El riesgo de desnutrición aumenta con la edad, en personas con enfermedades crónicas o que pasan periodos de hospitalización o convalecencia. De hecho, según un estudio impulsado por el Instituto de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Navarra, en España entre un 15 y un 20% de los adultos sufre carencias nutricionales y el 30% de los mayores de 65 años padecen desnutrición o están en riesgo de sufrirla.
En el caso de las personas mayores, la soledad, el aislamiento, la pobreza, la dependencia o los cambios en el entorno pueden conducirles a una situación de desnutrición. En mucha ocasiones se trata de personas que viven solas, se saltan comidas o siguen dietas muy monótonas en las que predominan alimentos poco nutritivos con un alto contenido en grasas y azúcares simples, más presentes en comidas de bajo coste y sencillas de preparar.
Con la edad también aparecen otros trastornos que pueden conllevar una situación de desnutrición, como problemas de deglución o masticación, trastornos digestivos o pérdida del apetito. También es mas frecuente en edades avanzadas requerir un aporte extra de nutrientes en situaciones de enfermedad o en pacientes crónicos, como por ejemplo, personas con diabetes.
Estas situaciones pueden hacer disminuir las reservas de nutrientes, haciendo que sean insuficientes para responder cuando se produce un aumento de las necesidades como consecuencia de enfermedad o de algún trastorno.
En estos casos, el aporte de nutrientes puede ser insuficiente y necesitan un extra para completar la alimentación y prevenir posibles carencias o estados de desnutrición. Los suplementos nutricionales en edad adulta se han convertido en un aliado para complementar la dieta e ingerir aquellos nutrientes en estado deficitario.
Están indicados en situaciones de debilidad, falta de apetito, convalecencia, pérdida de peso involuntaria, trastornos digestivos y de masticación y, en general, en todas aquellas situaciones que requieran un aporte nutricional extra. De esta forma, ayudaremos a mejorar la calidad de vida de los adultos y reducir a la mitad la aparición de diversos trastornos.
Para las personas mayores, este tipo de productos cumplen también una importante función cuando surgen dificultades en la masticación o pérdida de apetito. Normalmente, son más fáciles de tomar junto a otros alimentos y ayudan a enriquecer la dieta. Además, su composición es equilibrada y contiene la cantidad de nutrientes adecuada con la seguridad y tranquilidad de que no estamos consumiendo productos con un elevado aporte de azúcares o grasas, y se adaptan a las dietas de aquellas personas que padecen algún trastorno.
Los suplementos nutricionales proporcionan un aporte de macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y lípidos) equilibrado y micronutrientes esenciales. Su composición está especialmente pensada para satisfacer las necesidades energéticas y nutricionales de adultos y mayores que tienen alguna dificultad para alimentarse con normalidad o que se encuentran en alguna situación específica donde los requerimientos nutricionales están aumentados.
La óptima combinación de los compuestos favorece el mantenimiento de músculos y huesos. Este tipo de productos suelen tener un importante aporte de proteínas de alto valor biológico, importante en esta etapa de la vida para mantener y aumentar la masa muscular. El calcio, el fósforo y la vitamina D ayudan a mantener la mineralización ósea y es importante que contengan vitaminas y minerales para nutrir el organismo y reducir la fatiga y el cansancio.
La ingesta de proteínas en las personas mayores es un aspecto fundamental, ya que contribuye a mantener la masa, el tono y la fuerza muscular. En general, se recomienda que las proteínas aporten aproximadamente el 15% del valor calórico total de la dieta, pero en edades avanzadas este aporte debe ser superior, hasta un 20%. Algo que no siempre se tiene en cuenta, de hecho, en muchos casos la ingesta suele ser menor de lo recomendado.
Los problemas de masticación o deglución hacen que frecuentemente en la dieta de estas personas predominen platos líquidos o purés, que se componen principalmente de verduras u hortalizas y a menudo se prescinde de un segundo plato de carne o pescado.
A la hora de tomar un suplemento nutricional también es importante comprobar su contenido en antioxidantes como la vitamina C, el zinc o el selenio, que contribuyen a reforzar el sistema inmune. También deben contener un perfil de grasas cardiosaludable, preferiblemente con ácidos grasos Omega-3 y DHA, que también ayudará a reducir los procesos inflamatorios.
Con la edad, aparecen problemas de asimilación de algunos nutrientes y, aunque tengamos una dieta equilibrada, es posible que nuestro organismo no aproveche todas las proteínas, vitaminas o minerales que ingerimos. Los suplementos nutricionales suelen incorporar estos nutrientes con una elevada biodisponibilidad para que puedan ser bien asimilados y así suplir las carencias de estas personas.
Una ingesta deficiente de proteínas y de calorías en las personas mayores puede provocar delgadez, falta de fuerza y movilidad, y también se asocia a una mayor tasa de infecciones. Una ingesta adecuada de proteínas junto a la práctica de ejercicio físico moderado es la mejor recomendación para mantener la forma física en la tercera edad y prevenir posibles trastornos de movilidad.
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