Todo dolor que tiene lugar de forma continua (durante más de cuatro días a la semana) y persiste desde hace al menos tres meses es lo que se denomina dolor crónico. Y dentro de todos los posibles tipos de dolor crónico que existen, uno de los más prevalentes es el dolor neuropático, que además es uno de los dolores más complejos y difíciles de tratar, tal y como señala la Dra. Montserrat González Platas, Coordinadora del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
“Se estima que en Europa el 20% de la población sufre dolor crónico, y un 25% de estos pacientes presenta dolor neuropático predominantemente, lo que equivale a que actualmente 50 millones de europeos lo padecen. Además, cada año, un 1% de la población europea comenzará a desarrollar este tipo de dolor”, advierte la Dra. Montserrat González Platas.
En España, y según datos de la SEN, el dolor neuropático afecta a 3 millones de personas y cada año se producen alrededor de 400.000 nuevos casos, siendo más frecuente en mayores de 55 años y en mujeres (57% de los pacientes).

Detrás del origen del dolor neuropático se encuentran una gran variedad de factores, como lesiones, infecciones, enfermedades o tratamientos médicos. Pero la diabetes y el dolor lumbar son las patologías que más frecuentemente se asocian a dolor neuropático, así como las secuelas postraumáticas o posquirúrgicas.
El dolor neuropático es una afección neurológica que aparece como consecuencia de alteraciones del sistema nervioso, tanto periférico como central y, a diferencia de otros tipos de dolor, no se trata de un dolor “de aviso” del cuerpo cuando hay una lesión, sino que lo provoca nuestro propio sistema nervioso, que al funcionar de forma anómala, confunde estímulos normales con dolorosos.
Por lo tanto, frente a estímulos comunes que no suelen resultar molestos para la gran mayoría de la población, el cuerpo los percibe como dolorosos y, en consecuencia, el dolor pierde su función de alerta y protección, señala la Sociedad Española de Neurología.
Los pacientes que lo sufren experimentan un intenso dolor continuo, quemante y punzante, y algunas personas también pueden sentir calambres y sensación de descarga eléctrica. Suele localizarse en una parte concreta del cuerpo, aunque en algunos casos puede afectar a varias zonas. Se trata de una enfermedad que afecta significativamente a la calidad de vida de las personas que lo sufren, ya que así lo afirman un 85% de los pacientes.
“Uno de los principales problemas del dolor neuropático es que no responde a los analgésicos convencionales y, con los tratamientos actuales, menos del 60% de los pacientes logran un adecuado alivio del dolor. Esto hace que el dolor neuropático sea uno de los principales dolores crónicos que existen, porque una vez instaurado es común que los pacientes tengan que convivir con él meses e incluso años”, indica la Coordinadora del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
“Cuando aparece, el tiempo de evolución es de alrededor de 30 meses, durante los cuales el sistema nervioso mantiene activa la señal de dolor sin una causa evidente, afectando al descanso, el ánimo y la calidad de vida de los pacientes”, recalca la Dra. Montserrat González Platas.
“El dolor neuropático es, por lo tanto, uno de los mayores desafíos en el manejo del dolor crónico y también es uno de los tipos de dolor que con más frecuencia se encuentra en la práctica clínica. Estimamos que, en España, el 50% de las consultas que se realizan en Atención Primaria son por dolor, y de ellas, el 25% corresponden a dolor neuropático”.
“En el caso del dolor neuropático, un diagnóstico precoz puede marcar la diferencia, porque cuanto antes se identifique el origen y se inicie un tratamiento adecuado, mayores son las posibilidades de aliviar el dolor y evitar que se cronifique”, concluye la Dra. González Platas.