geriatricarea inteligencia emocional Mayte Vázquez Resino



Un artículo de Mayte Vázquez Resino,
Psicóloga Sanitaria y Psicogerontóloga

1.- Introducción

Los países desarrollados tienen una población envejecida. El envejecimiento de la población española se debe principalmente al aumento de la esperanza de vida de la población y la disminución de la tasa de natalidad sin embargo, esta conquista de longevidad se puede considerar sinónimo de salud.

El envejecimiento desde el punto de vista fisiológico es un proceso degenerativo multifactorial en el que están afectados varios órganos y sistema del individuo, junto a estos cambios se producen con más frecuencia enfermedades de tipo neurodegenerativo y neurológicas, cada vez más frecuentes en las últimas etapas de la vida.

Ante el progresivo avance de la longevidad en la sociedad actual, se hace necesaria la idea de concienciar y prevenir la la reducción de los factores de riesgo en la salud pública, así mismo otras áreas de fortalecimiento de los sistemas son el de proporcionar información y formación en materias como son el diagnóstico, el tratamiento y el cuidado, el apoyo a los cuidadores y la investigación y la innovación, en aras de un envejecimiento óptimo y saludable.

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Con el incremento de la edad, aumenta la probabilidad de experimentar factores estresantes

Asímismo destacar en esta introducción, que el deterioro cognitivo en la persona no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, es decir que llevar a cabo una vida sana, no implica no llegar a sufrir un déficit progresivo de la menoria, son muchas las variables que inciden en su desarrollo y etiología, incluidas las de orden genético.

Sin embargo, y según indican las nuevas directrices publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), practicar ejercicio físico de forma regular, no fumar, evitar el uso nocivo del alcohol, controlar el peso corporal, seguir una dieta sana y mantener la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol en niveles adecuados puede reducir el riesgo de padecer deterioro.

2.- Envejecimiento saludable como modelo de prevención en el deterioro cognitivo.

El término de Envejecimiento saludable, a la hora de su definición se asume que este concepto desborda la salud (física, mental y conductual) y, necesariamente, engloba condiciones psicosociales de seguridad, y participación y, desde luego, incluye el concepto subjetivo y psicológico de bienestar (ver Futurage, Documento Bruselas, 2010).

Empíricamente, la cuestión es evidente cuando se trata de establecer la prevalencia del envejecimiento positivo utilizando distintos indicadores, “simples” o “combinados”, objetivos y subjetivos del envejecimiento saludable., entre ellos se consideran los siguientes componentes:

  1. salud y ajuste físico (poder valerse por sí mismo)
  2. funcionamiento cognitivo
  3. afecto positivo (el bienestar, donde pararemos a pormenorizar a continuación)
  4. participación e implicación social.

Todo ello confluye con la mayor parte de definiciones y conceptualizaciones de lo que es envejecer bien, con éxito (por ejemplo, Fries, 1989; Baltes y Baltes, 1990; Rowe y Khan, 1997). envejecimiento óptimo (Bond et al., 1995) envejecimiento positivo (Gergen y Gergen, 2001), envejecimiento productivo (Aldwin et al, 2006), envejecimiento activo (OMS, 2002), así como ello es coherente con lo que las personas mayores, de muy distintas culturas, consideran que significa “envejecer bien” (Fernández-Ballesteros et al., 2008).

Desde el aspecto del afecto positivo, son muchas las variables estudiadas. Podemos referir que con el incremento de la edad, aumenta la probabilidad de experimentar factores estresantes como la muerte de un compañero o amigo, la disminución de la salud mental y física, la dependencia de los hijos, y una menor capacidad para participar en actividades agradables y satisfactorias (Baltes y Baltes, 1990; Lee y Markides, 1990; Manton, 1990; Singer, Verhaeghen, Ghisletta, Lindengerger, y Baltes, 2003).

Fernández (2009) establece que el envejecimiento exitoso puede ser considerado como el producto del proceso de adaptación que ocurre a lo largo de la vida a través del cual se logra un óptimo desarrollo físico, psicológico y social de la persona. La promoción del envejecimiento activo supone prevenir la enfermedad y la discapacidad y mejorar la calidad de vida en la vejez.

