Durante este año, más de 123.000 adultos mayores serán diagnosticados de una enfermedad oncológica en España, según las previsiones demográficas de Naciones Unidas. Por ello, desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología se aboga por una atención multidisciplinar al adulto mayor y una correcta vertebración de unidades de oncogeriatría que permitan una valoración geriátrica integral y detectar a pacientes prefágiles y frágiles en situaciones de vulnerabilidad reversible.

Además, la SEGG indica que es necesario que la correcta vertebración de estas unidades se de forma equitativa en todo el territorio estatal para favorecer el acceso da las personas de edad avanzada con enfermedad oncológica a una atención más centrada en la mejora y, al mismo tiempo, mejorar la eficiencia en la atención del sistema público de salud, tal y como afirma Francisco Tarazona, vocal de la Junta Directiva de la SEGG.

Y es que, a pesar de la eficacia y de la eficiencia demostrada en la atención a estos pacientes, la implantación de las unidades de oncogeriatría es desigual en el territorio español, señala este experto, que destaca de estas unidades su capacidad para preservar en niveles óptimos el estado funcional, afectivo y cognitivo y generar importantes ahorros al sistema público al reducir las complicaciones, el uso inapropiado de medicamentos y prevenir importantes síndromes geriátricos como el delirium.

geriatricarea enfermedad oncologica
Es importante evitar los infra diagnósticos de enfermedad oncológica motivados por la edad y los tratamientos demasiado tóxicos en ancianos frágiles

En este sentido, María José Molina, miembro del Equipo de Liderazgo de la SEGG, destaca que “junto a la problemática de la alta incidencia de cáncer, los ancianos con diagnóstico de cáncer suelen presentar multitud de déficits en distintos dominios de la Valoración Geriátrica Integral (VGI)”. Así, el anciano oncológico presenta déficits funcionales, nutricionales, cognitivos, anímicos y de tipo social, síndromes geriátricos, comorbilidades severas y otras condiciones, sobre las que es preciso intervenir para mejorar la tolerancia al tratamiento antitumoral.

Para María José Molina el fururo pasa por avanzar en la investigación en Oncogeriatría, estimular la creación de ensayos clínicos específicos para ancianos, y alentar al paciente a participar en los mismos”. Además, “otro aspecto que preocupa en la atención al anciano con cáncer es el riesgo, por un lado, de que sea infra diagnosticado o infra tratado por el mero hecho de su edad o, por otro, que reciba un tratamiento que le resulte demasiado tóxico”. Por ello es importante evitar los infra diagnósticos motivados por la edad o los tratamientos demasiado tóxicos en ancianos frágiles.

A juicio de la SEGG, algunos puntos claros de mejora son las campañas de información para la población con programas divulgativos que hagan entender al anciano y a sus familiares cuáles son los signos de alerta para contactar con profesionales; un análisis profundo para redefinir la edad límite de participación de individuos en las campañas de cribado de determinados tumores; y la creación de programas específicos de formación en oncogeriatría para conseguir la mejor atención a estos pacientes. La formación de un grupo de trabajo específico para el anciano oncológico dentro de la SEGG y de la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), y su estrecha colaboración, son ejemplo del interés que existe por la mejora en este campo.