
El objetivo de estos investigadores ha sido desarrollar y evaluar la validez de contenido de una escala de buenas prácticas dirigida a profesionales que trabajan en residencias. Para ello se realizó una extensa revisión bibliográfica de las herramientas que evalúan las buenas y malas prácticas de los profesionales hacia las personas mayores. La escala está basada en la tipología desarrollada por Kayser-Jones, incluyendo cuatro subescalas:
- Personalización
- Humanización
- Ausencia de infantilización
- Ausencia de victimización
La validez de contenido fue analizada por un panel de ocho expertos y se utilizó el índice de congruencia de los ítems de Rovinelli y Hambleton para analizar la inclusión de los ítems en la subescala asignada para establecer su representatividad. La relevancia y claridad de los ítems se analizaron utilizando el método de comparación pareada.
El resultado final es una escala que incluye 56 ítems con niveles apropiados de congruencia, relevancia y claridad, cuyo uso permitirá a los profesionales detectar y desarrollar programas de concienciación e intervención que promuevan las buenas prácticas a personas mayores en instituciones. En esta línea, los autores de este estudio están desarrollando una segunda fase del proyecto basada en la detección e intervención de buenas prácticas en instituciones, fase que sigue abierta a centros interesados en colaborar.
La prestigiosa revista International Psychogeriatrics ha publicado el artículo ‘Development and assessment of the content validity of the professional good practices scale in nursing homes’, en el que se destaca la importancia de la atención cerrada en la persona, modelo que en los últimos años está proliferando en el campo de la Gerontología y que busca garantizar el ejercicio de los derechos de quienes precisan apoyos y preservar su dignidad, autodeterminación y estilo de vida.
Además, los investigadores de la Universidad CEU San Pablo destacan la formación de profesionales y la organización de las instituciones en la promoción de buenas prácticas como puntos clave para la prevención del maltrato a personas mayores, así como para garantizar la calidad de vida tanto de las personas mayores como de los profesionales.
De muy alta importancia y valor para su aplicación en residencias y en el trato habitual de los «trabajadores de la salud», (argentinismo), con los mayores: atención centrada en la persona y las cuatro subescalas. Dificultades: carencia de dinero y tiempo, las especialidades divididas se ocupan sólo de las dolencias propias de su campo, ausencia de enfoque global integral.