geriatricarea Maribel Vera


Un artículo de Maribel Vera,
terapeuta ocupacional en Ace Alzheimer Center Barcelona

La demencia es una enfermedad cerebral crónica y progresiva en la que las capacidades cognitivas se ven afectadas de forma gradual. Las terapias farmacológicas y no farmacológicas nos ayudan a combatir diferentes síntomas, enlenteciendo el deterioro, disminuyendo la ansiedad y las alteraciones conductuales, e incrementando el bienestar físico, psíquico y social. Ambas trabajan de manera conjunta hacia un mismo objetivo y son igual de importantes y necesarias.

En el caso de las terapias no farmacológicas, aportan técnicas y métodos que permiten intervenir de la forma menos invasiva posible. Se basan en distintos tipos de actividades que la persona realiza para favorecer su rehabilitación y mejorar su bienestar.

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El Programa de Psicoestimulación Integral se sustenta en la estimulación cognitiva, psicoexpresión y la terapia ocupacional

El PPI, Programa de Psicoestimulación Integral, desarrollado por el doctor Lluís Tárraga junto a la doctora Mercè Boada e implantado en Ace Alzheimer Center desde el 1991, ha evidenciado la importancia y los resultados de este modelo terapéutico. Ha demostrado que es posible reeducar, socializar, y promover la independencia, prolongando la autonomía de la persona y retrasando o enlenteciendo la progresión de la demencia.

El Programa de Psicoestimulación Integral se sustenta en la estimulación cognitiva, psicoexpresión y la terapia ocupacional.

Desde la Terapia Ocupacional evalúo las fortalezas, debilidades, y necesidades de la persona para diseñar un plan de actividades rehabilitadoras. El eje principal es la actividad significativa, adaptada a cada persona.

Este binomio (PPI + actividad significativa) favorece que la persona que recibe el tratamiento, lo perciba como propio, aumenta su participación en la actividad propuesta y le permite comprender el valor y el sentido de lo que realiza, así como la importancia de mantenerlo en el tiempo.

En la demencia encontramos diferentes grados de afectación, pero cuanto antes se inicie el tratamiento no farmacológico, especialmente en fases tempranas, mejores serán los resultados.

En la fase leve, la persona conserva más recursos para afrontar el deterioro progresivo, y contamos con la consciencia de la enfermedad. Por ese motivo, iniciar rutinas de trabajo, de organización y resolución de problemas facilita la continuidad de las actividades y prolonga un sentimiento tan importante, como es la independencia. Acudir a sesiones de estimulación cognitiva, realizar ejercicio físico, y participar en actividades ocupacionales en esta fase contribuye a retrasar el deterioro y prepara a la persona afectada para afrontar la evolución de la forma más positiva posible.

En estadios moderados, el enfoque terapéutico cambia. La persona deja de ser autónoma para muchas actividades de la vida diaria avanzadas, por lo que el objetivo principal se centra en reforzar las actividades instrumentales y básicas. La estimulación cognitiva debe adaptarse a su capacidad actual, evitando propuestas demasiado sencillas, que generen sensación de inutilidad, o demasiado complejas, que provoquen frustración.

En estados avanzados, el enfoque vuelve a modificarse, siempre adaptándolo a las necesidades que se presentan. El objetivo prioritario es conservar las actividades básicas que la persona todavía puede realizar, manteniéndolas el máximo tiempo posible para reforzar y fomentar su autoconcepto y su sensación de valía.

En casos graves de la demencia, la premisa principal es el confort y la tranquilidad. Las actividades pasan a ser asistidas y buscan generar calma, seguridad y bienestar.

Las actividades centrales en las que nos basamos, en mayor o menor medida según el estado cognitivo de la persona, incluyen: estimulación cognitiva, memoria, estimulación sensorial, musicoterapia, danza, manualidades, labores, estimulación psicomotriz, videojuegos, rehabilitación funcional, terapia con animales, estimulación sensorial Snoezelen, risoterapia, roboterapia, fisioterapia, realidad virtual, electroestimulación, formación a cuidadores y familias.

Para lograr el máximo efecto de estas intervenciones es fundamental realizarlas en un ambiente tranquilo y respetuoso, manteniendo siempre la dignidad de la persona. La motivación, los refuerzos positivos, la comunicación empática, y un entorno distendido donde la persona se sienta confiada y segura, son claves para que la intervención sea verdaderamente efectiva.