Uno de cada tres pacientes agudos de COVID-19 puede presentar disfagia orofaríngea como consecuencia de la intubación o la utilización de sistemas de respiración asistida, por las complicaciones de una neumonía o insuficiencia respiratoria o en pacientes ancianos que presentan una fragilización acelerada causada por la enfermedad.

Así se pone de relieve en una guía básica para evaluar y tratar la disfagia orofaríngea (DO) en pacientes con infección o posible infección de COVID-19 elaborada por el Hospital de Mataró (Barcelona) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Hepáticas y Digestivas (CIBERehd) del Instituto de Salud Carlos III.

La disfagia orofaríngea es un trastorno de la deglución que puede conllevar diversas complicaciones como una neumonía aspirativa, mayor riesgo de infecciones respiratorias, deshidratación o malnutrición. Los especialistas señalan la importancia de detectar y tratar la disfagia y la malnutrición en las personas con COVID-19 para evitar sus consecuencias negativas en la recuperación, tanto en los pacientes hospitalizados como en aquellos dados de alta.

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El Hospital de Mataró y el CIBERehd ha elaborado una guía básica para evaluar y tratar la disfagia orofaríngea en pacientes con infección o posible infección de COVID-19

Y es que dos frecuentes alteraciones que se han observado en los pacientes ingresados por COVID-19 son la disfagia (o problemas en la deglución) y el riesgo nutricional/malnutrición, que ocasiona una gran pérdida de peso y puede comprometer aún más su estado inmunitario.

El informe señala los tres tipos de pacientes que pueden verse afectados por este trastorno a raíz de padecer COVID-19. Se trata de aquellas personas que se encuentran o se han encontrado ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI) con disfagia orofaríngea asociada a la utilización de ventilación mecánica o intubación, así como por haber recibido una traqueotomía o alimentación mediante tubos nasogástricos. También se incluyen pacientes con insuficiencia o infecciones respiratorias o neumonías donde es necesario la ventilación mecánica no invasiva de altas cantidades de oxígeno y, por último, pacientes que han superado la fase aguda del virus y han abandonado el hospital.

Para prevenir una posible malnutrición la guía también recomienda analizar el estado nutricional del paciente. Los especialistas han comprobado que tras 48 horas de ingreso en la UCI aumenta el riesgo de malnutrición, por lo que sugieren la incorporación de dietistas y nutricionistas para evaluar el estado del paciente y proporcionar una terapia nutricional individualizada.

El informe del Hospital de Mataró y el CIBERehd indica que durante la pandemia de COVID-19 se recomienda emplear estrategias compensatorias siguiendo el procedimiento de intervención masiva mínima en caso de aparición de disfagia orofaríngea. Con respecto al paciente, este debe encontrarse en estado consciente, en situación respiratoria estable y con un cociente presión arterial de oxígeno/fracción inspiratoria de oxígeno (PaO2/FiO2) óptimo.

En caso necesario de exploración, esta se debe realizar empleando el método de exploración clínica volumen/viscosidad, que orienta de forma segura y eficaz sobre la viscosidad y el volumen del bolo óptimo que cada paciente puede deglutir si sufre o tiene riesgo de presentar disfagia orofaríngea. Para ello, es preciso retirar las mascarillas o máscaras de oxígeno, y emplear cánulas nasales para la terapia de oxígeno, siempre utilizando un oxímetro de pulso para monitorizar las constantes vitales del paciente durante la prueba.

La guía también recoge algunos consejos a seguir durante las comidas. Se recomienda una postura erguida y, si la situación clínica lo permite, se pueden retirar las mascarillas, máscaras de oxígeno y colocar cánulas nasales.

Conviene facilitar la hidratación utilizando líquidos con una óptima viscosidad, y también puede ser necesario modificar la textura de los alimentos y aumentar su contenido nutricional para adaptarlos a las necesidades de cada paciente, tanto para favorecer su deglución como para aumentar el aporte calórico, proteico y su palatabilidad, para de esta forma suplir las posibles necesidades que se hayan visto aumentadas tras la enfermedad o ingreso hospitalario.

Así mismo, se debe promover la alimentación autónoma y, en caso de que no sea posible, el personal debe llevar equipos de protección individual y pantallas protectoras transparentes entre él y el paciente a la hora de aproximarse para ayudar en la toma de alimentos. En el caso de las traqueotomías, sin embargo, el estudio indica que estos pacientes no deben ser alimentados oralmente. Además, algunos suplementos nutricionales permiten a los pacientes con trastornos de deglución o disfagia una alimentación e hidratación más segura y eficaz, evitando o disminuyendo el riesgo de broncoaspiración, desnutrición y deshidratación.