La presidenta de Fundación Pilares para la autonomía personal, Pilar Rodríguez, ha comparecido a petición de los grupos parlamentarios, en el seno de la ponencia sobre el Envejecimiento en España dentro de la Comisión de Derechos Sociales del Senado. En su intervención se refirió a la nueva etapa vital que se abre con la jubilación y a los cambios necesarios en los modelos de atención y cuidados.

Pilar Rodríguez ha trasladado a esta comisión una serie de propuestas. En primer lugar se refirió al término que ha denominado Revolución de la longevidad, un fenómeno aún no bien comprendido y asimilado por la sociedad y que está originando una enorme transformación social. De hecho es el fenómeno social más importante del siglo junto al cambio de rol de las mujeres, señaló, destacando que vivir más años es un logro muy positivo, pero también representa un desafío, y ambas cosas hay que saber afrontarlas.

Su exposición en la Comisión de Derechos Sociales del Senado se dividió en dos apartados principales: uno referido a la nueva etapa vital que se abre con la jubilación; y el otro, más amplio, dedicado a los cambios en los modelos de atención y cuidados que habría que desarrollar y lo que significan.

Fundación Pilares pide transformar los modelos de cuidados para luchar contra la discriminación de las personas en situación de dependencia

Poner en valor las aportaciones positivas de las personas jubiladas

Y es que, como señalan desde Fundación Pilares, la jubilación supone una nueva etapa vital. Las personas que cumplen hoy 65 años tienen una esperanza de vida de 23,4 años si son mujeres, y 19,5 si son hombres. La mayor parte de estos años se viven en excelentes condiciones de salud y energía. La jubilación, pues, ya no genera viejos, sino que abre la puerta de una nueva etapa vital que está llena de oportunidades tanto para beneficio personal como para enriquecimiento social. El problema es que la sociedad no ofrece vías en las que recoger esa potencial riqueza.

En este sentido, las contribuciones positivas que realizan las personas jubiladas son enormes:

  • La mayoría cuidan a sus nietos/as, a personas en situación de discapacidad o dependencia y mantienen y ayudan económicamente o acogiéndoles en su casa a hijas/os en paro o sin vivienda
  • Muchas realizan actividades solidarias y altruistas (voluntariado, asociaciones culturales, políticas, sindicatos…)
  • Todas las personas jubiladas contribuyen a la economía mediante el consumo de ocio, viajes, cultura, alimentación, tecnología…

Y para ponerlas en valor desde Fundación Pilares se reclama hacer campañas para hacer llegar a la sociedad datos e información del significado de estas contribuciones y evidenciar la falsedad del estereotipo de que las personas mayores solo gastan y consumen recursos y no producen bienes y servicios.

Otra cuestión a abordar es la preparación para vivir la jubilación con proyectos personalizados. Y es que un número importante de personas recién jubiladas o a punto de hacerlo expresan en los estudios que les gustaría que se les ofrezca por las empresas, entidades sociales y/o Administraciones Públicas formación y acompañamiento para orientarles ante esa nueva etapa vital. Porque les gustaría participar y enrolarse en actividades solidarias, pero desconocen cómo hacerlo.

Transformación de los modelos de cuidados para luchar contra la discriminación

Pilar Rodríguez, también recalcó en el Senado la necesidad urgente de luchar contra la discriminación de las personas en situación de dependencia mediante una transformación de los modelos de cuidados en los que se preserve la dignidad y los derechos de las personas y se cuente con su participación efectiva.

La crisis del coronavirus ha aflorado y mostrado ante toda la sociedad algo que las entidades que llevan tiempo trabajando en el sector del envejecimiento venían denunciando desde hace años: las situaciones de discriminación que sufren las personas mayores, que se acentúan sobremanera cuando tienen una situación de dependencia.

La vulneración de sus derechos y las afrentas a su dignidad han sido descritas por informes, manifiestos y declaraciones de muy diversas Organizaciones (OMS, Defensor del Pueblo, Médicos sin Fronteras, Amnistía Internacional, SEGG, la Mesa Estatal por los Derechos de las Personas Mayores y otras Entidades, como la propia Fundación Pilares). «Nunca más puede volver a ocurrir que se nieguen derechos como la atención sanitaria y se deje morir sin la asistencia debida y en soledad a un grupo de nuestra población por ser mayor, estar en situación de dependencia, o vivir en una residencia», denuncia Pilar Rodríguez, recalcando que «somos muchas las organizaciones que venimos reclamando la defensa de los derechos de las personas mayores y pedimos que España se adhiera a la petición de una Convención Internacional de Derechos de las Personas Mayores».

