Un artículo de las Dras. Leticia Sánchez Valdeón y Laura Bello Corral,
del Departamento de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de León



Demencia en el siglo XXI: un reto global

El abordaje de las demencias constituye un reto prioritario para la salud pública y representa también un problema social y asistencial de primer orden. En la actualidad, se considera la epidemia silenciosa del siglo XXI y su impacto supone uno de los mayores retos para la sostenibilidad de los sistemas sociosanitarios (Ministerio de Sanidad, 2019).

La Enfermedad de Alzheimer (EA), es la forma más común de demencia, caracterizada por el deterioro de funciones cerebrales. A nivel mundial, la prevalencia e incidencia de la EA son elevadas y es probable que las cifras estén subestimadas (Tahami Monfared et al., 2022).

Ante este escenario, las terapias no farmacológicas (TNF) han adquirido un papel fundamental como complemento a los tratamientos farmacológicos tradicionales. Estas intervenciones, no químicas y centradas en la estimulación cognitiva, emocional y funcional, buscan mantener las capacidades de la persona y mejorar su calidad de vida (Sánchez-Valdeón et al., 2023).

Entre estas intervenciones destaca la terapia musical, una estrategia que utiliza la música y sus elementos —ritmo, melodía y armonía— para promover respuestas cognitivas, emocionales y conductuales beneficiosas en las personas con EA  (Carballo-García et al., 2013).

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Las intervenciones basadas en la terapia musical pueden mejorar funciones cognitivas en personas con Enfermedad de Alzheimer

La música: un estímulo que activa el cerebro

La música es un estímulo complejo que activa de manera simultánea redes auditivas, motoras, emocionales y de la memoria, mucho más allá de la simple percepción de sonidos (Bowling, 2023; Oriola & Gustems, 2021).

Algunas investigaciones en neurociencia muestran que la melodía, el ritmo y la armonía generan patrones de actividad sincronizada en distintas áreas corticales y subcorticales, relacionadas con la atención y la regulación emocional (Chan & Han, 2022; la Rubia Orti, et al., 2019).

Beneficios de la terapia musical en la Enfermedad de Alzheimer

En la EA, la música adquiere una relevancia particular al estimular circuitos cerebrales que habitualmente permanecen preservados, incluso en fases moderadas de la enfermedad (Sanchis Sanchis, 2021; Ting et al., 2024).

Diversos estudios señalan que las intervenciones basadas en la terapia musical pueden mejorar funciones cognitivas, como la memoria, la orientación y el lenguaje, disminuir síntomas conductuales, entre ellos la agitación, la ansiedad y la depresión, y promover la interacción social (Bleibel et al., 2023; Ting et al., 2024).

Modalidades de la terapia musical en la Enfermedad de Alzheimer

En las intervenciones de la terapia musical dirigidas a personas con EA se distinguen habitualmente dos enfoques principales: terapia musical activa y terapia musical receptiva (Jiménez-Palomares et al., 2024).

La terapia musical activa implica la participación directa de la persona a través del canto, el uso de instrumentos, la improvisación musical o el movimiento al ritmo de la música. Este tipo de intervención favorece la interacción social, la expresión emocional y estimula funciones cognitivas como la atención, el lenguaje y la memoria musical, que suele estar relativamente preservada en personas con demencia (Bugos et al., 2024; Gómez-Gallego et al., 2021).

Por otra parte, la terapia musical receptiva se basa en la escucha guiada de música significativa o preferida por la persona, ya sea en sesiones individuales o grupales. Esta modalidad se utiliza con frecuencia para reducir ansiedad, agitación y alteraciones conductuales, así como para mejorar el estado de ánimo y facilitar la evocación de recuerdos autobiográficos y la comunicación con familiares y cuidadores (Xue et al., 2023).

Música y cerebro: los mecanismos que actúan

Los beneficios de la música en la EA se explican por varios mecanismos neurobiológicos (Slade et al., 2025):

  • Activa redes cerebrales que permanecen relativamente preservadas, de modo que la capacidad de reconocer y disfrutar canciones suele mantenerse en las fases iniciales y moderadas de la enfermedad.
  • Estimula circuitos emocionales y de recompensa, involucrando regiones del cerebro asociadas al placer, lo que facilita la formación de nuevos recuerdos.
  • Favorece la plasticidad del cerebro mediante cambios sinápticos y neuroquímicos.
  • Regula la actividad del cuerpo, sincronizando el ritmo cardíaco y respiratorio, reduciendo el estrés y la ansiedad.
  • Evoca recuerdos autobiográficos a través de canciones familiares, recordando momentos significativos de la vida.

Todos estos efectos contribuyen a mejorar la función ejecutiva en personas con EA.

Conclusión

La terapia musical se considera hoy una intervención no farmacológica segura, accesible y con potencial para complementar los tratamientos farmacológicos, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas con EA, así como de sus cuidadores y familiares (Jiménez-Palomares et al., 2024; Sanchis Sanchis, 2021).

Agradecer el apoyo y la colaboración de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, de León, fundamentales para el avance de nuestras investigaciones.

Referencias