Un artículo de Maria Ardila Teodoro, Psicóloga, Máster en Psicogerontología
Residencia y Centro de Día El Palauet de Sant Feliu (VIMA Residencial)

La atención a personas con demencia requiere ver más allá del diagnóstico y reconocer a cada individuo como único. El modelo VIPS (Brooker, 2013) propone respetar a la persona, adaptarse a su perspectiva y ofrecer un entorno social enriquecedor que compense limitaciones y potencie su bienestar. Entre los indicadores que propone el modelo VIPS, la comunicación se considera un pilar esencial del cuidado.

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El modelo VIPS propone respetar a la persona, adaptarse a su perspectiva y ofrecer un entorno social enriquecedor

Comunicar para comprender

Comunicar no es solo hablar; implica escuchar, interpretar y responder a las necesidades del usuario. Conductas como agitación, golpes o resistencia son a menudo intentos de expresar necesidades insatisfechas, especialmente cuando el lenguaje verbal está limitado (Warren, 2022).

La oportunidad de expresarse es un derecho fundamental de todo ser humano. Los adultos mayores con demencia moderada o grave pueden ser marginados por su incoherencia en la conversación. Por ello, es necesario generar contra-narrativas que rompan el bucle de etiqueta diagnóstica, permitiendo la proliferación de identidades más allá del diagnóstico y liberando estigmas tradicionales (Li, 2022). Adaptarse a la persona implica:

  • Observar su comportamiento.
  • Consultar con familiares.
  • Permitir que la persona participe en pequeñas decisiones diarias, como elegir su ropa, la comida o las actividades que desea realizar, para mantener su autonomía y sentido de control sobre su vida.

La comunicación no verbal es clave para generar confianza y seguridad en la relación cuidador-residente. A través de la validación se reconoce y respeta la vivencia emocional de la persona, otorgándole dignidad y valor a sus expresiones. La comunicación no verbal constituye una vía fundamental para interpretar y responder a las necesidades de la persona con demencia.

Más allá del contacto visual o el tono de voz, investigaciones recientes han demostrado que existen múltiples indicadores observables de compromiso que revelan cómo las personas continúan participando activamente en la interacción.

Staehler et al. (2022) identificaron 14 indicadores, tanto verbales (como el uso de “mhmm” o respuestas breves) como no verbales (mirada, gestos, postura corporal), que muestran cómo los residentes expresan intencionalidad y agencia en el cuidado cotidiano.

Asimismo, Estrada (2022) destaca que escuchar activamente permite reconocer la identidad de la persona y atender sus necesidades de relación, competencia y autonomía. Estos hallazgos refuerzan la necesidad de que los cuidadores afinen su sensibilidad para captar y validar dichas expresiones.

Conclusión

Aplicar la Atención Centrada en la Persona según el modelo VIPS implica escuchar, interpretar y respetar a cada individuo. Reconocer conductas como formas de comunicación, valorar la participación en decisiones cotidianas y atender la comunicación verbal y no verbal permite preservar la identidad, fortalecer las relaciones y dignificar el cuidado de personas con demencia (Brooker, 2013; Warren, 2022; Staehler et al., 2022; Estrada, 2022).

Referencias