En este sentido, Fundación Pilares mantiene una línea de investigación – acción sobre los derechos de las personas en situación de dependencia, que son las que más los ven vulnerados en la vida cotidiana. El objetivo es ofrecer materiales a profesionales y personas cuidadoras para que aprendan a respetar esos derechos en la relación cotidiana de cuidados

Además, también es urgente y necesario acometer, de forma decidida, las reformas pertinentes en el Sistema Nacional de Salud y en el de los Servicios Sociales para hacer realidad la integración sociosanitaria, lo que redundaría en la eficacia y eficiencia de ambos, señala Pilar Rodríguez. EN este sentido, la reforma ha de garantizar que en las residencias se presta atención sanitaria desde los centros de Atención Primaria de Salud a todos los residentes, evitando la existencia de un sistema paralelo low cost, que es el existente en la mayor parte de nuestros centros en la actualidad.

A ello hay que añadir que las situaciones de dependencia, fragilidad, soledad o demencia se van a multiplicar por el envejecimiento de la población y la mayor esperanza de vida. Esto obliga necesariamente a cambiar el modelo de atención en el ámbito de los cuidados de larga duración. Ello significa trabajar desde los diferentes ámbitos de los servicios sociales, sanitarios y comunitarios para que la vida de las personas que precisan apoyos y atención por tener una situación de discapacidad, fragilidad o dependencia continúe teniendo valor para ellas y para los demás y puedan seguir adelante con sus proyectos de vida.

«Para ello, desde la planificación, la gestión o la intervención profesional hay que cambiar el foco y dejar de centrarse en los servicios para poner en el centro a las personas y adquirir nuevas técnicas y aprendizajes basados en dignidad y derechos dirigidas a apoyarlas para que puedan seguir desarrollando su vida conforme a sus valores y lo que para ellas es importante. En definitiva, el conocimiento científico al servicio del bienestar y la felicidad humana», señala la presidenta de Fundación Pilares

Por otra parte, para que las personas puedan seguir viviendo en su casa y en su entorno comunitario, hay que transformar el SAD y convertirlo en un conjunto de servicios integrales personalizados ajustados a la medida de cada persona y contando con su participación. «Desde esta concepción, deben poder combinarse la tecnología, los cuidados personales, el apoyo a las familias, los productos de apoyo, la accesibilidad de la vivienda y entorno, los centros sociales y de día… y ofrecerlos de manera integrada a quienes los precisan», indican desde esta Fundación.

Así mismo, para que la comunidad resulte lo más inclusiva posible y servir de apoyo a las personas vulnerables y puedan aprovecharse sus recursos se precisa desarrollar un trabajo comunitario mediante el que establecer sinergias y generar alianzas entre entidades sociales, comercios, organizaciones de voluntariado, etc. La metodología más apropiada para hacer este cambio es la gestión de casos y la utilización de técnicas como la historia de vida y el proyecto de vida.

Desde Fundación Pilares también se aboga por cambiar el actual modelo las residencias de personas mayores, ajustando las transformaciones a cada contexto (cambio organizacional, nuevos roles profesionales, profesional de referencia, historia de vida, planes personalizados, cambios ambientales…). «La idea es que la residencia se parezca lo más posible a un hogar y que las personas puedan identificarlo como propio. Para ello, hay que ampliar las ratios de las plantillas, evitar rotaciones entre unidades, mejorar los salarios y ofrecer formación en competencias técnicas, éticas y relacionales», señala Pilar Rodríguez.

Para lograr este objetivo es necesaria la planificación de nuevos equipamientos, diseñando diferentes y variadas modalidades de alojamiento (apartamentos con servicios, intergeneracionales, viviendas comunitarias, viviendas compartidas y diferentes fórmulas de viviendas colaborativas -cohousing-…).

Pilar Rodríguez concluyó su intervención en la ponencia sobre el Envejecimiento en España dentro de la Comisión de Derechos Sociales del Senado reiterando la necesidad de realizar un gran esfuerzo de formación, investigación e innovación para poder afrontar los muchos retos que significa el fenómeno del envejecimiento y de la longevidad, entre ellos.