Un artículo de Sergio Castel Barba,
Neuropsicólogo clínico acreditado
y vocal de la Asociación Española de Psicogerontología
Nuestras características biológicas, la historia vital y nuestra manera particular de vivirla nos moldean. Moldean nuestro cuerpo y por lo tanto nuestro cerebro, nuestra manera de entender el mundo y a nosotros mismos. Las complejas características del proceso de envejecimiento, unida a nuestra historia vital hacen que sea especialmente importante realizar una evaluación adecuada cuando aparecen alteraciones durante el envejecimiento normal, dando lugar a un envejecimiento patológico.
Por este motivo es fundamental realizar una valoración integral basada en un modelo biopsicosocial, en el que se recoja información de los ámbitos médico, funcional, psicológico y social. Es decir, tener una mirada a la misma persona desde distintas perspectivas que están interrelacionadas entre sí. En ella, deben identificarse tanto las dificultades que tenga la persona en cualquiera de las esferas, como sus capacidades o puntos fuertes y la necesidades que presente.
Esto permite tener una visión global de la situación actual de la persona y su contexto vital previo y presente que facilita, entre otras cosas, poder diseñar una intervención eficaz y centrada en la persona, con el objetivo de potenciar al máximo su calidad de vida.
¿En qué consiste la evaluación psicológica?
Es el proceso de valoración mediante el cual se recoge información de la situación cognitiva, emocional, psicosocial y conductual de la persona, además de otros datos relevantes que le aportan contexto. ¿Pero por qué es importante recoger esta información?:
- Valoración cognitiva
Mediante nuestro sistema cognitivo procesamos la información, es decir, es el sistema mediante el cual interpretamos el mundo e interactuamos con él por medio de múltiples procesos. El avance de la neuropsicología en las últimas décadas está poniendo de relieve la importancia de valorar capacidades como la percepción, la atención, la memoria, el funcionamiento ejecutivo, las praxias, etc. y está desarrollando herramientas cada vez más sensibles para poder valorarlas.
Estas herramientas pueden ser tipo screening, que aportan una idea general muy útil, rápida y práctica del funcionamiento cognitivo de la persona. Sin embargo, si queremos profundizar específicamente en el grado de déficit que puede aparecer o si queremos asegurarnos de eliminar la duda de falsos negativos, es necesario hacer una valoración extensa, empleando pruebas más específicas para cada capacidad cognitiva.
- Valoración emocional
Durante el proceso de envejecimiento acontecen una serie de sucesos vitales que cada persona afrontamos a nuestra manera particular, y que pueden afectar al bienestar emocional. Por otro lado, pueden aparecen patologías que afecten de manera orgánica al estado anímico. Por este motivo es importante valorar la causa de la alteración emocional (debido a una alteración orgánica, a una situación que ha originado un proceso de duelo normal o patológico, etc.), si ocurre por exceso o por defecto, y si es un rasgo de personalidad habitual y esperable de la persona, si es un estado debido a una situación o hecho concreto o si es una combinación de ambas. Es decir, una situación vital concreta que ha potenciado aún más un rasgo de personalidad y/o emocional determinado.
- Valoración psicosocial
Los seres humanos somos animales sociales, evolutivamente nos hemos desarrollado en grupos y así lo han ido haciendo nuestras capacidades cognitivas, especialmente lo que se conoce como cognición social. Exponernos adecuadamente y con ayuda, en caso de necesitarlo, a situaciones sociales puede ayudar a mejorar el bienestar combatiendo la soledad. Para esto, es importante conocer la red de apoyos sociales de cada persona y si tienen una interacción saludable entre sí.
- Valoración conductual
Algunas patologías, como por ejemplo las demencias, pueden conllevar la aparición de alteraciones conductuales asociadas como irritabilidad, agresividad, desinhibición, impulsividad o apatía entre otras. Saber identificar cuándo ocurren con mayor frecuencia e intensidad o ante qué situaciones aparecen es relevante para intentar evitarlas o minimizarlas según el caso.
- Historia de vida
Una información relevante a recoger por parte del psicogerontólogo es la historia vital, en ella la persona y/o sus allegados nos pueden hablar de los momentos más significativos de su vida, sus aficiones, las cosas que le gustan o aquellas que le desagradan, qué costumbres tiene, etc. Toda esta información aporta un contexto clave para interpretar los datos referidos a su funcionamiento cognitivo, emocional y social y plantear una intervención personalizada.
¿Qué aspectos son relevantes al diseñar una intervención psicológica?
Una vez obtenidos los datos de la valoración, es importante plantearse si la intervención va a estar enfocada en rehabilitar las capacidades alteradas a su estado previo, si éstas se van a compensar mediante el entrenamiento en estrategias específicas o si se van a sustituir empleando otras capacidades preservadas. En el caso concreto de las demencias, el objetivo de la intervención suele centrarse en mantener las capacidades existentes para intentar reducir su deterioro. En cualquier caso, el conocimiento de la historia de vida de la persona ayuda a mejorar la adhesión a la intervención psicológica.
- Intervención cognitiva
Para hacer esto, se diseñan programas de estimulación cognitiva que pueden ser generales (entrenando de manera global todas las capacidades cognitivas) o específicos (centrados en cada capacidad de manera concreta: Atención, memoria, lenguaje…). Esto puede trabajarse de manera individual o en grupo, siendo importante en este último caso que las dificultades de los integrantes sean lo más homogéneas posible y que el tamaño del grupo no sea muy amplio.
- Intervención emocional y conductual
En ocasiones será necesario realizar psicoterapia para ayudar a la persona a mejorar su bienestar emocional, en otros casos será más relevante realizar un acompañamiento ante procesos de duelo. El psicogerontólogo debe ser consciente de que es importante que las personas nos sintamos acogidas, esto sienta las bases para poder trabajar emociones básicas y más complejas. Por otro lado, especialmente cuando aparecen alteraciones conductuales, es importante realizar un trabajo con familias y/o cuidadores según el caso, para comprender el motivo de estas alteraciones y aprender a manejarlas adecuadamente.
Este último punto es muy importante, pues las alteraciones conductuales pueden llegar a ser un foco severo de ansiedad tanto para la persona que los sufre como para su entorno más cercano. Complementario a esta intervención, puede ser necesario realizar reestructuraciones ambientales como reducir la cantidad de estímulos del entorno, simplificar el ambiente, generar rutinas, etc. que aporten tranquilidad a la persona y le ayuden a minimizar las alteraciones lo máximo p
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