Un artículo del Colegio de Fisioterapeutas de la Región de Murcia (CoFiRM)

Los Síndromes Geriátricos son definidos como un conjunto de cuadros originados por la conjunción de una serie de enfermedades que alcanzan una elevada prevalencia en las personas mayores, y que suponen con frecuencia el origen de incapacidad a nivel funcional y/o social. Estos síndromes, aunque son de naturaleza heterogénea, tienen en común una serie de características, entre las que destacan:

  • Elevada frecuencia de aparición en las personas mayores
  • Carácter sindrómico y etiología multifactorial, ya que constituyen una forma de presentación de diferentes procesos causales, pudiendo una misma causa generar varios síndromes. Se encuentran relacionados entre ellos pudiendo potenciarse, incluso un determinado síndrome geriátrico puede contribuir a desencadenar otro, como es el caso de la inmovilidad y las úlceras por presión
  • Elevado impacto y repercusión negativa en la calidad de vida de las personas mayores
  • Necesidad de detección mediante la Valoración Geriátrica Integral y abordaje interdisciplinar debido a su carácter multidimensional

geriatriara Fisioterapia demencias
Los fisioterapeutas pueden abordar los Grandes Síndromes Geriátricos mediante distintas intervenciones preventivas o rehabilitadoras

Robert Kane, en 1989, en su libro “Essentials of Clinical Geriatrics”, definió y clasificó los Síndromes Geriátricos en: inmovilidad, inestabilidad de la marcha y caídas, incontinencia urinaria y fecal, depresión, deprivación neurosensorial, polifarmacia, estreñimiento, alteraciones del sueño, úlceras por presión, delirio, deterioro cognitivo y demencia.

De entre todos ellos destacan por su elevada prevalencia y repercusión, los conocidos como “Grandes Síndromes Geriátricos” o “4 Gigantes de la Geriatría” que incluyen: incontinencia urinaria, deterioro cognitivo leve y demencia, inmovilidad, e inestabilidad-caídas. Los fisioterapeutas como profesionales sanitarios pueden abordar cada uno de ellos mediante distintas intervenciones preventivas o rehabilitadoras.

Incontinencia urinaria

Es la pérdida involuntaria de orina que supone un problema social o higiénico para la persona afectada. Su prevalencia aumenta con la edad y afecta a una mayor proporción de mujeres que de hombres. Además de alteraciones en el aparato urinario, su origen puede deberse a otras causas como, por ejemplo: neurológicas.

Los cambios fisiológicos que se producen en el proceso de envejecimiento pueden predisponer su aparición, pero no justifican en sí mismo este síndrome. Existen diversas clasificaciones atendiendo al tiempo de evolución, severidad y situación que la desencadena.

Tras una exhaustiva valoración del caso, dentro del tratamiento interdisciplinar, la Fisioterapia Uroginecológica es la rama de la Fisioterapia que mediante una serie de técnicas específicas trata las disfunciones del suelo pélvico, algunas de estas técnicas son: la electroestimulación, el biofeedback, la terapia manual y el entrenamiento de la musculatura del suelo pélvico.

Deterioro cognitivo leve y demencia

El deterioro cognitivo leve supone una serie de cambios a nivel de capacidades cognitivas como la memoria, que no se justifica con el deterioro propio del envejecimiento. El diagnóstico precoz leve es esencial puesto que, si bien su detección no implica necesariamente que se vaya a desarrollar un cuadro de demencia, un porcentaje de los diagnosticados evolucionará posteriormente hacia demencia, por lo que el deterioro cognitivo leve puede suponer el límite entre el envejecimiento fisiológico y la patología.

En la Demencia, además del deterioro cognitivo, se produce la afectación de otras funciones cerebrales (lenguaje y praxias entre otras) llegándose a producir la alteración de la capacidad de la persona para realizar actividades de la vida diaria. Es un proceso degenerativo y progresivo. Existen diversos tipos de demencia siendo el tipo Alzheimer la más frecuente, seguido de las demencias de origen vascular.

A nivel físico y funcional las demencias tienden a evolucionar hacia la pérdida de autonomía. Así, en las fases finales de la enfermedad las personas suelen ser totalmente dependientes, precisando la ayuda y cuidados de otra persona para vivir. En estas fases, suele aparecer otro síndrome geriátrico como es la inmovilidad, mientras que en las fases moderadas suele relacionarse con otro síndrome como es la alteración de la marcha y caídas.

