Un tercio de los diabéticos tiene más de 75 años y sus hipoglucemias pasan inadvertidas en uno de cada cinco casos debido a la ausencia de los síntomas más comunes de alarma, como sudores, temblores y mareos, tal y como destacaron los expertos  reunidos en Diabeclass, la jornada organizada por ESTEVE bajo el título “El manejo del paciente de edad avanzada con diabetes tipo 2”.
Los pacientes de edad avanzada con diabetes tipo 2 son especialmente vulnerables a las hipoglucemias y, en su caso, el objetivo es reducir su incidencia mediante un control glucémico menos exigente que en el resto de los pacientes. Y es que más de la mitad de la población española con diabetes tipo 2 tiene más de 65 años: la prevalencia de esta enfermedad por encima de los 75 años es del 30,7% en hombres y del 33,4% en mujeres.

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Los Doctores Pallarés y Millán advierten de la urgencia de iniciar acciones para tratar de evitar el aumento de casos de diabetes

Pero, tal y como advierte el Dr. Vicente Pallarés, responsable de la Unidad de Vigilancia de la Salud en Unión de Mutuas, profesor de medicina de la Universidad Jaume I de Castellón y moderador de Diabeclass, al hablar de paciente anciano, “no nos referimos sólo a los mayores de 65 años. Es un término más relacionado con el estado de salud de cada paciente más que con su edad cronológica”.
El paciente anciano se asocia a fragilidad, y como apunta el Dr. Jesús Millán, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y moderador de Diabeclass, “suelen ser personas pluripatológicas, con una alta comorbilidad, polimedicadas, con algún grado de dependencia y un elevado riesgo de hipoglucemia”. Este experto destaca que “la fragilidad influye en el médico de cara a la inercia terapéutica y el mantenimiento de las decisiones terapéuticas, aun cuando estaría indicado modificar la terapia, ya que aumentar su intensidad puede aumentar el riesgo de hipoglucemias”.    
Por todo ello, la prioridad es seleccionar un tratamiento con bajo riesgo de hipoglucemias, ya que estos pacientes son especialmente vulnerables a sufrir un episodio de este tipo. Es decir, que el concepto de fragilidad prima por encima del control glucémico, que debe ser menos estricto, principalmente por las posibles consecuencias de una hipoglucemia, desde una caída hasta problemas cognitivos, por ejemplo, o incluso la muerte.
Los expertos de Diabeclass han coincidido en este punto, sobre todo porque el 20% de los pacientes tratados con insulina las hipoglucemias cursan sin los habituales síntomas de alarma, lo que se conoce como síndrome de la hipoglucemia inadvertida o SHI. Y porque este síndrome multiplica por 6 ó 7 el riesgo de hipoglucemia grave.
En el encuentro Diabeclass también se ha debatido cómo mejorar y optimizar el abordaje multidisciplinar del paciente con diabetes de edad avanzada, así como la interrelación entre los distintos especialistas que les atienden, desde atención primaria hasta medicina interna, nefrología o endocrinología. Asimismo, se han analizado las estrategias terapéuticas actuales para optimizar el manejo de la diabetes en estos pacientes, con unas características muy distintas al resto de diabéticos.

Los malos hábitos generan mayor prevalencia y a edades más tempranas

El 88% de los mayores de 18 años atendidos en atención primaria tiene obesidad o sobrepeso y más del 50% es sedentario. Los expertos alertan que los cambios en el estilo de vida de los jóvenes incrementarán de forma exponencial la cifra de 5 millones de españoles con diabetes tipo 2 en los próximos 20 o 30 años. No sólo aumentará el riesgo de diabetes, también el riesgo de desarrollarla a edades más tempranas.
“En 20 años atenderemos a personas que han vivido su adolescencia en los años 80, 90 y 2000, con un estilo de vida totalmente distinto al de sus padres y abuelos, lo cual se traducirá en un mayor incremento de la prevalencia de la diabetes”, advierte el Dr. Pallarés. “Los datos del IBERICAN señalan que el 19,8% de los mayores de 18 años atendidos en atención primaria tiene diabetes, cifras superiores a los datos actuales”.
Además, el Dr. Millán recalca que “la pandemia de obesidad está condicionando que se mantenga la alta prevalencia de los distintos factores de riesgo cardiovascular: la diabetes, la dislipemia o la hipertensión arterial”. En este sentido, “el riesgo de tener diabetes en estas personas será más elevado. Y también lo serán las probabilidades de desarrollar esta enfermedad a edades más tempranas comparado con la generación de sus padres y abuelos”, indica el Dr. Pallarés.

Ambos expertos subrayan la urgencia de iniciar accionespara revertir esta curva, porque vamos a peor”, según el Dr. Pallarés. Sobre todo, teniendo en cuenta que “el mejor tratamiento para la diabetes es su prevención desde dos pilares básicos: la alimentación, el ejercicio y el control de peso. Está en nuestras manos”, afirma el Dr. Millán.
Otros temas abordados en esta jornada organizada por ESTEVE han sido la enfermedad renal, presente en el 60% de los pacientes ancianos diabéticos y por tanto una morbilidad más frecuente que la enfermedad cardiovascular (en el 50% de los casos) y que aumenta con la edad. También el asesoramiento nutricional desde el diagnóstico de la diabetes teniendo en cuenta las particularidades de cada paciente, la utilidad de las herramientas digitales para los profesionales, los pacientes y sus familias, o los aspectos médico-legales de la diabetes debido a la elevada mortalidad y el mayor riesgo de muerte súbita de estos pacientes, como consecuencia de las complicaciones macrovasculares silentes.