/p>Dado que las personas con artrosis suelen ser más sensibles a los cambios meteorológicos, sobre todo al frío y a la humedad, los especialistas de Sanitas Mayores recomiendan aplicar calor local, realizar ejercicio suave para desentumecer las articulaciones y llevar un control correcto de la medicación para mejorar los síntomas.
Geriatricarea artrosis
La cadera en los hombres y las manos en las mujeres son las articulaciones más afectadas por la artrosis a partir de los 60 años

Y es que, tal y como comenta David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores, “con el frío y la lluvia las personas que padecen artrosis sufren un aumento de sus molestias. Para mitigar los síntomas, como entumecimiento de las articulaciones y dolor, hay que seguir el tratamiento con especial intensidad. Tomar la medicación prescrita para controlar el dolor, aplicar calor local y hacer ejercicio moderado son algunas de las recomendaciones que hay que intensificar cuando la climatología es adversa”.
La artrosis es una enfermedad crónica y progresiva para la cual en la actualidad no existe curación, pero las personas afectadas pueden contribuir en gran manera para controlar los síntomas de la enfermedad. Para ello, se dispone de diversas alternativas que combinan tratamientos físicos, medicamentos y, a veces, la cirugía para aliviar el dolor articular y mantener la capacidad funcional.
“En muchos casos de artrosis existe un componente genético o hereditario contra el que no es posible actuar. Otros casos se deben a traumatismos pero la mayoría son de origen desconocido y se asocian al envejecimiento. En la exploración física realizada por el especialista se aprecian las posibles deformidades así como la limitación de la movilidad con dolor a la presión, chasquidos y crepitación de la articulación afectada. Las radiografías simples siguen siendo la exploración diagnóstica complementaria más adecuada”, explica David Curto.
El tratamiento de la artrosis es inicialmente conservador, basado en ejercicio moderado y constante -10 a 20 minutos diarios-, buenos hábitos posturales, control del peso corporal, reposo y cuidado de las articulaciones, técnicas para controlar el dolor sin medicamentes -como la aplicación de frío o calor- y la administración oral de analgésicos y antiinflamatorios. Entre los tratamientos farmacológicos, las infiltraciones de derivados de la cortisona o de ácido hialurónico dentro de las articulaciones pueden resultar, a veces, necesarias para aliviar el dolor.
Cuando la enfermedad supone un rápido desgaste asociado a un dolor intenso que no cede y proporciona mala calidad de vida, puede estar indicado un tratamiento quirúrgico. Las técnicas quirúrgicas más habituales son la osteotomía -permite realinear y colocar en posición correcta la articulación- y la artroplastia -consiste en sustituir total o parcialmente las zonas enfermas de la articulación con protesis artificiales. Las más frecuentes son las de cadera y rodilla-. “Entre los últimos avances se están probando con buenos resultados terapias biológicas como la infiltración de células madre o de plasma rico en plaquetas”, afirma el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.
La artrosis se caracteriza por el deterioro del cartílago de las articulaciones, que es el tejido que existe en los extremos de los huesos para que se puedan desplazar uno sobre otro. Todas las articulaciones pueden desgastarse pero la artrosis es más frecuente en las manos, la espalda -cervical y lumbar-, las caderas y las rodillas. Los síntomas de la artrosis son el dolor -de intensidad variable según el grado- y la rigidez -o pérdida de movilidad de las articulaciones– que suelen ser más agudos cuando se comienza a poner en movimiento tras pasar un largo periodo en reposo. Sin embargo, el clima es otro factor que agudiza los síntomas.
La artrosis es la enfermedad articular más frecuente. En España, afecta al 10% de la población general y a más de un tercio de la población mayor de 60 años. Por debajo de los 55 años la afectación es similar en hombre y mujeres. Por encima de esta edad, la cadera en los hombres, y las manos en las mujeres, son las articulaciones más dañadas.