
Un artículo de Osvaldo J. Hernández,
Catedrático del Departamento de Ciencias Sociales, Educación y Humanidades,
Recinto de San Germán – Universidad Interamericana de Puerto Rico
“El cerebro cambia a lo largo de toda la vida,
y esta plasticidad es la clave del aprendizaje y la memoria”
Norman Doidge
Deterioro cognitivo: una visión integral
El deterioro cognitivo es una condición neurodegenerativa que se manifiesta como una disminución progresiva en diversas funciones mentales superiores, tales como la memoria, la atención, el lenguaje y la capacidad para resolver problemas. Esta afectación compromete la autonomía del individuo, interfiriendo con su desempeño cotidiano y reduciendo su calidad de vida.
Se trata de un problema de salud pública que impacta significativamente a la población adulta mayor. Como síndrome geriátrico, interfiere negativamente en la ejecución de las actividades básicas de la vida diaria, incrementando la discapacidad y la dependencia funcional. Su impacto trasciende al individuo, afectando profundamente a su entorno familiar y generando una carga considerable sobre los sistemas de salud.

Factores de riesgo y prevención
El deterioro cognitivo está estrechamente vinculado a factores de riesgo modificables, como:
- La inactividad física
- Una alimentación inadecuada
- El mal manejo del estrés
- La falta de higiene del sueño
- La escasa estimulación cognitiva
- La limitada participación en actividades sociales
Muchos de estos factores también se relacionan con enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la diabetes, los trastornos cerebrovasculares y la depresión.
Afortunadamente, la mayoría de estos riesgos pueden ser reducidos mediante intervenciones adecuadas. En este sentido, la educación en salud representa una herramienta clave dentro de la atención primaria, ya que promueve estilos de vida saludables que benefician tanto al cuerpo como a la mente. Las iniciativas integradas para modificar hábitos pueden tener un impacto positivo en la prevención y manejo del deterioro cognitivo.
Por otro lado, existen factores no modificables, como la edad, el sexo, la genética, la raza o etnia (particularmente en poblaciones afroamericanas, latinas e indígenas), y los antecedentes familiares. Aunque la edad es el principal factor de riesgo conocido, es fundamental enfatizar que la demencia no es una consecuencia natural ni inevitable del envejecimiento.
Enfoque biopsicosocial
Desde un enfoque biopsicosocial, se reconoce que el ser humano funciona como un sistema integrado. Por ello, mantener un estilo de vida activo a nivel mental, físico y social favorece el bienestar general en todas las etapas de la vida. Se vuelve crucial, entonces, implementar intervenciones que aborden la complejidad del desarrollo humano desde múltiples dimensiones.
Estilos de vida activos y salud cognitiva
Está ampliamente documentado que los estilos de vida activos favorecen la cognición. Actividades como:
- Ejercicio físico (mayores niveles se asocian con menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia¹)
- Buena alimentación (el consumo elevado de frutas y verduras se asocia con menor prevalencia de trastornos cognitivos²)
- Manejo del estrés (el estrés crónico afecta negativamente la fluidez verbal y la toma de decisiones³)
- Higiene del sueño (la duración y calidad del sueño influyen en el deterioro cognitivo⁴)
- Estimulación cognitiva (relacionada con mejoras en pruebas cognitivas⁵)
- Vida social activa (mayores niveles de interacción social y actividad cognitiva se asocian con menor incidencia de deterioro cognitivo⁶)
Todas estas prácticas contribuyen positivamente al mantenimiento de la salud cognitiva.
Estrategias prácticas para fomentar estilos de vida activos
1. Ejercicio
Actividades como el baile socializado no solo benefician la capacidad cardiovascular, sino que también estimulan la audición, la coordinación (ojo-mano-pie), la percepción del tiempo y del espacio. Además, ayudan a reducir el estrés y fomentan la comunicación verbal y emocional mediante el contacto social.
2. Alimentación
La energía necesaria para mantenernos activos y favorecer los procesos biológicos proviene de los nutrientes. Dietas basadas en productos naturales —como frutas, vegetales y raíces, los “frutos de la Pachamama”— son fundamentales para la regeneración corporal y el funcionamiento óptimo de los sistemas fisiológicos.
3. Manejo del estrés
Actividades como el yoga estimulan la conexión cuerpo-mente y favorecen el control emocional. La respiración consciente y la escucha de música relajante (sonidos de la naturaleza como ballenas, olas o ríos) también tienen efectos positivos sobre el sistema nervioso.
4. Sueño
El descanso es tan esencial como el movimiento. El sueño profundo es clave para la regeneración del cuerpo y el adecuado funcionamiento cognitivo. El sueño saludable debe ser parte de un ciclo biológico equilibrado.
5. Estimulación de la memoria
Participar en juegos grupales que requieran recordar canciones, identificar anuncios, formar oraciones con palabras dadas o resolver problemas, es útil para mantener la agilidad mental y las funciones cognitivas activas.
