Más del 30% de todas las personas atendidas a través del Plan Cruz Roja RESPONDE frente a la COVID, lanzado el pasado mes de marzo, son mayores de 65 años, tal y como revela el balance realizado por esta organización humanitaria en relación a su Plan RESPONDE, la mayor operación humanitaria de la historia de la Organización en cuanto a movilización de recursos, capacidades y personas.

Hasta la fecha, Cruz Roja ha apoyado a 2.550.000 personas. De las 876.000 que se cuenta con todos los registros (nombres, apellidos y otros datos), el 30%, unas 256.000, son personas mayores de 65 años. “Esto viene a demostrar, por una parte, el compromiso continuado que mantenemos desde hace años con las personas mayores, el principal colectivo al que atendemos, y, por otra, que la crisis sanitaria y socioeconómica generada por la COVID-19 ha golpeado especialmente a las personas más vulnerables”, señala Joaquín Pérez, responsable del Área de Personas Mayores de Cruz Roja.

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El 30% de los atendidos por el Plan Cruz Roja RESPONDE frente a la COVID-19 son personas mayores, un colectivo especialmente golpeado por la pandemia


Tratar de reducir el aislamiento y la soledad, mejorando su autonomía, es uno de los objetivos de Cruz Roja en su intervención con personas mayores durante estos meses de pandemia. Para lograrlo, se han llevado a cabo más de 75.000 acompañamientos por apoyo emocional a 17.471 personas mayores (13.431 mujeres y 4.040 hombres), además de la entrega de material para su acceso a Internet.

Por otra parte, Cruz Roja también ha realizado más de 200.000 agendas de información (llamadas) a 122.340 personas (89.114 mujeres y 33.226 hombres). Estas agendas o seguimientos son de dos tipos: de carácter social, para tranquilizarles, darles información básica y transmitirles el mensaje de que la Organización sigue estando a su lado para lo que necesite, poniendo en práctica las medidas adicionales oportunas, y agendas de salud, con información en medidas de prevención sobre el COVID-19.

Las voluntarias y voluntarios se está entregando al máximo con las personas mayores, para hacer frente y prevenir posibles situaciones de soledad y aislamiento, maltrato, para influir sobre los hábitos saludables y la salud de las personas mayores, para mejorar su autonomía, para la activación a nivel cognitivo y para que las personas cuidadoras tengan acceso a los recursos necesarios para realizar su actividad de la mejor forma posible y llevándoles alimentos, medicinas, etc…”, recalca Joaquín Pérez.

Mejorar la calidad de vida de las personas mayores en su proceso de envejecimiento

Cruz Roja lleva más de treinta años desarrollando programas destinados a este sector de la población con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas mayores en su proceso de envejecimiento, reduciendo las desigualdades de género identificadas y en nuevas áreas que hasta ahora no eran tan evidentes como la soledad, falta de autonomía personal, deterioro cognitivo, abuso o negligencia, la pobreza, etc. Y también en las circunstancias que les rodean (contexto social y familiar, coyuntura socioeconómica…etc.).

El impacto de la soledad y su tremendo coste humano y económico preocupan especialmente a Cruz Roja. Precisamente, uno de los compromisos que adoptó la Organización en su última Asamblea General hace referencia a “contribuir a romper el aislamiento y la soledad de las personas en situación de vulnerabilidad”, teniendo en cuenta que no todas las personas que están solas experimentan soledad y que hay muchas personas que se sienten solas estando acompañadas.

En este sentido, la labor de Cruz Roja para reducir la soledad y el aislamiento social involuntario se lleva a cabo mejorando su bienestar emocional y restaurando sus conexiones sociales a través del voluntariado. Más de 42.000 personas son voluntarias de Cruz Roja con personas mayores. Gracias a ellos y a ellas, Cruz Roja pudo atender en 2019 a más de 264.000 personas mayores.