Con temperaturas elevadas propias del verano, y la obligatoriedad de llevar mascarilla para evitar posibles contagios por coronavirus, este verano está siendo uno de los más sofocantes de los últimos tiempos, por lo que las personas mayores se han convertido en el grupo más vulnerable y de mayor riesgo a la hora de sufrir golpes de calor, deshidratación o fatiga.

En este sentido, ir a la playa o dar un simple paseo puede desencadenar alguno de estos episodios que, sin embargo, se pueden evitar fácilmente si se siguen las siguientes recomendaciones, según comente David Curto, responsable de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores:

• Hidratarse de forma frecuente, incluso aunque no se tenga sed
• Mantenerse protegido de la exposición al sol y utilizar cremas protectoras para la piel, gafas de sol y un sombrero para cubrir la cabeza
• Consumir más cantidad de frutas (rica en agua y azúcares) y verduras
• Usar ropa blanca o de colores claros, con tejidos ligeros (preferiblemente lino y algodón) que dejen transpiran el sudor
• Evitar salir a la calle en las horas con más altas temperaturas(entre las 11h y las 17h)
• Permanecer en zonas con corrientes, frescas y a la sombra

También es importante refrescar la casa, cerrando ventanas y persianas en las horas de máximo calor y volver a abrirlas a última hora de la noche, cuando bajan las temperaturas. Con aire acondicionado todo es más sencillo, pero no debe ponerse a una temperatura excesivamente baja (nunca por debajo de los 22 grados).

A pesar de tener en cuenta todas estas recomendaciones, el responsable de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores advierte que lo mejor es estar atentos a aquellas señales que pueden convertirse en la voz de alarma de que algo no funciona bien entre los más mayores:

• El aumento de la temperatura corporal
• Cansancio injustificado
• Somnolencia
• Dificultades respiratorias
• Diarrea
• Desmayos y caídas