/p>Pese a que el 70% de las personas con enfermedades crónicas avanzadas sufre dolor, los profesionales sanitarios aseguran que el dolor está infradetectado e infratratado en los procesos crónicos y demandan visualizar este problema como “un reto asistencial prevalente y relevante” en la atención de estos pacientes, tal y como se puso de manifiesto en el simposio Chronos ‘Atención integral e integrada de personas con cronicidad avanzada: cronicidad-cuidados paliativos-dolor’ organizado por la Cátedra de Cuidados Paliativos de UVic-UCC/ICO, la Sociedad Española del Dolor y la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), con el apoyo de Grünenthal.
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Los expertos demandan visualizar el dolor como un reto asistencial prevalente y relevante

Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad se estima que el 45% de la población española mayor de 16 años padece al menos un proceso crónico de diferente magnitud. En los casos en los que existe un deterioro progresivo y un pronóstico de fallecimiento a medio o largo plazo, denominada enfermedad crónica compleja, la cifra asciende al 5% de los españoles y de ellos el 1,5% lo hace en una fase avanzada, tal y como expone el doctor Xavier Gómez-Batiste, director de la Cátedra de Cuidados Paliativos de UVic-UCC/ICO, quien lamenta que el 70% de las personas con enfermedad crónica avanzada sufra dolor de diferente tipo, entre ellos, los musculares, artropatías degenerativas y posturales.
Por ello es necesario compartir experiencias en atención integral e integrada a personas con cronicidad avanzada; promover la cooperación en esta área; y visualizar el dolor como un reto asistencial prevalente y relevante.
Para el doctor Gómez-Batiste, el dolor es una auténtica epidemia dentro de las enfermedades crónicas avanzadas. “A los expertos nos llama la atención que la alta prevalencia del dolor no se refleje como paradigma de la atención a la cronicidad como lo es en los casos de cáncer, por ejemplo, donde es un síntoma relevante al que se le presta especial atención”, denuncia este experto. En este sentido, el hace hincapié en que se trata de un problema infradiagnosticado e infratratado, por lo que “debe aflorar el dolor como paradigma en la atención en cronicidad avanzada, ya que en muchas ocasiones está poco identificado, no se evalúa y se trata de manera parcial y tardía”.
En este mismo sentido, la directora adjunta de la Cátedra de Curas Paliativas ICO-UVIC/UCC, Cristina Lasmarias, afirma que es necesaria la colaboración de “profesionales de diversos ámbitos asistenciales y líderes clínicos para trabajar desde la visión integral e integrada de la atención a la cronicidad, explorando propuestas de mejora de la atención”.
Para esta experta es fundamental ser conscientes de la prevalencia del dolor y la importancia del impacto que tiene en la calidad de vida, causando limitación funcional y aislamiento social en las personas que lo sufren, especialmente en los procesos de enfermedad avanzada. “Se requieren competencias clínicas concretas así como la inclusión de la valoración de los profesionales en las historias clínicas, desarrollando protocolos de intervención multidisciplinares”, comenta Cristina Lasmarias.
Por su parte, Roberto Nuño, director de Deusto Business SchoolHealth, de la Universidad de Deusto, defiende que el control de la progresión de las enfermedades crónicas y la posibilidad de aliviar el dolor y el sufrimiento es clave para el propósito de “vivir bien aunque se tenga una condición crónica”.
En su opinión, la cronicidad es un fenómeno complejo que representa un éxito de la sociedad y del sistema de salud por haber cronificado patologías que eran letales hace pocas décadas, pero es necesario que las sociedades y los gobiernos de Europa se preparen para el tsunami del envejecimiento y sus consecuencias y para ello propone una visión global del problema. “En España se han dado importantes pasos al respecto y somos referentes globales en la materia, pero también se está perdiendo energía y hay quien postula que la cronicidad ya no está de moda. Lamentablemente, la cronicidad está aquí para quedarse”, advierte.
Y para acometer este reto Cristina Lasmarias propone consolidar un modelo de atención que promueva el abordaje multidimensional bio-psico-social y espiritual, el control de síntomas, la implicación de la familia, atención centrada en la persona a través de la planificación de decisiones anticipadas, la adecuación del esfuerzo terapéutico y la integración asistencial con el fin de mejorar la atención de las personas con enfermedades crónicas avanzadas.