La evidencia científica ha demostrado los beneficios de la actividad física sobre las funciones cognitivas, debido sobre todo al aumento de los niveles del factor neurotrófico derivado del cerebro. Por lo que el ejercicio terapéutico será una herramienta a emplear en el tratamiento como prevención y mientras el paciente tenga capacidad para colaborar. En las fases finales, el objetivo será el de asegurar el mayor confort al paciente mediante la prevención de las consecuencias de la inmovilidad.

Dentro del enfoque interdisciplinar, el tratamiento del fisioterapeuta irá adaptándose de forma individualizada a la fase en la que se encentre el paciente, promoviendo su máxima autonomía, evitando complicaciones relacionadas con otros síndromes geriátricos y asesorando a los familiares sobre la evolución.

Inestabilidad de la marcha y caídas

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define las caídas como “sucesos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en el suelo o en otra superficie firme que lo detenga”. El riesgo de sufrirlas aumenta con la edad. Debido a su elevada incidencia en población anciana y a las consecuencias funcionales y sociales que pueden conllevar, se consideran un problema de salud pública aumentando el gasto sanitario, las tasas de dependencia y discapacidad y causando incluso la muerte de las personas mayores.

Si bien la mayoría de las caídas no tienen consecuencias o son leves, con el fin de evitar su recidiva es necesario realizar un análisis detallado de las circunstancias de las mismas y de los factores implicados en ellas, que se dividen en dos grupos:

  • Factores intrínsecos

Son los relacionados con los cambios producidos por el proceso de envejecimiento y diversas patologías que pueden provocar alteraciones de la marcha y el equilibrio. Muchas de estas patologías neurológicas (Demencias, Ictus, enfermedad de Parkinson) o musculo-esqueléticas (osteoartritis) pueden beneficiarse de la intervención del fisioterapeuta. Otro factor intrínseco a considerar es la mediación, sobre todo los fármacos hipotensores y las benzodiacepinas.

  • Factores extrínsecos

Son los relacionados con el entorno que rodea a la persona mayor, como las barreras arquitectónicas, los suelos mojados, el calzado y la ropa inadecuada o la iluminación insuficiente.

Por lo tanto, en la prevención de las caídas será clave el control de estos factores y el tratamiento de los que sean modificables. El fisioterapeuta abordará tanto el tratamiento rehabilitador de las consecuencias de las caídas como las medidas preventivas para disminuir el riesgo de caídas.

Inmovilidad

El síndrome de inmovilidad se define como una forma común de presentación de la enfermedad originada por cambios fisiopatológicos en múltiples sistemas, condicionados por el envejecimiento y la falta de actividad física, manifestándose como un deterioro funcional, con limitación de la capacidad de movilización y afectación en la realización de las actividades de la vida diaria. Entre sus consecuencias destacan: alteraciones cardiovasculares, respiratorias, musculo-esqueléticas y cutáneas.

En ocasiones, según la causa desencadenante y la situación basal de la persona mayor puede ser prevenible o incluso potencialmente reversible. Clásicamente se distinguen tres niveles de prevención del síndrome de inmovilidad, en todos ellos se puede intervenir desde la Fisioterapia:

  • Prevención primaria

Se lleva a cabo antes de que aparezca la inmovilidad, intentando mantener la autonomía de las personas mayores durante el mayor tiempo posible, para desarrollarla los fisioterapeutas emplean la prescripción de ejercicio terapéutico, con programas individualizados adaptados al nivel de cada persona dentro de los parámetros clínicos de seguridad. Los programas de ejercicio multicomponente en los que se trabajan la fuerza, flexibilidad, equilibrio y resistencia han demostrado su eficacia en personas mayores independientemente de su edad y situación basal. De forma general, para promover el ejercicio físico en las personas mayores, se ha elaborado esta guía desde el Ilustre Colegio Oficial de Fisioterapeutas de la Región de Murcia

  • Prevención secundaria

Comienza una vez instaurada la inmovilidad, en este caso se pretende mantener la movilidad residual, fomentando la realización de las actividades de la vida diaria y manteniendo la estimulación sensorial.

  • Prevención terciaria

Se desarrolla cuando la inmovilidad está muy evolucionada, en esta fase el objetivo será evitar o disminuir en lo posible la aparición de complicaciones como contracturas, rigidez articular y atrofia muscular, mediante medidas como el masaje, las movilizaciones articulares y técnicas de Fisioterapia Respiratoria.