Debido a que las personas mayores muestran una gran variabilidad de formas para enfrentarse a estos estresores, la investigación se ha centrado en investigar mediadores y moderadores potenciales que fomenten el vínculo entre los objetivos de las personas, circunstancias y su calidad de vida subjetiva (Cheng, 2004; George, 2006; Kunzmann, Little, y Smith, 2000). El papel de factores como el control percibido, el apoyo social y la autoestima, han sido objeto de estudio para entender dicha conexión.

3.- Hacia un modelo de Bienestar

Bienestar en la vejez y mantener un sentido de control está relacionado con el bienestar y la satisfacción con la vida, en el transcurso de la misma (Bailis y Chipperfield, 2002; Ferguson, y Goodwin, 2010; Baltes, Staudinger y Lindenberger, 1999; Bandura, 1997; Rodin, Timko, y Harris, 1985; Schulz y Heckhausen, 1999; Skinner, 1996), pero a menudo, las personas no pueden controlar las consecuencias del proceso de envejecimiento y adaptarse a esos cambios y circunstancias.

Del mismo modo, el apoyo social predice el bienestar a lo largo de la vida y diversos autores indican que las personas que tienen más apoyo social experimentan menos deterioro físico y declives mentales a medida que envejecen (Adelmann, 1994; Glass, Mendes de Leon, Marottoli y Berkman, 1999; Harlow y Cantor, 1996; Seeman, Lusignolo, Albert y Berkman, 2001; Young y Glasglow, 1998).

En una línea similar Ryff (1995) detalla las dimensiones que se asocian al bienestar psicológico, entre las que destaca: autoaceptación de uno mismo con las limitaciones o defectos, las relaciones positivas con las personas que no rodean, el control sobre el ambiente para satisfacer necesidades y lograr metas, la autonomía, el propósito en la vida y el crecimiento personal, todas ellas pueden servir de referencia hacia una vida adulta satisfactoria.

Vivaldi y Barra (2012), en su estudio “Bienestar Psicológico, Apoyo Social Percibido y Percepción de Salud en Adultos Mayores” apoyan esta necesidad de incentivar la formación de redes sociales y el fomento del apoyo social, al ser factores protectores para el bienestar psicológico.

Del mismo modo, la autoestima se relaciona positivamente con la satisfacción con la vida entre los adultos mayores (Fagerstrom et al., 2007), y dado que el bienestar subjetivo (B.S) aumenta con la edad, las investigaciones sugieren que los mayores se involucran en estrategias que ayudan a preservar el bienestar a pesar una menor autoestima, usando estrategias de control de emociones y de afrontamiento más efectivas que los jóvenes (Baltes y Baltes, 1990; Brandstaedter y Greve, 1994; Carstensen, Isaacowitz, y Charles, 1999).

Además, Erikson (1968) sugirió que los adultos mayores se aceptan más a sí mismos y, por lo tanto, tienen menos necesidad de auto-engrandecerse y auto-promoverse.

Bajo esta última premisa, la autocompasión se vincularía como estrategia de Bienestar Subjetivo, en el sentido de estar más receptivo al sufrimiento experimentado y promoviéndose sentimientos de autocuidado y amabilidad hacia uno mismo y hacia los demás, siendo aún más beneficioso cuando las dificultades socavan el sentido de competencia, control o valor, característicos en la adaptación de las personas.

Por ejemplo, las personas mayores autocompasivas se enfrentan a los problemas e insuficiencias con mayor ecuanimidad y por lo tanto siguen el consejo médico que promueve su salud a largo plazo y buscan asistencia médica más rápidamente cuando la necesitan, es decir que actúan más proactiva y responsablemente, en lugar de involucrarse en la negación, la actitud defensiva o la excesiva culpa propia. (Leary y Neff, 2007).

En relación al tema del bienestar subjetivo, Diener y Lucas (1999) en una amplia revisión expusieron, bajo análisis científicos, los componentes del bienestar, siendo en personas mayores, los afectos positivos los que juegan un papel relevante.

Por otra parte, se evidencia que estas características también dependen de la valoración subjetiva y significado que las personas mayores hacen de cada una de ellas y por ello el impedimento de poder demostrar una relación nada clara entre estos indicadores y el concepto de la felicidad, sorprendiendo “la paradoja de la felicidad” que no las personas mayores son más infelices que las jóvenes, a pesar de la edad, y por ello hay que tener en cuenta y de manera integral, todos estos factores para un envejecimiento exitoso (Baltes y Baltes, 1990).

