La práctica de ejercicio físico para las personas con enfermedades reumáticas no sólo contribuye a prevenir determinados daños y otras patologías, sino que se ha demostrado que reduce el dolor, y mejorar la capacidad funcional y la flexibilidad, tal y como señalan desde la Sociedad Española de Reumatología.

Pero para lograr estos beneficios para las personas con enfermedades reumáticas, la Sociedad Española de Reumatología recalca que el tipo de ejercicio debe estar adaptado a cada paciente y, para hacer frente al sedentarismo, lo mejor es caminar.

En España, más de 11 millones de personas sufren enfermedades reumáticas, siendo estas muy variadas entre sí como las patologías musculoesqueléticas, las autoinmunes sistémicas o las autoinflamatorias. A pesar de ser distintas, la mayoría comparten determinados síntomas, como rigidez, inflamación, dolor, etcétera.

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Un pequeño gesto como caminar puede marcar la diferencia en la salud de las personas con enfermedades reumáticas

Tal y como señala la Dra. Raquel Almodóvar, reumatóloga del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y coordinadora del proyecto ‘Reumafit’ de la Sociedad Española de Reumatología, “esta sintomatología puede mejorar con la práctica de ejercicio físico de forma habitual, adaptado a cada enfermedad y a cada paciente, al haber demostrado tener grandes beneficios como un efecto antiinflamatorio. Además de reducir el dolor y la fatiga, también contribuye a mejorar la capacidad funcional, la flexibilidad, aumentando en definitiva la calidad de vida de estas personas”.

La especialista aboga por concienciar sobre los beneficios que tiene la práctica de ejercicio físico para la salud de las personas con enfermedades reumáticas y para la población en general, como medida preventiva de diversas afecciones. “Se estima que sólo un 35% de las personas adultas con enfermedades reumáticas alcanzan los mínimos de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además, “cuando prescribimos ejercicio de forma habitual, la adherencia suele ser baja al cabo de 6 meses, ya que sólo entre el 22 y el 50% continúa realizando ejercicio físico”, alerta la Dra. Almodóvar, quien insiste en “la importancia de la adaptación del ejercicio no sólo al estadio evolutivo de cada enfermedad, sino también a las capacidades y los gustos de cada paciente porque de esta manera se va a contribuir a que se mantenga este hábito saludable”.

Numerosos estudios han demostrado que la actividad física y el ejercicio son seguros y que “siempre y cuando se realice de forma controlada y pautada por profesionales, no va a tener efectos secundarios para los afectados, sino todo lo contrario, siendo este el principal tratamiento no farmacológico que deberían seguir las personas con enfermedades reumáticas”.

Asimismo, la reumatóloga del Hospital Universitario Fundación Alcorcón recuerda que el ejercicio físico regular también puede prevenir algunas enfermedades reumáticas, como la osteoporosis. “Una persona con buena forma física debería hacer ejercicios que tienen mayor capacidad osteogénica, es decir, que contribuyen a la formación del hueso. Se trata de ejercicios aeróbicos de alto impacto, como correr o cualquier deporte que implique saltar y los ejercicios de fortalecimiento de alta intensidad de la musculatura que rodea las zonas del cuerpo con mayor riesgo de fractura por la osteoporosis (columna dorsal y lumbar, caderas y muñecas)”, indica la Dra. Almodóvar.

Caminar mejora la salud de las personas con enfermedades reumáticas

Las personas que caminan con regularidad suelen obtener mejores resultados en términos de salud en comparación con aquellas que llevan una vida sedentaria. En este sentido, la coordinadora del proyecto Reumafit recalca que “un pequeño gesto como caminar puede marcar la diferencia en la salud de las personas con enfermedades reumáticas, ya que mejora el dolor, la fatiga y la rigidez. Además, ayuda a aliviar la carga en las articulaciones afectadas, fortalece los músculos y mejora el estado de ánimo”.

En cuanto a la intensidad, cualquier nivel es beneficioso (ligero, moderado o intenso). Si bien es cierto que caminar a un ritmo rápido puede ofrecer un leve beneficio adicional, lo realmente importante es la cantidad total de pasos acumulados a lo largo del día o la semana. En este sentido, la especialista precisa que “la cifra ideal, que permite alcanzar la mayoría de los efectos beneficiosos, se sitúa en unos 10.000 pasos diarios en personas menores de 60 años y en torno a 8.000 en mayores de 60 años.

Por todos estos beneficios, y dado que algo tan simple como caminar puede contribuir de forma significativa a una mejora de la salud, este año desde la Sociedad Española de Reumatología se ha lanzado una campaña digital a través de las redes sociales para promover la práctica de actividad física para que todo aquel que esté interesado se sume a dicha iniciativa subiendo una foto caminando o una foto de la aplicación móvil sobre los pasos realizados, pudiendo compartir dicha imagen con una plantilla que se ha diseñado para Instagram de @inforeuma.