cuidar la alimentación y mantenerse hidratado. Es fundamental llevar una dieta equilibrada y variada, así como beber por lo menos un litro de agua al día para mantener el cuerpo bien hidratado.
  6. Realizar un buen seguimiento del estado de salud para conocer los problemas médicos que pueda tener el mayor y que se tome la medicación de forma adecuada. No hay que olvidarse de la vista y el oído, por lo que se recomienda acudir periódicamente al oftalmólogo y al otorrino. Además, si el mayor lleva gafas o audífonos, es importante que no se los deje en casa.
  7. Hacer modificaciones en el hogar. Dado que, además, en invierno se suele pasar más tiempo en casa, es fundamental que la vivienda carezca de obstáculos y que cuente con elementos que permitan al mayor tener una vida más cómoda, tranquila y segura. Poner barandillas en el baño y en el pasillo, colocar antideslizantes en la ducha y escaleras, fijar las alfombras al suelo, tener soportes para ayudar a levantarse de la cama o iluminar bien las estancias para evitar tropiezos.