6. Vida social
Mantener relaciones significativas con personas de la misma u otras generaciones, participar en actividades comunitarias o ejercer roles de voluntariado fortalece el sentido de propósito, favoreciendo la salud emocional y cognitiva.
Recomendaciones para estimular la cognición en adultos mayores
Además de los hábitos mencionados, existen estrategias que apoyan directamente el funcionamiento cerebral:
- Tomar notas (en formato físico o digital)
- Usar calendarios físicos o electrónicos
- Realizar pasatiempos como crucigramas, sopas de letras, sudokus, lectura recreativa y lógica
Es fundamental que estas actividades sean placenteras, ya que el disfrute aumenta la motivación y la constancia. También se recomienda evitar la monotonía y fomentar la variedad, priorizando actividades que incluyan múltiples tipos de estímulos (visual, auditivo, psicomotor) y un grado creciente de dificultad.
Algunos recursos digitales útiles:
- Lumosity
- BrainHQ
- Hojas de tareas cognitivas (disponibles en centros gerontológicos o sitios especializados)
Enfoque preventivo y personalizado
El deterioro cognitivo debe abordarse desde una perspectiva de prevención primaria, con un enfoque centrado en la persona. Es esencial adaptar las intervenciones a las capacidades físicas, mentales y contextuales de cada adulto mayor, respetando su historia de vida, valores y entorno.
La atención individualizada, acompañada del fortalecimiento de vínculos sociales y la promoción de la autonomía, resulta clave para una intervención eficaz. Las tecnologías también pueden representar un recurso valioso para apoyar estos procesos, siempre que se adapten a las necesidades del usuario.
Para concluir, la clave para atender el deterioro cognitivo está en proporcionar una amplia gama de estímulos. Cuanto mayor sea la estimulación neuronal ver, escuchar, sentir, hacer, mayores serán las posibilidades de preservar y fortalecer las funciones cognitivas. Todas las recomendaciones deben estar alineadas con las capacidades mentales, emocionales y físicas de cada adulto mayor, manteniendo siempre un equilibrio entre desafío y bienestar.
“El cerebro es como un músculo:
cuanto más lo usas, más fuerte se vuelve”
Sharon Begley
Referencias:
- Blondell SJ, Hammersley-Mather R, Veerman JL. Does physical activity prevent cognitive decline and dementia? A systematic review and meta-analysis of longitudinal studies. BMC Public Health. 2014;14:510. doi: 10.1186/1471-2458-14-510
- Zhou Y, Wang J, Cao L, Shi M, Liu H, Zhao Y, Xia Y. Fruit and vegetable consumption and cognitive disorders in older adults: a meta-analysis of observational studies. Front Nutr. 2022;9:871061. doi: 10.3389/fnut.2022.871061
- Mikneviciute G, Ballhausen N, Rimmele U, Kliegel M. Does older adults’ cognition particularly suffer from stress? A systematic review of acute stress effects on cognition in older age. Neurosci Biobehav Rev. 2022;132:583–602. doi: 10.1016/j.neubiorev.2021.12.009
- Keil SA, Schindler AG, Wang MX, et al. Longitudinal sleep patterns and cognitive impairment in older adults. JAMA Netw Open. 2023;6(12):e2346006. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2023.46006
- Woods B, Rai HK, Elliott E, Aguirre E, Orrell M, Spector A. Cognitive stimulation to improve cognitive functioning in people with dementia. Cochrane Database Syst Rev. 2023;1(1):CD005562. doi: 10.1002/14651858.CD005562.pub3
- Ma T, Liao J, Ye Y, Li J. Social support and cognitive activity and their associations with incident cognitive impairment in cognitively normal older adults. BMC Geriatr. 2024;24:38. doi: 10.1186/s12877-024-04655-5
Sobre el autor
Osvaldo J. Hernández Soto es Catedrático del Departamento de Ciencias Sociales, Educación y Humanidades, Recinto San Germán. Posee Doctorado en Investigación Gerontológica de la Universidad Maimónides, Buenos Aires (Argentina 2019), Maestría en Gerontología Social de la Universidad de Barcelona, España (2016), Maestría en Salud Pública de la Escuela de Medicina Recinto de Ciencias Médicas en Puerto Rico (2003) y Doctorado en Educación de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto Metro (2002).
Es miembro activo de diversas organizaciones profesionales, entre ellas: Colegio Americano de Medicina Deportiva; Federación de Medicina Deportiva de Puerto Rico; Asociación de Educación Física y Recreación de Puerto Rico.
Su línea de investigación se centra en la actividad física, el ejercicio, la salud, el tiempo sentado y el bienestar psicológico en adultos mayores. Ha publicado múltiples artículos en revistas especializadas que abordan estos temas.
osvaldo_hernandez@nullintersg.edu
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