La relación entre depresión y dolor es un fenómeno que, a pesar de ser muy prevalente en las personas mayores, aún es poco conocido por los profesionales sanitarios no especializados en psicogeriatría. Y eso que hasta el 13% de las personas mayores presentan depresión y dolor crónico asociado, tal y como se expuso en las XXVII Jornadas de Actualización en Psicogeriatría, organizadas por el Hospital Sagrat Cor de Hermanas Hospitalarias.

Los expertos reunidos en este foro han resaltado la importancia de realizar un abordaje integral que tenga en cuenta la dimensión emocional del paciente, y no solo el tratamiento del dolor. Las personas mayores de 60 años tienen una prevalencia de dolor crónico superior al 55%, mientras que en las de más de 75 años esta cifra supera el 62%, muy por encima de los rangos en personas jóvenes, que van desde el 15 al 45%, tal y como explica el doctor Javier Olivera, psiquiatra y responsable del Programa de Psicogeriatría del Hospital Universitario San Jorge de Huesca.

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Hasta el 13% de las personas mayores presentan depresión y dolor crónico asociado

«Dado que el dolor crónico puede aumentar el riesgo de depresión hasta cuatro veces más respecto a personas sin dolor, es muy comprensible que exista una proporción destacada de población mayor con depresión y dolor», advierte este experto.

Por su parte, el doctor Manel Sánchez, subdirector médico del Hospital Sagrat Cor, destaca la importancia de tener en cuenta el estado anímico del paciente, señalando que «la depresión en las personas mayores puede pasar desapercibida, ya que su expresión clínica más frecuente no es la tristeza que se asocia a este trastorno. Muchas veces la persona presenta irritabilidad, que el profesional relaciona con una consecuencia del dolor cuando no es así y, si no se trata la depresión, el paciente no mejora».

El subdirector médico del Hospital Sagrat Cor también recalca que la depresión hace que el umbral del dolor de las personas mayores se reduzca, lo que crea un peligroso bucle que termina empeorando gravemente la situación de la persona mayor.

Riesgo de abusar de los fármacos analgésicos

Por todo ello, «si no se realiza un abordaje integral y atendemos cada una de las patologías de manera exclusiva y unilateral corremos el riesgo de abusar de los fármacos analgésicos», advierte el Dr. Olivera, lo que puede tener importantes efectos secundarios en el caso de los opiáceos. «También corremos el riesgo de no tratar el componente emocional depresivo, que puede ser grave en estos casos, incluso suponer un riesgo aumentado de suicidio en esta población mayor», añade.

Aunque la relación existente entre dolor y depresión es de sobra conocida por la literatura científica, existen publicaciones muy recientes que profundizan en dicha cuestión. «Existen revisiones que comentan la asociación entre depresión y dolor crónico en las personas mayores, con un papel muy importante de la neuroinflamación como mecanismo asociado a ambos procesos», destaca el Dr. Olivera, quien añade como, precisamente por esa misma razón, se está estudiando el uso de medicamentos antiinflamatorios e incluso corticosteroides como potenciadores de los antidepresivos.

Además del binomio dolor-depresión, durante las XXVII Jornadas de Actualización en Psicogeriatría, organizadas por el Hospital Sagrat Cor también se han abordado otras cuestiones, como los desafíos clínicos y terapéuticos de la depresión en el anciano o la depresión difícil de tratar en la edad avanzada. Asimismo, han tenido cabida aspectos como la espiritualidad y la psiquiatría de la tercera edad, la dimensión psicológica y existencial del envejecimiento, o cómo esto puede afectar a la personalidad.