Conscientes del impacto que el diagnóstico de demencia tiene para los cuidadores de las personas afectadas, los expertos de Fundació ACE recomiendan tener en cuenta algunas indicaciones a la hora de afrontar esta tarea.

Se trata de 15 recomendaciones e ideas clave que se deben tener integradas para que el desarrollo de esta asistencia a personas con Alzheimer y otras demencias suponga una menor carga psicológica facilitando, así, su gestión.

La Fundació ACE recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Aceptar el avance progresivo de la demencia y la ausencia de cura. Aunque algunos medicamentos y tratamientos pueden frenar temporalmente la progresión de este tipo de enfermedades y reducir algunos de sus síntomas, aún no existe un tratamiento.
  2. Comprender que muchos de los trastornos de conducta asociados al Alzheimer y otros tipos de demencia no tienen tratamiento específico.
  3. Entender qué actitudes, creencias y comportamientos anómalos son síntomas de la propia enfermedad, al igual que los problemas de memoria.
  4. Ser consciente de que estos síntomas son involuntarios.
  5. No intentar razonar con la persona para cambiar su comportamiento. La resolución de los trastornos de conducta no depende de la explicación de los mismos.
  6. Es importante observar en qué situaciones aparecen los trastornos de conducta, los factores o hechos que los fomentan y, así mismo, cuando desaparecen.
  7. Intentar no tomarse el comportamiento de la persona con demencia como una agresión personal: no lo hace a propósito ni con la intención de molestar.
  8. Ofrecer ayuda sin invalidar o menospreciar. La necesidad de ayuda será cada vez mayor a medida que la persona vaya perdiendo su autonomía.
  9. Aceptar los cambios que vayan ocurriendo. Las personas con demencia cambian gradualmente con el avance de la enfermedad y también lo hacen sus necesidades.
  10. Prever problemas y situaciones futuras de cara a poder anticipar y planificar posibles soluciones ante los cambios que irán apareciendo y las necesidades que surgirán.
  11. Normalizar los sentimientos: comprender que en el curso de la enfermedad pueden aparecer alteraciones en el comportamiento y esto provocar en el cuidador malestar y sentimientos contradictorios hacia la persona con demencia.
  12. Tener presente qué tipo de decisiones puede (o no) tomar la persona con deterioro cognitivo.
  13. Organizar los asuntos legales y financieros tan pronto como sea posible después del diagnóstico. De esta manera se podrá conseguir que, en la medida de lo posible, la persona afectada pueda participar en las decisiones que se tomen.
  14. Preparase para tomar decisiones en lugar de la persona con demencia teniendo en cuenta cuál era su voluntad previa.
  15. Es importante tener la capacidad de reconocer el impacto físico y emocional que supone cuidar de un familiar con demencia y aceptar que es imprescindible buscar un acompañamiento adecuado para no hacerlo en solitario.