/p>La conexión de las residencias de Euskadi con la historia clínica supondrá “ganar en seguridad y en calidad de la atención”, tal y como afirmó Inmaculada Sánchez Martín, técnica de Coordinación Sociosanitaria del departamento de Salud del Gobierno vasco, durante su intervención en el I Encuentro de abordaje multidisciplinar de Salud, Derecho y espacios sociosanitarios celebrado en Bilbao.
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Inmaculada Sánchez Martín durante su intervención en el I Encuentro de abordaje multidisciplinar de Salud, Derecho y espacios sociosanitarios

Según esta experta la incorporación en Euskadi de la coordinación sociosanitaria como estrategia entre los diferentes agentes, y entre las diversas instituciones que intervienen en la continuidad asistencial y de cuidados, “tiene ventajas en general pero sobre todo en los colectivos más vulnerables, como son, entre otras, las personas mayores. La atención sociosanitaria se convierte así en un reto para configurar el espacio sociosanitario de Euskadi, pero también en ruta para lograr una atención coordinada e integrada para todos los colectivos y ciudadanos que lo necesitan”.
Y es que en Euskadi se optó para la construcción del espacio sociosanitario “por un modelo de coordinación entre todas las instituciones competentes en la materia, que dé, entre otros aspectos, una respuesta integrada a la cronicidad, vejez y dependencia”. Y para lograr este objetivo se requiere disponer de una información clínica y farmacéutica “única y accesible, que permita que las personas sean atendidas en el medio donde se encuentren”.
En este sentido, Inmaculada Sánchez Martín indica que “muchas personas mayores con un alto grado de dependencia o discapacidad invalidante suelen estar en instituciones residenciales o centros sociosanitarios”. Es en estos dispositivos asistenciales donde al inicio de la presente legislatura ha comenzado el despliegue de la historia clínica de Osakidetza, Osabide, “para que los profesionales sanitarios de dichos centros puedan tener acceso a la historia clínica de los residentes que así lo autoricen”.
Para Sánchez Martín esto «permite hacer una mejor atención sanitaria de sus problemas de salud, accediendo y registrando los datos clínicos de cada persona, en un mismo soporte, lo que supone ganar en seguridad y en calidad de la atención. Hay ya cerca de treinta residencias con la historia clínica conectada a Osabide y, a mediados de este año, se espera llegar a cincuenta conectadas”. Además, a finales del pasado año comenzó el despliegue de la receta electrónica en las residencias de Euskadi.
A juicio de la técnica de Coordinación Sociosanitaria del departamento de Salud del Gobierno vasco son cinco las líneas estratégicas a las que se enfrenta Euskadi en la atención sociosanitaria: “la definición de una cartera de servicios sociosanitarios, la implantación de un sistema de información y comunicación sociosanitario, la formalización de acuerdos sociosanitarios entre sectores, la concreción de un plan de atención a colectivos diana y, por último, el impulso de la formación, innovación y transferencia de conocimiento dentro de este ámbito”.
Así, las líneas a futuro para la atención sociosanitaria en Euskadi “vendrán marcadas por las necesidades de las personas, y aquéllas son cambiantes. Como sociedad debemos estar en condiciones de dar una respuesta adecuada, cercana a las personas y en el ámbito más apropiado a cada situación”.
En opinión de esta experta, “será la sostenibilidad la que juegue un papel modulador de las prestaciones que se puedan dar a futuro, por lo que habrá que explorar nuevas formas de hacer frente a las necesidades. En este sentido, creo que las sociedades nórdicas son un buen horizonte al que mirar para aprender lo bueno y aplicarlo”.
En este sentido, resalta dos cambios principales que van a tener un mayor impacto en la reorientación de los servicios sociosanitarios, desde el punto de vista poblacional y social. “Por un lado, el progresivo envejecimiento de la población, que supondrá a su vez una mayor proporción de personas de mucha edad y, consecuentemente, con pérdida de función que en muchos casos cursarán con dependencia. Por otro, los cambios socioeconómicos que, marcados por la situación de crisis, desempleo y pobreza, generan mayores diferencias sociales y, por tanto, más personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social”.
Ambas situaciones “requieren de una adaptación progresiva de la atención que desde el ámbito sociosanitario se vayan a dar, y que sin duda afectará también a la ‘cartera de prestaciones y servicios’ que se establezca en cada etapa”.
Además, Inmaculada Sánchez Martín destaca que el mayor reto para los pacientes o personas con problemas de salud “es el de participar activamente en el cuidado y gestión de su salud. Se ha vivido en épocas paternalistas donde eran los profesionales los que tomábamos las decisiones, y es un ejercicio que todas las personas deben hacer: aprender a cuidarse y a tomar las decisiones que le competen, respecto a su enfermedad o padecimientos”.