La Dirección General de Política Social del Gobierno de Cantabria ha puesto en marcha un programa para la mejora de la práctica asistencial en residencias de personas mayores, que se desarrollará en colaboración con la Fundación Matia Instituto Gerontológico, referente a nivel nacional e internacional en la aplicación a centros residenciales del Modelo de Atención Centrada en la Persona (ACP).
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Cantabria ha puesto en marcha un programa para mejorar la práctica asistencial en residencias de personas mayores que fomentará la Atención Centrada en la Persona

Tal y como afirma Eva Díaz Tezanos, consejera de Universidades e Investigación, Medio Ambiente y Política Social, el modelo ACP es el nuevo modelo de atención a las personas que se pretende promover en los centros de servicios sociales de Cantabria por ser «el más adecuado para promover su bienestar y calidad de vida, especialmente de las que se encuentran en situaciones de fragilidad o dependencia». Y es que este modelo promueve las condiciones necesarias para la consecución de mejoras, partiendo del respeto pleno a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias y contando con su participación efectiva.
Este programa de mejora de la calidad de la práctica asistencial mantendrá inicialmente un calendario de trabajo con los 61 centros residenciales de personas mayores de Cantabria. Un equipo de profesionales de la Fundación Matia, acompañados durante el proceso por técnicos de los servicios de inspección y acreditación de centros, acudirá a los mismos para una jornada de trabajo sobre el Modelo de Atención Centrada en la Persona. Asimismo, se celebrará una reunión con el equipo directivo del centro para presentar el programa y el modelo ACP que se pretende promover y para conocer la organización y funcionamiento del centro con una visita a sus instalaciones.
A continuación se realizará un diagnóstico que permita conocer el punto de partida y la realidad actual de cada centro con el que se va a trabajar en lo relativo a cómo se organiza y funciona en cuanto al personal y actividades, su estructura ambiental-arquitectónica, las personas que viven en el centro y sus características, y en definitiva, los procesos tanto organizativos como asistenciales.
El siguiente paso será la formación al personal auxiliar, de atención directa y a otros del equipo multidisciplinar; la información a residentes/familiares participantes en la experiencia; así como propuestas de intervención ambiental con cambios en las instalaciones; la identificación de preferencias, necesidades, intereses de residentes, y en resumen, la incorporación de los principios del modelo a la atención en el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana y la promoción de independencia y bienestar.
Otro de los objetivos que se persigue es la asignación de «personas de referencia» y la identificación de las actividades que puedan convertirse en actividades habituales (rutinas) para cada una de los residentes al objeto de trabajar en la «cotidianeidad». Asimismo, este otoño la Fundación Matia impartirá también formación para todos los técnicos del Servicio de Inspección de Servicios Sociales, que deberán aplicar la nueva normativa cuando se apruebe, y que colaborarán activamente en este programa de mejora.
Durante el paso año, desde la Consejería de Universidades e Investigación, Medio Ambiente y Política Social se inició un intenso trabajo para mejorar la práctica asistencial a personas mayores y personas con discapacidad que incluye, además del programa de mejora que ahora se inicia, una serie de medidas como son el incremento en 2017 de los ratios de personal de atención en los centros, con el consiguiente incremento de los precios que el Gobierno paga por cada plaza residencial, o la elaboración de una nueva normativa de centros sociales, a punto de ver la luz que ya contempla el nuevo modelo ACP.
Además, este sistema apuesta por la coordinación entre los diferentes sistemas asistenciales, como son el sistema sanitario o los servicios sociales, con el trabajo que entre ambas consejerías están realizando para elaborar una estrategia conjunta; adaptar los centros de servicios sociales al cambio de pasar del objetivo de «curar» al de «cuidar»; eliminar  la rigidez tanto en la cartera de servicios como en los procedimientos de intervención social para progresar en su adaptación a las necesidades y potencialidades de las personas, así como una permanente formación y actualización de los  profesionales en materia social para seguir mejorando la práctica asistencial y motivarles profesionalmente.
Tal y como señala Díaz Tezanos, «las personas que requieren de estos centros son ahora, además de más numerosas, mucho más exigentes y reclaman como derecho subjetivo la variedad de recursos y prestaciones que se adapten a su situación. A esto, hay que añadir que aspiran a seguir viviendo sus vidas según sus preferencias y a mantener el control sobre sus decisiones, es decir, que no sólo buscan que su plan de atención este dirigido al tratamiento de su enfermedad y/o reducir su situación de dependencia, sino que quieren que les ayuden a mantener su autonomía y  su inclusión activa en la sociedad».
En este sentido destaca que el objetivo de estas medidas «es mejorar la práctica asistencial y al tiempo, cambiar de filosofía para que los centros residenciales sean el último recurso. Nuestros centros residenciales de personas mayores en general están bien dotados y cuentan con excelentes profesionales, pero es preciso avanzar ajustándose cada vez más al perfil de las personas mayores del siglo XXI, a sus necesidades y demandas y a la forma de ver y vivir la vida que tienen hoy nuestros mayores«.