Someterse periódicamente a una valoración preventiva es fundamental para mantener una correcta salud visual, especialmente para detectar precozmente enfermedades visuales que suelen presentarse sin ningún síntoma. Sin embargo, al menos uno de cada tres ciudadanos no revisa su vista de forma periódica, tal y como advierte el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL).

El no realizar chequeos visuales conlleva el riesgo de sufrir alguna deficiencia visual que no está siendo compensada o que existan problemas visuales incipientes que terminen por agravarse. Pero, además, desde el COOCYL se señala que el Sistema Nacional de Salud (SNS) no consigue cubrir la alta demanda de asistencia oftalmológica, lo que sitúa a esta especialidad entre las que mayores listas de espera acumula. Por estos motivos, COOCYL se suma a la petición realizada desde el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO) para lograr la plena incorporación de estos profesionales al SNS.

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La incorporación de ópticos-optometristas en Atención Primaria visual favorecería la reducción de la lista de espera oftalmológica y del gasto sanitario

Esta medida repercutiría de forma muy positiva en los servicios que reciben los pacientes, dado que los ópticos-optometristas cuentan con una formación y una capacitación legal que les permite ofrecer una atención precoz y efectiva. Así, esta incorporación aligeraría las ya saturadas listas de espera, ofreciendo una mejor coordinación en el abordaje de trastornos visuales y remitiendo al paciente, en caso de observar una sospecha de patología, a consulta médica u oftalmológica, indican desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León.

En este sentido, su vicedecana, Ana Belén Cisneros, afirma que «los optometristas somos profesionales sanitarios con una formación especializada. Podemos reconocer y tratar aquellas condiciones que requieren una ayuda visual (gafas, lentes de contacto, entrenamiento visual), aportar mejoras ergonómicas a los usuarios y detectar patologías oculares, remitiendo al paciente, si es necesario, al oftalmólogo o al profesional sanitario adecuado. De hecho, cada vez es mayor el número de personas que acuden directamente a los gabinetes de optometría de los establecimientos sanitarios de óptica cuando notan una disminución de agudeza visual o necesitan una revisión de sus ojos».

De entre las diferentes opciones existentes para la incorporación de estos profesionales a la atención primaria, el CGCOO propone dos modelos que perfectamente se podrían implementar en el sistema sanitario:

  • la incorporación integral a los servicios públicos con la creación de Unidades de Optometría enfocadas principalmente a la Atención Primaria y de forma multidisciplinar con otros profesionales sanitarios, como médicos de familia, pediatras, etc.
  • la incorporación mediante acuerdos o conciertos específicos de externalización de servicios mediante un modelo de capitación (coste preestablecido por paciente/año) en un establecimiento sanitario de óptica.

En cualquiera de los modelos se produciría un ahorro económico significativo para el sistema sanitario, ya que supondría una reducción de costes a corto y largo plazo, gracias a la liberación de consultas hospitalarias. La atención directa realizada por ópticos-optometristas evitaría las consultas previas de especialidades como la medicina de familia o la pediatría, que son las que más derivan a las consultas oftalmológicas especializadas, liberando estos recursos para la atención de otros pacientes. Así, estimando que el precio medio de una consulta especializada se sitúa en torno a los 70 euros, el ahorro para el sistema sanitario público, una vez descontados los gastos de la implantación del modelo, se sitúa entre los 52 y los 58 millones de euros.