Aproximadamente un 30% de la población en España ha padecido alguna vez insomnio y un 6-8% sufre el síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS), aunque en el caso de las personas mayores de 65 años puede llegar a cifras cercanas al 20%.
Los trastornos de sueño son un grupo de enfermedades caracterizadas por una alteración sobre la estructura de lo considerado como un sueño normal tanto en cantidad, calidad, como ritmo. Estos desórdenes, que se clasifican según el nivel donde se produzcan las alteraciones, afectan a un elevado número de personas.
El problema reside en que el sueño patológico se encuentra asociado a numerosas enfermedades neurológicas como la depresión o el Parkinson; a alteraciones endocrinas como la diabetes mellitus y la obesidad; a cardiovasculares, como la hipertensión arterial y los infartos cardiacos y cerebrales; al control del sistema inmunitario y el desarrollo de distintos canceres. Además, estas patologías están involucradas en casi el doble de los accidentes laborales en comparación con los trabajadores sin SAHS.

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El sueño patológico se encuentra asociado a numerosas enfermedades neurológicas

Dada esta situación, la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (NeumoMadrid) organizó el V Taller de trastornos del sueño para técnicos, a través del cual se busca formar a profesionales en las nuevas prácticas destinadas a aliviar estos trastornos del sueño e intentar evitar las enfermedades relacionadas con este desorden.
En este sentido, la Dra. Cristina López Riolobos, neumóloga del Hospital Universitario del Tajo y experta en medicina del sueño, ha señalado que “tenemos la responsabilidad de velar por la salud de nuestras poblaciones y saber encajar y regular estos cambios para evitar trastornos de salud. Hoy en día, estos trastornos del sueño se encuentran cada vez están más presentes en nuestra sociedad, a todos los niveles. Vivimos en contacto con un cambio continuo de rutinas marcados por las nuevas tecnologías, los modelos sociales impuestos, horarios laborales de 24 horas y el desarrollo de viajes de largo recorrido».

¿Qué hacer en caso de padecer un trastorno de sueño?

A lo largo de la jornada, se destacó que el diagnóstico de los trastornos tiende a simplificarse con métodos cada vez más innovadores, sencillos e integrales, lo que permite diagnosticar y tratar de forma más precoz y dirigida estas enfermedades. Según ha explicado Ana Candel Pizarro, enfermera (DUE) de la Unidad de Sueño del Hospital 12 de Octubre de Madrid, “existen diferentes tratamientos dependiendo del trastorno existente, aunque en primer lugar se ha de descartar enfermedades subyacentes causantes de los síntomas”.
“En el caso del insomnio deberemos mejorar la higiene de sueño, reducir o eliminar aquellas actividades que puedan entorpecerlo, llevar a cabo una actividad física fuerte antes de ir a dormir o el uso del móvil en la cama e intentar evitar el miedo a irnos a dormir porque en noches anteriores tuvimos problemas para conciliar el sueño. En algunos casos puede ser beneficioso incluso tomar Melatonina. En este sentido la experta ha señalado que los fármacos para dormir siempre han de ser la última opción y se debe reevaluar periódicamente si está indicado tomarlo.
Respecto a la apnea del sueño, Ana Candel señala que “el tratamiento más frecuente es la presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), aunque también se puede tratar con el Dispositivo de Avance Mandibular y puede ser necesaria cirugía. Cualquiera de ellos debe ir acompañado de medidas comunes como la pérdida de peso, dejar de fumar, evitar tomar alcohol (sobre todo a última hora del día) y dormir en postura supina y no tomar benzodiacepinas”.
Respecto a las medidas para los pacientes con Narcolepsia, Candel detalla que “es muy importante llevar un horario de sueño regular, evitar el alcohol y los fármacos depresores del sistema nervioso central. Se recomienda dormir siestas de entre 10 y 15 minutos durante el día y en algunos casos se pueden prescribir fármacos”.

Trastorno del ritmo circadiano

Los ritmos biológicos se desarrollan de forma cíclica, regulando las funciones fisiológicas para que se repitan cada 24 horas. El ritmo circadiano de sueño se regula de la misma forma, sincronizado sobre todo en relación con la luz y la oscuridad (día/noche). Cuando estos sincronizadores externos e internos integrados perfectamente entre sí se desequilibran se produce este trastorno de sueño.
“Tiene efectos negativos para el mantenimiento de funciones de nuestro organismo y puede provocar alteraciones en la producción de hormonas (resistencia a la insulina, alteraciones del crecimiento en niños), alteraciones en la consolidación de la memoria, problemas de comportamiento y rendimiento escolar/laboral, depresión, o ansiedad. Además, se asocia con alteraciones inmunitarias y procesos crónicos, explica la Dra. López.
Para conseguir evitar todo ello, la especialista advierte que «se debe re-sincronizar el ritmo biológico y para ello hay que poner en orden los reguladores alterados. Lo más importante es hacer nuestros horarios lo más regulares posibles, como una buena rutina de ir a dormir a la misma hora, que se ajuste con los horarios de luz y oscuridad, fijar horarios de comidas, evitar exposición lumínica con ordenadores, móviles, LEDS potentes antes de dormir. Hacer ejercicio regular durante el día pero no a última hora, exposición solar durante al menos 2 horas, etc”.