La salida progresiva, la comunicación de los sentimientos de tristeza por las pérdidas ocurridas y una autoexigencia adecuada al ritmo de cada persona son tres cuestiones fundamentales a tener en cuenta en este momento de confinamiento de la epidemia de COVID 19, tal y como se indica en el Documento “Cuando la cuarentena termine” elaborado por el Grupo de Psicología del Envejecimiento de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).

Con este documento, desde la SEGG se quiere ofrecer asesoramiento y orientación a las personas mayores y a quienes se ocupan de su cuidado para que la vuelta a la actividad anterior al confinamiento se realice de la manera más positiva. Y es que para muchas personas este periodo de crisis iniciado con los primeros casos detectados de COVID-19, hasta el fin del estado de alarma con el confinamiento de la población en sus domicilios y centros gerontológicos, ha sido un momento crítico de pérdidas (no sólo personales), altamente estresante, que no finaliza al decretarse el fin del estado de alarma.

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El abandono del confinamiento por parte de las personas mayores debe ser progresivo, ya que no significa que la enfermedad haya desaparecido y hay que evitar nuevos contagios

En este sentido, el abandono del confinamiento debe ser progresivo, ya que no significa que la enfermedad haya desaparecido y hay que evitar nuevos contagios. Tal y como apuntan desde la SEGG, la salida de esta cuarentena será un salto en cuanto a los hábitos adoptados durante este periodo de aislamiento, por lo que muchas personas mayores pueden sentirse confusos al inicio, especialmente las que sufren deterioro cognitivo.

«Puede ser que tengamos sentimientos encontrados de querer rehacer nuestra vida, tal y como la vivíamos antes del confinamiento en los domicilios, y el temor al contagio o la enfermedad, pero ver al resto de personas salir y recuperar aparentemente su normalidad debe tranquilizarnos, al ser una muestra de que poco a poco se van reestructurando los servicios», señalan los especialistas del Grupo de Psicología del Envejecimiento de la SEGG.

Este documento indica que las personas mayores se encontrarán en una realidad compleja a nivel físico, cognitivo y emocional, pero en especial puede resultar complicada para aquellas personas que perdieron a uno o a varios seres queridos durante este periodo. Si persisten sentimiento de tristeza y negativos durante mucho tiempo es aconsejable pedir ayuda profesional.

Reincorporación paulatina a su vida anterior

Para esta reincorporación paulatina a su vida anterior las personas de edad avanzada deben tomarse el tiempo adecuado para adaptarse a la nueva situación, deben permitirse expresar las emociones y comprender que hay personas que lo vivirán de forma distinta. «Ha sido una situación nueva, sin referencias, jamás vivida y que cada uno la afronta en función de sus capacidades, creencias o pensamientos», afirma la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Esto se debe tener en cuenta especialmente al afrontar que las actividades o las compañías en las actividades habituales pueden cambiar. Es importante facilitarles toda la información posible sobre el inicio de actividades, talleres… y retomar las relaciones que tenían anteriormente.

Según los autores del Documento “todos hemos permanecido en casa durante un tiempo considerable que ha creado nuevos hábitos en nosotros y que ha cambiado nuestras costumbres. Durante los primeros días, ten en cuenta este cambio y permítete adaptarte a la nueva situación y aunque te apetezca volver a todas tus actividades que ya realizabas, incorpóralas poco a poco, en cuanto a intensidad y duración, de forma que no fuerces de más tu cuerpo y mente.

La vuelta a la normalidad también debe suponer retomar el ejercicio físico de forma gradual, ejercitar la memoria para sentirse más activos, reservar tiempo para uno mismo y planificar descansos. Además, la salida del periodo de alarma puede significar la vuelta o ingreso en un centro gerontológico para personas con deterioro cognitivo, y conviene preguntar a esas personas por sus deseos, ya que han podido cambiar durante el confinamiento, y aportar mucha información sobre los posibles cambios que se va a encontrar, “sobre la disposición en la que se organizarán los residentes durante la rutina diaria, así como durante las horas de descanso, y también sobre el cumplimiento de las medidas preventivas sanitarias”. Hay que ayudar a la persona a expresar y compartir sus miedos e inseguridades.