/p>Esta fue una de las principales conclusiones de la V Jornada de Medicina Familiar y Geriatría, celebrada recientemente en la clínica bilbaína IMQ Zorrotzaurre, bajo el título “Adecuación de la prescripción en personas mayores”. Durante la misma, Naiara Fernández, médico especialista en Geriatría de Igurco Servicios Sociosanitarios, insistió en que “el abordaje global de la persona mayor permite adecuar el tratamiento a las necesidades de la persona, detectando posibles interacciones farmacológicas”.
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La doctora Naiara Fernández fue una de las ponentes de la V Jornada IMQ-Igurco de Medicina Familiar y Geriatría

Según la doctora, a día de hoy, el número de fármacos prescritos a pacientes de edad avanzada con alta comorbilidad es elevado, incluso en pacientes con cuidados al final de la vida”. Y subrayó que, en personas con fragilidad o deterioro cognitivo y con una esperanza de vida limitada, “los tratamientos que en algún momento fueron necesarios, pueden ser inapropiados a medida que progresa el deterioro”.
“De esta forma de proceder”, añade, “surgen conceptos como prescripción inadecuada o prescripción subóptima, relacionados con el uso inadecuado de fármacos. Es por ello que en los últimos años se han desarrollado criterios médicos como Beers y, sobre todo, los STOPP/START, recientemente actualizados, para la suspensión de algunos fármacos en los casos en los que no haya evidencia clínica que justifique su uso, o que se haya excedido su temporalidad o exista duplicidad en el tratamiento de medicamentos pertenecientes al mismo grupo farmacológico.
Además, existen recomendaciones específicas para cada sistema (nervioso, respiratorio, digestivo, circulatorio…) y para eventuales síndromes geriátricos existentes (dolor, caídas de repetición, etcétera). “Todo ello asegura el logro de una prescripción óptima tanto a través de la suspensión de tratamientos no indicados, como en relación al inicio de un tratamiento con un fármaco no contemplado hasta entonces”.
Asimismo, “no solo se revisan los tratamientos farmacológicos, sino también las eventuales ayudas técnicas o la conveniencia de mejorar la situación nutricional, valiéndose de complementos nutricionales, recientemente integrados en las nuevas pirámides nutricionales”.
La especialista Naiara Fernández cerró su ponencia abogando por “una valoración geriátrica integral, orientada a mejorar el rendimiento diagnóstico así como el tratamiento en curso. De esta forma, se pueden minimizar los efectos secundarios de los fármacos y mejorar la calidad de vida de la persona a través de la disminución de la prevalencia de los síndromes geriátricos más frecuentemente relacionados con una inadecuada prescripción: caídas de repetición, desnutrición, deshidratación, fragilidad, deterioro cognitivo, etc.”.