Un artículo de Gemma B.Gilo Arrojo, Terapeuta Ocupacional,
Colegio Profesional de Terapeutas Ocupacionales de la Comunidad de Madrid (Coptocam)

El papel de la Terapia Ocupacional en el deterioro cognitivo

El deterioro cognitivo es un proceso que afecta de manera progresiva a millones de personas en el mundo, especialmente en el contexto del envejecimiento y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y otras demencias. Dentro de los abordajes terapéuticos disponibles, la Terapia Ocupacional juega un rol esencial en el acompañamiento, estimulación y promoción de la autonomía de las personas afectadas.

Modelos de intervención en deterioro cognitivo

Los modelos teóricos en los que se basa la Terapia Ocupacional proporcionan una guía para entender y abordar la relación entre la persona, la ocupación y el entorno. En casos de deterioro cognitivo, ayudan al terapeuta a planificar intervenciones centradas en la persona, adaptadas a su realidad y con un sentido de propósito.

geriatricarea Terapia Ocupacional Deterioro Cognitivo

Importancia de las Actividades de la Vida Diaria (AVD), Instrumentales (AIVD) y Avanzadas (AAVD)

Las actividades de la vida diaria constituyen un eje fundamental de la Terapia Ocupacional, porque están directamente relacionadas con la autonomía, la identidad y la participación social de la persona.

  • 1. Actividades Básicas de la Vida Diaria(ABVD)

Incluyen las tareas esenciales para la supervivencia y el autocuidado: alimentarse, vestirse, asearse, usar el baño, desplazarse.
Importancia: mantenerlas el mayor tiempo posible favorece la dignidad y la independencia, reduciendo la dependencia del cuidador.
Ejemplo de intervención: entrenar a la persona en el uso de ropa adaptada (velcros en lugar de botones), practicar rutinas de higiene personal con apoyos visuales o secuencias paso a paso.

  • 2. Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD)

Son tareas más complejas que permiten desenvolverse en el hogar y la comunidad: preparar comidas, hacer compras, manejar dinero, usar transporte o teléfono.
Importancia: facilitan la autonomía en la vida doméstica y fomentan el rol dentro del hogar.
Ejemplo de intervención: simplificar recetas para que la persona pueda participar en la cocina, utilizar listas de compra con imágenes o entrenar el uso de un teléfono con teclas grandes y contactos predefinidos.

  • 3. Actividades Avanzadas de la Vida Diaria (AAVD)

Incluyen la participación en roles sociales, actividades comunitarias, trabajo, ocio o hobbies complejos. Son las primeras en verse afectadas por el deterioro cognitivo, ya que requieren funciones ejecutivas, memoria y planificación.
Importancia: fomentan la identidad, el sentido de propósito y la integración social, previniendo el aislamiento.
Ejemplo de intervención: adaptar la práctica de un hobby (ej. jardinería con tareas sencillas como regar plantas), promover la participación en grupos comunitarios con apoyo o mantener rutinas de ocio significativas.

Beneficios del entrenamiento AVD, AIVD y AAVD

  • Preservación de la autonomía: prolongar la independencia funcional el mayor tiempo posible.
  • Refuerzo de la autoestima y la identidad: mantener actividades conectadas con roles pasados.
  • Estimulación integral: estas actividades combinan aspectos cognitivos, físicos, emocionales y sociales.
  • Prevención de la sobrecarga del cuidador: al mantener capacidades, se reduce la necesidad de apoyo constante.
  • Bienestar emocional: los pequeños logros generan motivación y satisfacción.

La Terapia ocupacional adapta estas actividades según el estadio de la enfermedad, utilizando apoyos visuales, simplificación de tareas, adaptación del entorno y rutinas estructuradas.

Niveles de deterioro cognitivo y dependencia en las Actividades de la Vida Diaria (AVD)

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Fases de la intervención del Terapeuta Ocupacional

1 – Primera entrevista y valoración inicial

Recogida de información sobre historia clínica, hábitos, capacidades y limitaciones.
Entrevista al cuidador para comprender el entorno y las necesidades.

