Un artículo de Juan Isidro Menéndez,
Coordinador de la Comisión Nacional de Gerontología del CGCTO,
Director del Hotel Residencia Geriátrica El Sueve
y miembro grupo de trabajo HUB Alzheimer coordinado por CEAFA Alzheimer
La vejez es la etapa de la vida en la que los hábitos saludables tienen mayor importancia y repercusión. Si bien es indistinto que hablemos de infante, adolescente o adulto para recomendar un estilo de vida activo o una dieta saludable, el anciano tiene una menor capacidad para revertir los efectos de una rutina nociva debido a su fragilidad.
Vamos a plantear una serie de hábitos beneficiosos para el día a día, porque es el pequeño gesto repetido –el paseo por el jardín, la comida nutritiva o la conversación fluida– el que preserva la salud cuando los años pesan.

La higiene del sueño
Pocos indicadores revelan más sobre la salud que el buen descanso. El ritmo circadiano puede verse afectado por muchas causas como desorientación, incontinencia o medicación.
Podemos recuperar la higiene del sueño con oscuridad progresiva, horarios estables, supresión de interrupciones que puedan causar un desvelo irremediable, temperatura adecuada, orinar antes de dormir o, inclusive, hacer uso de rituales personales antes de dormir, como puede ser el rezo.
La rutina
Hay un error de concepto al equiparar rutina con monotonía, como si la repetición fuese sinónimo de hastío. Pero para la persona mayor con déficit cognitivo la rutina compensa la falta de memoria. Dota de previsibilidad a lo incierto, y da un marco conocido que reduce la desorientación y el desasosiego. Adaptarse a la rutina de una residencia es, quizás, el paso definitivo para la aclimatación del nuevo residente, momento en el cual empieza a ubicar dónde está cada estancia, que actividades se realizan allí y a qué hora.
En esta línea, el terapeuta ocupacional puede diseñar un cronograma ocupacional. Se trata de construir un día que tenga sentido, significado, secuencia y coherencia. Así, vestirse en la habitación será previo a salir al exterior, y lavarse los dientes en el baño será posterior a desayunar en el comedor.
El entorno y la interacción
El entorno debe ser un agente facilitador, y no inhibidor, del desempeño ocupacional. Ha de permitir que el anciano tenga la capacidad de interactuar con el mundo sin depender de terceros, es decir, debe promover su independencia.
Así como no disponer de silla de ruedas o de bastón tiene repercusiones que nos son evidentes, un baño sin asideros, un interruptor inalcanzable, la ausencia de una rampa o de pictogramas constituyen una serie de faltas que pueden suprimir por entero la participación de la persona.
La ocupación para prevenir la atrofia
El cuerpo, como todo organismo vivo, obedece a una ley inquebrantable: lo que no se usa, se pierde. La atrofia muscular y cognitiva no es algo inevitable, sino fruto del inmovilismo. Reposo sin descanso, sedentarismo crónico o actividades poco demandantes, suponen la pérdida paulatina de la capacidad.
Por el contrario, ejercer la ocupación en todas sus áreas es algo tan humano como terapéutico: caminar, ejercitarse, charlar, manipular objetos, resolver problemas, ejercitar la memoria, limpiar, cocinar, vestirse… Lo que el ojo poco educado puede percibir como negar la ayuda al dependiente, el ojo clínico le explicará que no dejamos de asistir por fomentar la autonomía. Es NECESARIO que la persona haga por sí misma todo lo que pueda hacer. De lo contrario, y así como ocurre con los jóvenes sobreprotegidos, mantendremos su condición de incapaz.
«La ocupación es el proceso mediante el cual las personas se organizan, se adaptan y dan sentido a su vida.» Gary Kielhofner
Conclusión
Obviando los cuidados concretos que impone una dolencia en curso, o de la vigilancia prudente que exige la fragilidad, la persona mayor no es por naturaleza un mero receptor de asistencia; y en tanto tal, esta etapa vital debe ser transita con la misma lógica que las anteriores: decidiendo, haciendo y participando.
Todo lo que se ha dicho –el sueño, la rutina, la ocupación– converge en una sola idea: el envejecimiento activo. Y cuando promovemos al mayor como agente activo que elije autónomamente y que hace independientemente, ponemos sobre la mesa lo evidente: que sigue siendo alguien.
Bibliografía:
Marco de trabajo de la AOTA 4º Edición.
Terapia Ocupacional: Modelo de Ocupación Humana. Teoría y Aplicación.