4.- Conclusiones

El término envejecimiento “saludable” no ha de ser considerado reduccionista, por referirse tan solo a la salud (incluso aunque ello en se refiriera a una salud física, mental y social) como sería claramente un error reducirlo a alguno de sus restantes componentes (el funcionamiento cognitivo, el bienestar subjetivo; la funcionalidad motora, o la participación social).

Si hay una conclusión comúnmente aceptada por parte de los expertos en envejecimiento saludable, con éxito, activo, positivo, óptimo es que este concepto es multidimensional, como hemos podido describir, de acuerdo a las investigaciones.

En definitiva, podemos resumir diciendo que los individuos son agentes y gestores de su propio envejecimiento; así, sabemos que las formas de envejecimiento no ocurren al azar; los expertos nos dicen que aproximadamente un 25% depende de factores genéticos y un 75% de factores ambientales y conductuales, pero que la consideración interacción persona/contexto tiene un especial sentido para el envejecimiento saludable. Kurt Lewin decía que “no hay mejor práctica que actuar desde una buena teoría”.

La cuestión es que sería importante partir de un enfoque del ciclo de la vida en el que pudiéramos diseñar y ordenar qué factores históricos (factores bio-psico-sociales) pueden afectar las formas de envejecer, así como que factores concurrentes, transversales o actuales pueden también ser responsables (determinantes actuales, factores de riesgo o protectores, etc.) del envejecimiento saludable de los individuos.

Pero que la persona no es el único responsable de su propio envejecimiento, sino que está inmerso en una realidad socio-cultural, que actúa, no cabe duda, en su desarrollo, crecimiento y declive y ello, también, ocurre a lo largo del ciclo de la vida, desde una perspectiva histórica y, cuando realizamos su estudio a una edad y en una circunstancia concreta, transversal o actual.

Así, por ejemplo, desde las pautas de alimentación de la familia, al PIB que se invierte en educación, en sanidad, en programas de promoción de la salud a lo largo de la infancia y adolescencia, a los sistemas de seguridad social, a los valores sociales y los estereotipos sobre el envejecimiento. Todo ello, explica en mayor o menor medida las formas de envejecer y de frenar las patologías relacionadas con los déficits o deterioros cognitivos, por la amplia diversidad de dichos aspectos.

5.- Bibliografía

Alvarado, X., Toffoletto, M.C., Oyanedel, J.C., Vargas, S., y Reynolds, K. (2017). Factores asociados al bienestar subjetivo en los adultos mayores. Artigo original.26,(2). http://www.scielo.br/pdf/tce/v26n2/es_0104-0707-tce-26-02-e5460015.pdf

Ballesteros, S. (2007). Envejecimiento saludable: aspectos biológicos, psicológicos y sociales. Madrid: UNED.

Ballesteros, S. (2016). Factores Protectores del envejecimiento cognitivo. Madrid:UNED.

Diener, E. (1994). El Bienestar subjetivo. Intervención Psicosocial, 3, 67-113.

Fernández-Ballesteros, R. (2002). Envejecer bien: Qué es y cómo lograrlo. Madrid: Pirámide.

Fernández-Ballesteros, R. (2009). Envejecimiento activo: Contribuciones de la Psicología. Madrid: Pirámide.

Fernández, M.A., Ávila, M., López, .A., Zea, M.A., y Frades, B. (2015). Propiedades psicométricas de una nueva versión abreviada del State-Trait Anxiety Inventory (STAI) para valorar el nivel de ansiedad en personas mayores. Neurología: Publicación oficial de la Sociedad Española de Neurología, 30(6), 352-358.

Vivaldi, F., y Barra, E. (2012). Bienestar Psicológico, Apoyo Social Percibido y

Percepción de Salud en Adultos Mayores. Terapia Psicológica. 30(2), 23-29

Sobre la autora

Mayte Vázquez Resino es Miembro activo del grupo de Buen Trato a las personas Mayores del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. Voluntaria  y miembro en activo del Equipo de Acción Específica de Personas con mayor vulnerabilidad (EAE + Vulnerabilidad) de “Grandes Amigos”.

Formadora y experta en intervención en desarrollo cognitivo y emocional, Mindfulness, Montessori y Psicología Positiva en personas mayores.

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