Los resultados de un estudio, liderado por investigadores del Hospital Clinic de Barcelona, señalan que la combinación de biomarcadores en líquido cefalorraquídeo y de resonancia magnética permite diferenciar la enfermedad de Parkinson de los parkinsonismos atípicos.

Investigadores del Clínic-IDIBAPS han liderado un estudio que adapta una técnica empleada en el diagnóstico de enfermedades priónicas, llamada real-time quaking-induced conversion (RT-QuIC), y la combina con otros biomarcadores en líquido cefalorraquídeo y de imágenes por resonancia magnética con el objetivo de diferenciar la enfermedad de Parkinson de los parkinsonismos atípicos y mejorar su diagnóstico.

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En la imagen, de izquierda a derecha, Marta Soto, Manel Fernández, Cèlia Painous, Yaroslau Compta, Maria Josep Martí y Ana Cámara, autores del estudio

Los parkinsonismos degenerativos se caracterizan por el plegamiento anómalo y la acumulación de proteínas que contribuyen a la muerte neuronal y al desarrollo de la enfermedad. Según si la proteína alterada es la α-sinucleína o la proteína tau, estos trastornos pueden clasificarse en:

  • sinucleinopatías, como el Parkinson o la atrofia multisistémica.
  • Taupatías, como la parálisis supranuclear progresiva.
  • Degeneración corticobasal.

«Sin embargo, la falta de técnicas suficientemente sensibles y específicas para detectar la α-sinucleína dificulta el diagnóstico molecular fiable de la enfermedad de Parkinson», explica Yaroslau Compta, investigador del grupo IDIBAPS Enfermedad de Parkinson y otros trastornos neurodegenerativos del movimiento.

La RT-QuIC aprovecha la capacidad de las proteínas mal plegadas para transmitir el plegamiento anómalo a proteínas normales, lo que amplifica la cantidad de proteínas alteradas hasta niveles detectables. “El primer trabajo que explotaba el comportamiento priónico de la α-sinucleína se publicó en 2016. Desde entonces, diferentes laboratorios en todo el mundo, incluido el nuestro, han confirmado la alta sensibilidad de la técnica para detectar la proteína en muestras de pacientes con la enfermedad de Parkinson, y en menor medida, en casos de atrofia multisistémica”, señala Compta.

“La novedad de nuestro trabajo radica en el uso combinado de la detección de α-sinucleína mediante RT-QuIC y de neurofilamento de cadena ligera, una proteína fibrosa que forma parte de la estructura de las neuronas, con imágenes por resonancia magnética para guiar el diagnóstico«. Aunque los casos de Parkinson suelen presentar niveles altos de α-sinucleína y concentraciones bajas de neurofilamentos, a menudo, los valores de cada biomarcador por separado no son suficientes para obtener un diagnóstico fiable. «Las imágenes cerebrales por sí solas tampoco son suficientes”, específica el investigador del grupo IDIBAPS.

El estudio en profundidad

El estudio, publicado en la revista Parkinsonism and related disorders, analiza muestras de líquido cefalorraquídeo de 112 participantes, entre controles sanos y personas con diferentes tipos de parkinsonismos degenerativos, incluyendo la enfermedad de Parkinson, así como las superficies del mesencéfalo y la protuberancia cerebral de los voluntarios.

Yaroslau Compta, investigador del grupo IDIBAPS: «Según los resultados, las tres medidas juntas permiten discriminar a los casos de Parkinson del resto de parkinsonismos con una gran precisión»

«Según los resultados, las tres medidas juntas permiten discriminar a los casos de Parkinson del resto de parkinsonismos con una gran precisión». «Esta diferenciación es muy difícil basándose únicamente en los síntomas clínicos y tiene importantes implicaciones de cara a definir la estrategia terapéutica más adecuada para cada paciente, así como en la predicción de la evolución que tendrá el trastorno neurodegenerativo”, declara el investigador.

Y añade que, «de hecho, cabe destacar que en algunos casos el perfil de biomarcadores obtenido en el laboratorio no concordaba con el diagnóstico clínico previo. Esto nos llevó a reexaminar a los pacientes y clasificarlos de nuevo, lo que ha permitido mejorar su manejo y cuidado”.

El trabajo ha recibido financiación del Instituto de Salud Carlos III, así como de la Fundación La Marató de TV3. El estudio al completo puede leerse en el siguiente enlace.