Escalas e instrumentos utilizados en la valoración:

  1. Índice de Barthel: mide la independencia en las Actividades básicas de la Vida Diaria (AVD).
  2. Lawton y Brody: evalúa las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD).
  3. MMSE (Mini-Mental State Examination) o MEC (Mini Examen Cognoscitivo): para valorar funciones cognitivas generales.
  4. MOCA (Montreal Cognitive Assessment): útil en fases iniciales de deterioro cognitivo.
  5. GDS (Escala de Deterioro Global de Reisberg): determina el estadio de la demencia.
  6. NPI (Inventario Neuropsiquiátrico): valora la presencia de síntomas conductuales y psicológicos.
  7. Escala de Zarit: mide la sobrecarga del cuidador.

2 – Establecimiento de objetivos

Se definen metas a corto plazo (ejemplo: mejorar la participación en la higiene personal) y a medio plazo (ejemplo: mantener la autonomía en las comidas o en la movilidad dentro del hogar).
Los objetivos siempre se plantean de manera realista y personalizada, teniendo en cuenta las capacidades de la persona y el apoyo disponible.

3 – Diseño del Plan de Intervención

Se seleccionan las áreas prioritarias: estimulación cognitiva, actividades de la vida diaria, adaptación del entorno o actividades significativas.
Se establecen rutinas y actividades progresivas que permitan consolidar aprendizajes y evitar frustraciones.
Se integran pautas de apoyo para el cuidador, con el fin de que refuercen las estrategias en casa.

4 – Intervención práctica

Estimulación cognitiva: ejercicios de memoria, atención y lenguaje adaptados.
Entrenamiento en AVD: práctica guiada en higiene, alimentación, vestido, movilidad.
Mantenimiento de AIVD y AAVD: adaptación de tareas como cocinar, participar en hobbies o en actividades comunitarias, ajustando el nivel de dificultad.
Adaptación del entorno: señalización de espacios, eliminación de riesgos y creación de ambientes seguros.
Actividades significativas: uso de hobbies, música o manualidades para reforzar identidad y motivación.

5 – Seguimiento y ajustes

El terapeuta ocupa sesiones periódicas para valorar avances y dificultades.
Se ajusta el plan según la evolución de la persona, el estadio de la enfermedad o la carga del cuidador.
Se refuerzan las estrategias que generan éxito y se modifican aquellas que no resultan efectivas.

6 – Evaluación de logros

Se revisan los objetivos planteados a corto y medio plazo.
Se valora el grado de autonomía alcanzado, la calidad de vida y la satisfacción de la persona y su familia.
En caso de que la enfermedad avance, se establecen nuevos objetivos centrados en la comodidad, la seguridad y el bienestar.

Ejemplo de intervención en un paciente con Alzheimer en fase moderada

Paciente: mujer de 74 años diagnosticada con enfermedad de Alzheimer en fase moderada.
Situación actual: presenta dificultades para vestirse sola, episodios de desorientación temporal y problemas de memoria reciente. Mantiene buena movilidad física y participa en actividades domésticas simples con supervisión.
Valoración inicial: mediante el Índice de Barthel se observa dependencia moderada en AVD. El cuidador principal refiere sobrecarga por tener que supervisar constantemente.

Objetivos a corto plazo:

  • Favorecer la autonomía en el vestido con apoyos visuales y verbales.
  • Reducir episodios de desorientación mediante rutinas estructuradas.
  • Iniciar programa de estimulación cognitiva sencilla (memoria y atención).

Objetivos a medio plazo:

  • Mantener la movilidad y fuerza para facilitar la autonomía física.
  • Establecer una rutina diaria que incluya actividades significativas (ejemplo: doblar ropa, regar plantas).
  • Disminuir la sobrecarga del cuidador mediante estrategias prácticas de apoyo.

