La capacitación en habilidades y competencias es uno de los aspectos clave de la Medicina, tanto para los profesionales sanitarios que se encargan de ejercerla como para los propios pacientes a la hora de afrontar su situación clínica.

En este sentido, los expertos reunidos con motivo de la II Jornada de Pacientes de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) advirtieron que es necesario hacer un esfuerzo por potenciar las destrezas y aptitudes de cada grupo implicado (pacientes, cuidadores y profesionales) para ampliar el conocimiento sobre riesgos y seguridad clínica y conseguir formar equipos con objetivos comunes para lograr un envejecimiento activo y saludable.

Con este fin tuvo lugar la II Jornada de Pacientes de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) celebrada en el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid. La Sociedad mantiene así su apuesta por generar espacios de encuentro donde pacientes, cuidadores y profesionales compartan conocimiento, experiencias e ideas, al tiempo que se delibere sobre aspectos relacionados con la salud desde todas las perspectivas.

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La SEMI apuesta por generar espacios de encuentro donde pacientes, cuidadores y profesionales colaboren para mejorar la seguridad clínica y conseguir un envejecimiento saludable

Y es que la pluripatología asociada al envejecimiento está modificando el acto sanitario hacia un modelo de cooperación entre los profesionales, pacientes y cuidadores. Precisamente, los expertos también resaltan la necesidad de capacitar a los cuidadores, cuyo rol es fundamental en el contexto sociosanitario actual, tal y como segura la doctora Arántzazu Álvarez de Arcaya, responsable de Relaciones con Pacientes de la SEMI, miembro del Comité Científico de la Jornada y coordinadora de Medicina Hospitalista del Hospital Clínico San Carlos.

Nos solemos preocupar por el bienestar del paciente pero casi nadie habla del cuidador. Debemos tener en cuenta qué necesitan y cómo les podemos apoyar. Estamos inmersos en un cambio de paradigma del actual modelo curativo hacia un sistema de cuidados integrales centrados en las personas, y lo tenemos que enseñar en las facultades”, destaca esta especialista.

En este sentido, desde la SEMI se indica que nos encontramos ante un nuevo contexto sociosanitario determinado por el envejecimiento, de ahí la necesidad de transformar el modelo y reflexionar en las implicaciones clínicas, éticas y legales que ello supone. Así, los resultados óptimos de la población anciana de los últimos años están relacionados con una mayor autonomía y calidad de vida. “Las intervenciones en este grupo de personas las tenemos que orientar hacia el mantenimiento de la independencia funcional y conseguir una buena calidad de vida desde la perspectiva física, social y psíquica para alcanzar el máximo bienestar posible”, indica la doctora Álvarez de Arcaya.

La polimedicación cada vez es más frecuente debido al aumento de la esperanza de vida y de la prevalencia de enfermedades crónicas. Es decir, “a mayor número de fármacos y complejidad en los tratamientos, mayor riesgo de padecer efectos adversos para la salud derivados de interacciones medicamentosas o de una menor adherencia terapéutica. Tanto la polifarmacia como la prescripción inadecuada se relacionan con un incremento en el riesgo de caídas, problema de especial importancia en la población de mayor edad. Por ello, tenemos que contrarrestar esta situación desde las facultades de Medicina, Enfermería y Farmacia potenciando la cultura en seguridad clínica, así como desarrollando políticas de educación en salud para la ciudadanía”, advierte la especialista.

Por otro lado, el gran desarrollo tecnológico también contribuye a esta transformación asistencial, permitiendo la ‘hogarización’ de los cuidados, borrando las barreras existentes en el sistema, facilitando la accesibilidad e impulsando la comunicación entre pacientes y profesionales, favoreciendo con todo ello la toma de decisiones compartida.

Disminuir las intervenciones sanitarias innecesarias

En el año 2013 y como respuesta a una propuesta de la SEMI, se puso en marcha el proyecto «Compromiso por la calidad de las sociedades científicas en España», para acordar ciertas recomendaciones basadas en la evidencia científica en torno al “no hacer”, una iniciativa promovida desde hace años por las sociedades científicas.

El objetivo principal es disminuir la utilización de intervenciones sanitarias innecesarias que no han demostrado eficacia, tienen efectividad escasa o dudosa, no son coste-efectivas o no son prioritarias.

Muy relacionado está el llamado sobrediagnóstico, cuando el problema detectado no causa síntomas o no afecta al pronóstico ni a la calidad de vida del paciente. Ello conlleva en muchas ocasiones al sobretratamiento, es decir, aplicar tratamientos médicos innecesarios que no aportan valor.