/p>La Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) es la tercera causa de muerte cardiovascular en España, tras el infarto de miocardio y el ictus, y cuenta con una gran prevalencia, de alrededor de 116 casos por cada 100.000 habitantes. Entre los que más la padecen en nuestro país se encuentran las personas mayores de 66 años, tal y como se puso de manifiesto durante el XV Fórum Multidisciplinar de Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) celebró en Madrid.
Los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de esta enfermedad son la inmovilización, el cáncer y la cirugía. Aunque también existen otros factores desencadenantes como el uso de anticonceptivos hormonales, el embarazo y los viajes prolongados. Sin embargo, “hay que tener en cuenta que en el 45% de los casos no se puede detectar un factor de riesgo identificable, tal y como advirte la doctora Ángeles Blanco, coordinadora del Grupo de Enfermedad Tromboembólica Venosa de la SEMI.
La Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) es la tercera causa de muerte cardiovascular en España y tiene una gran prevalencia, de alrededor de 116 casos por cada 100.000 habitantes

 
Las formas más frecuentes en las que se manifiesta la Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV) es la trombosis de las venas profundas de las piernas y el embolismo pulmonar. “En un porcentaje mucho menor podemos detectar trombosis en las venas de la pelvis, en la cava y en otras localizaciones más infrecuentes como en los senos venosos cerebrales o en las venas abdominales, como la vena porta o la vena mesentérica”, explica la especialista.
Precisamente, aunque la mortalidad por embolia de pulmón está disminuyendo en los últimos años, las hospitalizaciones por esta patología han experimentado un aumento en España. Este descenso en la mortalidad se debe a las técnicas diagnósticas con las que cuentan los profesionales sanitarios para detectar este proceso; además de la mayor eficacia de los tratamientos y el menor número de complicaciones de la enfermedad.
Por su parte, aunque el síncope es una de las formas en las que se manifiesta la ETV, según el Registro RIETE, tan solo un 15% de las embolias de pulmón se presenta de esta manera, por lo que “es necesario tenerla siempre presente ante un paciente que ha sufrido uno, para poder diagnosticarla y tratarla adecuadamente”, indica la doctora Ángeles Blanco.
La Enfermedad Tromboembólica Venosa se asocia con frecuencia a patologías muy prevalentes como la insuficiencia cardiaca, la descompensación de una bronconeumopatía crónica, el accidente cerebrovascular o el infarto de miocardio. También hay una estrecha vinculación con la insuficiencia renal ya que, según datos del Registro RIETE, “la insuficiencia renal aguda es un factor que determina la severidad de la embolia de pulmón y la mortalidad que puede llegar a ocasionar”, afirma la coordinadora del Grupo de Enfermedad Tromboembólica Venosa de la SEMI.
Además, la Enfermedad Tromboembólica Venosa está estrechamente relacionada con el cáncer, siendo muy prevalente en el enfermo oncológico. Ello se debe a que el propio tumor puede producir sustancias procoagulantes que provocan un estado de hipercoagulabilidad y que condiciona, en mucha ocasiones, la aparición de un evento trombótico. “Además, la cirugía oncológica, la quimioterapia, la radioterapia y el uso de catéteres centrales promueven también la formación de trombosis en el sistema venoso”, apunta la doctora Ángeles Blanco.