Plan de intervención:

  • Estimulación cognitiva: actividades de orientación a la realidad (calendario visible, conversación sobre el día y la estación), ejercicios de memoria con imágenes familiares y canciones conocidas.
  • Vestido: utilización de ropa sencilla con velcro en lugar de botones, señalización con pictogramas en armario, práctica diaria supervisada reforzando los pasos conseguidos.
  • Rutinas estructuradas: se organiza un horario visible con pictogramas y colores para marcar los momentos de cada actividad (comida, paseo, descanso).
  • Actividades significativas: doblar toallas, preparar ensaladas simples, regar plantas. Se refuerza su rol en el hogar para mantener identidad.
  • Apoyo al cuidador: enseñanza de técnicas de comunicación sencilla (frases cortas, contacto visual) y estrategias para manejar la repetición de preguntas (uso de agenda de respuestas visuales).

Seguimiento: sesiones semanales de terapia ocupacional para revisar avances, reforzar lo positivo y adaptar nuevas estrategias según evolución. El cuidador participa en la planificación para dar continuidad en casa.

Resultados esperados: aumento de la autonomía parcial en el vestido, reducción de la ansiedad derivada de la desorientación, mayor participación en tareas significativas y ligera disminución de la sobrecarga del cuidador.

Impacto en la calidad de vida

Numerosos estudios demuestran que la intervención de la terapia ocupacional puede:

  • Ralentizar la progresión del deterioro cognitivo.
  • Mejorar la autoestima y el estado de ánimo de la persona.
  • Reducir la sobrecarga del cuidador, al proporcionar pautas claras y estrategias de afrontamiento.
  • Favorecer la reserva cognitiva, permitiendo a la persona utilizar capacidades alternativas frente a las pérdidas.

El papel de la terapia ocupacional con las familias

El acompañamiento no se centra únicamente en la persona afectada. Los familiares y cuidadores necesitan orientación constante. La terapia ocupacional:

  • Enseña técnicas de comunicación efectiva con la persona con demencia.
  • Ofrece recursos prácticos para manejar conductas repetitivas, agitación o desorientación.
  • Brinda espacios de escucha y apoyo emocional para reducir la sobrecarga del rol de cuidador.



Conclusión

La Terapia Ocupacional es una herramienta imprescindible en el abordaje integral del deterioro cognitivo. Desde la primera valoración hasta la consecución de objetivos a corto y medio plazo, La Terapia ocupacional diseña, guía y ajusta un plan personalizado que busca preservar la autonomía y estimular las capacidades de la persona.

Un pilar fundamental es el entrenamiento en Actividades de la Vida Diaria, tanto básicas como instrumentales y avanzadas, ya que mantenerlas el mayor tiempo posible no solo prolonga la autonomía funcional, sino que también preserva la identidad, la autoestima, la motivación y el bienestar emocional.

Además, resulta fundamental integrar la Terapia Ocupacional dentro de los equipos de Atención Primaria, para detectar precozmente los primeros signos de deterioro cognitivo y ofrecer intervenciones tempranas que retrasen su progresión. La presencia del terapeuta ocupacional en este nivel asistencial permitiría:

  • Identificar cambios sutiles en la funcionalidad diaria
  • Implementar programas de prevención y promoción de la salud cognitiva.
  • Coordinarse con médicos, enfermería y trabajadores sociales para un abordaje interdisciplinar.
  • Brindar formación y apoyo continuo a cuidadores y familias desde las fases iniciales.

Incluir la Terapia Ocupacional en la Atención Primaria es apostar por una atención más preventiva, humana y centrada en la persona, que prioriza la calidad de vida y la autonomía desde los primeros signos del deterioro cognitivo. Este enfoque integral no solo beneficia al paciente, sino también a los familiares y cuidadores, ofreciendo un acompañamiento humano, práctico y sostenible frente a los desafíos del Alzheimer y otras demencias.

Bibliografía