Los centros de día han evolucionado notablemente en las últimas décadas hasta convertirse en espacios de innovación en el cuidado y acompañamiento de las personas mayores, especialmente en el ámbito de las demencias, tal y como expuso Pilar Ramos, presidenta de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (AMADE), en el marco de la IV Jornada de Centros de Día, celebrada bajo el lema “Espacios de prevención, cuidado y vida: el rol del Centro de Día en la atención a las demencias”.
La IV Jornada de Centros de Día de AMADE, que tuvo lugar en la sede de la Fundación ONCE en Madrid, reunió a directores y directoras de centros de día, profesionales sociosanitarios y representantes de la administración autonómica, junto con otras entidades del sector.
Durante la inauguración, Pilar Ramos, presidenta de AMADE, subrayó la evolución y relevancia de los Ramos agradeció a los profesionales “que toman la opción de cuidar y de transformar la vida y el proceso de envejecimiento de los mayores”, y recordó que el reto de los próximos años pasa por reforzar la adaptación, la tecnología y la colaboración con las familias para mejorar la atención.

Asimismo, la presidenta de AMADE puso en valor la colaboración con la administración para seguir avanzando en modelos de atención centrados en la persona, señalando que “es necesario que la sociedad entienda que los mayores cuentan, que los mayores se rehabilitan, que los mayores somos nosotros”.
Por su parte, Óscar Álvarez, director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid, recalcó la importancia de visibilizar el trabajo de los centros de día, recursos menos conocidos pero esenciales para la prevención de la dependencia, la promoción de la autonomía y la conciliación de las familias.
La flexibilidad es la clave de la gestión de los centros de día
En la primera mesa de la IV Jornada de Centros de Día de AMADE se abordaron lo modelos de gestión adaptativa en centros de día. Las ponentes coincidieron en que la flexibilidad es la clave de la gestión de los centros de día, ya que atienden a perfiles muy heterogéneos y con necesidades cambiantes.
Esta adaptación implica ajustar horarios, actividades, rutas y recursos, pero también gestionar las expectativas de tres actores distintos:
- usuarios
- familias
- administraciones
También destacaron la importancia de contar con equipos polivalentes, comprometidos y formados, capaces de reinventarse a diario y de asumir funciones diversas cuando es necesario. Además, el liderazgo de la dirección fue señalado como esencial para motivar, inspirar y acompañar a los profesionales en contextos de cambios constantes.
Respecto a la colaboración con las administraciones, las directoras pidieron que se escuche más a los centros a la hora de diseñar pliegos y acuerdos marco, priorizando medidas que realmente repercutan en el bienestar de las personas atendidas. Asimismo, reclamaron una financiación más realista, que tenga en cuenta la carga de trabajo añadida de las plazas de asistencia parcial.
En esta mesas también se abordó la necesidad de visibilizar el papel de los centros de día ante la sociedad y otros profesionales, ya que aún existe desconocimiento sobre lo que ofrecen estos recursos.
Contacto directo con las personas usuarias
En la segunda mesa, moderada se debatió sobre el papel de los distintos perfiles profesionales en los centros de día y cómo la interdisciplinariedad es clave para promover la autonomía y la funcionalidad de las personas mayores. Las ponentes coincidieron en que el perfil del director influye, pero lo determinante es haber trabajado previamente en contacto directo con las personas usuarias, lo que aporta comprensión y realismo a la gestión.
Asimismo, señalaron la importancia de adaptar las intervenciones individualizadas no solo a las valoraciones clínicas, sino también a los intereses y motivaciones de cada persona, incorporando actividades significativas que refuercen la motivación y el bienestar emocional. En este sentido, insistieron en que los objetivos deben construirse en equilibrio entre lo que recomienda el equipo técnico, lo que aporta la familia y, sobre todo, lo que desea la propia persona usuaria.
La tercera mesa de las jornadas estuvo dedicada a compartir buenas prácticas desarrolladas en distintos centros de día y puso de relieve que los centros de día no deben ser espacios donde simplemente se pasa el tiempo, sino lugares donde realmente se vive, se aprende y se participa de manera activa, en coherencia con el espíritu que marcó toda la jornada.
En la clausura de la jornada Pilar Ramos, presidenta de AMADE, subrayó la necesidad de que el sector siga construyendo propuestas conjuntas, compartiendo buenas prácticas y generando espacios de participación, incluso abiertos a familias y residentes en futuras ediciones. Reconoció, además, el enorme esfuerzo de los equipos interdisciplinarios de los centros de día en la mejora constante de la atención.